Espectáculos
Por Agencias
Publicado el viernes, 2 de septiembre del 2016 a las 00:30
La Nación | Estados Unidos.- A 37 años de su publicación, la novela de Michel Ende debe gran parte de su popularidad a la versión cinematográfica de 1984. Al hecho de que al autor jamás le gustó el resultado de la adaptación se suma un curioso mito de Internet.
Dirigida por Wolfgang Petersen y basada en la novela de Michel Ende, la historia que cumple este jueves 37 años, registraba de la mejor manera posible el extraordinario texto del alemán que poco a poco fundía dos tramas: la de Bastián Baltazar Bux, el lector del misterioso libro “La historia interminable” y la del protagonista de esa aventura, el guerrero Atreyu.
Si bien la adaptación de la novela no le gustó a Ende, la película fue un exitazo de su época y generó una amplia literatura de mitologías asociadas. La principal dice que en la dramática escena en que Atreyu y su caballo Artax quedan atrapados en el “Pantano de la tristeza”, hundiéndose lentamente a medida que pierden las esperanzas, el caballo-actor efectivamente moría ahogado.
“En rigor”, la ilusión de hundimiento de la pareja animal consistía en que una trampilla y un elevador bajaban a través de una piscina que emulaba el pantano. En el proceso, el actor Noah Hattaway sufrió el atrapamiento de una de sus piernas en la plataforma y su pierna quedó atrapada en el elevador y fue arrastrado pantano abajo más de la cuenta hasta perder el conocimiento, recordó el actor tiempo después junto a otro par de accidentes en los que se cayó de un caballo y casi pierde un ojo en la pelea contra el lobo vampiro Gmork.
La conflictiva escena que tardó 4 semanas y varios meses de entrenamiento para el caballo protagonista que debía acostumbrarse a quedar sumergido en el barro, se transformó con el tiempo en el mito de que el animal había quedado atrapado en la maquinaria y había muerto en la filmación, lo que le agregaba un halo de drama mayor a la escena más triste de la película.
Algunas leyes del mundo cinematográfico de entonces no eran tan draconianas como ahora, entonces parecía plausible imaginar esa teoría. Pero el propio Hattaway desmiente la situación cada vez que puede al ser entrevistado o invitado a convenciones de fans. Contrario a lo que indica el rumor de la web, la Internet Movie Database, recoge no solo la falacia, sino que agrega que tras el rodaje de la película, la producción de la película le regaló el caballo a Hattaway (quien es descendiente de indios Mohawk y un gran jinete), pero que los trámites de cuarentena, esterilización y transporte exigidos en América lo hicieron imposible y el caballo Artax se quedó en Alemania. La familia del niño actor siempre argumentó que los honorarios que debió obtener el joven nunca se cumplieron del todo.
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