Nacional
Por Agencias
Publicado el domingo, 26 de marzo del 2017 a las 09:05
Ciudad de México.- La tuberculosis es una enfermedad que se creía ya erradicada, recordada tal vez por algunas películas de antaño o de alguna campaña de la Organización Mundial de la Salud (OMS), e incluso puede sonar conocida debido a que la mayoría de la población en el mundo está vacunada contra ella.
Sin embargo, esta enfermedad está catalogada como un problema de salud pública en México y otros países. De hecho, está entre las 10 principales causas de mortalidad en todo el planeta de acuerdo a la OMS.
Y es que mientras los ojos, la atención y la prevención están sobre los casos de influenza, la tuberculosis silencionsamente ha venido repuntando en el país, a pesar de haber estado a punto de extinguirse. Conocida como la enfermedad “de los pobres”, esta infección brotó en entidades como Chiapas –por el nivel de pobreza–, Tijuana y Baja California, siendo estos últimos algunos de los estados más afectados por la migración.
Parte de lo alarmante de un brote de tuberculosis, es que en países como el nuestro, va acompañado de desigualdad social, grave desnutrición, políticas públicas ineficaces y falta de recursos.
Así, Tijuana es una de las entidades con focos rojos, pues ahí habita una de cada 10 personas con tuberculosis de la República Mexicana. Las crisis migratorias de los últimos años son un factor determinante para el desarrollo de estos casos. Margaret Chan, directora general de la OMS, declaró que “la discriminación y otras barreras impiden que muchas de estas personas obtengan los servicios que tanto necesitan”.
No sólo eso, Médicos Sin Fronteras (MSF) reveló que menos del 5% de las personas tuberculosas resistentes a los medicamentos, reciben nuevas terapias. La tuberculosis termina con la vida de 5 mil personas cada día, es decir alrededor de 10.4 millones al año. Y un tercio de las personas infectadas (4.3 millones) no están diagnosticadas.
MSF informó que los enfermos que reciben tratamiento para la tuberculosis resistente a los medicamentos siguen regímenes más antiguos y más tóxicos que sólo curan el 50% de los casos. Además, estos tratamientos tienen efectos secundarios graves que van desde la sordera a la sicosis.
“Resulta muy desalentador que con cientos de miles de personas viviendo con la mortal tuberculosis resistente a los medicamentos, sólo 4 mil 800 personas hayan accedido el año pasado a los dos nuevos fármacos que podrían aumentar drásticamente las vidas salvadas”, subrayó Isaac Chikwanha, asesor de Tuberculosis de la Campaña de acceso a medicamentos de MSF.
Jennifer Hughes, doctora especializada en tuberculosis que forma parte de MSF, enfatizó que los esfuerzos para aumentar el acceso a estos nuevos fármacos se han movido a un ritmo glacial. Sólo el 1% de quienes podrían beneficiarse de la Delamanida la están recibiendo en Sudáfrica hoy en día; y la mayoría se concentra en un sólo centro.
Pero el primer gran problema es que las farmacéuticas ni siquiera están registrando nuevos fármacos en algunos de los países más afectados; el segundo gran obstáculo es su alto precio. “Tanto Janssen como Otsuka deben acelerar urgentemente el registro de sus medicamentos en los países que soportan una alta carga de tuberculosis y establecer un precio asequible”, dijo Chikwanha.
Círculo vicioso
Además de la migración, la pobreza, la mala vivienda y saneamiento, la tuberculosis es un fenómeno agravado por otros factores de riesgo como tabaco, alcohol, VIH y diabetes, los cuales aumentan la prevalencia de que las personas puedan contraer esta enfermedad.
Y es que la tuberculosis afecta a varios órganos del cuerpo –principalmente a los pulmones–, ya que se transmite a través del aire. Un tercio de los infectados no tiene un diagnóstico o tratamiento de esta enfermedad prevenible y curable.
Jóvenes vulnerables
Los inmigrantes con tuberculosis son más jóvenes, tienen mayor prevalencia de formas extrapulmonares, mayor proporción de casos de resistencia y tasas de abandono de tratamiento superiores a los autóctonos.
Las nuevas técnicas moleculares, además de reducir el tiempo de demora diagnóstica, permiten la identificación rápida de resistencias y mejoran el conocimiento de los patrones de transmisión.
Al desagregar los registros de la SSa por grupos de edad, se encuentra que las personas en mayor condición de vulnerabilidad ante la tuberculosis son, como ya se había señalado, las personas en edad productiva. Del 2000 al 2010, el grupo en que se concentró el mayor número de casos nuevos es el que va de los 20 a 29 años, pues en el periodo considerado sumaron 18.12% del total.
En segundo lugar el grupo de 31 a 40 años, entre quienes se concentra el 16.85% del total de los casos contabilizados en el periodo señalado. Casi en el mismo nivel se ubican quienes tienen entre 41 y 50 años, grupo en el cual se registra el 16.6% de los casos de la última década.
El panorama en los estados
Desde la perspectiva territorial es importante destacar que, según los datos de la Secretaría de Salud (SSa), la mayoría de los casos de tuberculosis se presentan en municipios que combinan tres características fundamentales; tienen niveles altos de marginación; tienen una alta o importante presencia de población hablante de lengua indígena; y presentan altos niveles de migración, tanto interna como internacional.
Desde esta perspectiva vale la pena destacar que sólo tres entidades del país concentran el 25% del total de casos contabilizados en el país desde el año 2000. Veracruz, Baja California y Chiapas son estados con la mayor incidencia.
Tamaulipas, Guerrero y Nuevo León suman casi el 19% del total de los casos, mientras que la Ciudad de México, Jalisco, Estado de México, Oaxaca, Sinaloa y Sonora aportan el 17% de los casos en el país.
Prevención y riesgos
El contagio de la tuberculosis se da por contacto directo con la saliva de una persona infectada por el virus que genera la enfermedad. La tuberculosis primaria es asintomática o bien su cuadro sintomatológico es similar a padecimientos de las vías respiratorias superiores, lo que dificulta su adecuado diagnóstico y tratamiento oportuno.
De acuerdo con la SSa, una persona que es portadora de los bacilíferos de la tuberculosis, puede contagiar entre 10 y 15 personas por año, por lo que es indispensable no bajar la guardia en las campañas de prevención y generación de hábitos deseables, pues lavarse las manos con agua y jabón al menos tres veces al día, así como lavar adecuadamente los utensilios de cocina, el uso de cubrebocas cuando se presentan signos de infecciones respiratorias, y el uso constante de geles desinfectantes, puede evitar hasta en 80% los contagios que se registran anualmente.
Es necesario implementar medidas que mejoren la cumplimentación del tratamiento de este grupo de población como el uso de pautas fijas de tratamiento, el empleo de mediadores y agentes comunitarios de salud, facilitar el acceso a la tarjeta sanitaria y la gratuidad de los fármacos.
Tijuana, zona de contagio
A pregunta expresa sobre las causas de una alta incidencia de tuberculosis en Baja California, el secretario de salud en aquella entidad, Guillermo Trejo Dozal, sostuvo que el fenómeno migratorio es su motivo fundamental. “Aquí llegan migrantes de todo México y de Centroamérica. Y ahora se suman los haitianos y los africanos. Otros factores son la drogadicción y que la gente llega con su sistema inmunológico bajo, ya sea por diabetes o por ser VIH positivos”, expuso. El titular de la dependencia agregó que las duras medidas migratorias expuestas por el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, agravarán aun más la incidencia del padecimiento. “Aquí en el estado tenemos el deshonroso primer lugar en tuberculosis, pues de los alrededor de 22 mil nuevos casos registrados a escala nacional, más de 2 mil se detectaron aquí”, sostuvo. “Por lo pronto, según los últimos reportes, a esta zona fronteriza ya han llegado alrededor de 3 mil 500 haitianos”, agregó. Trejo Dozal indica que si Baja California tiene la mayor incidencia nacional de tuberculosis, Tijuana la concentra, a su vez, en el estado y, por consiguiente, en el país, la media en México es de 16 casos por cada 100 mil habitantes, mientras que en Baja California se eleva a 57 y en Tijuana se dispara a 74. “Tijuana es nuestro principal dolor de cabeza, sobre todo su zona del ‘bordo’, famosísima por su hacinamiento de migrantes y sus problemas de drogadicción”, destacó.
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