Nacional
Por El Universal
Publicado el sábado, 6 de junio del 2009 a las 17:51
México.- No hubo quien no lamentara la tragedia de la guardería ABC de la colonia “Y-Griega”, un barrio del sur de la ciudad, donde habitan familias de la clase media y media baja.
En esta ciudad nadie imaginó que el viernes 5 de junio quedaría en la historia por ser el día que la ciudad completa lloró.
No hubo quien no lamentara la tragedia de la guardería ABC de la colonia “Y-Griega”, un barrio del sur de la ciudad, donde habitan familias de la clase media y media baja.
El pesar es general, nadie habla de otro tema que no sea el de los niños que fallecieron en dicha estancia infantil, que ardió en llamas y que además sufrió derrumbes producto del calentamiento de débil construcción.
Era una tarde normal de viernes, la gente se encontraba relajada por la llegada del fin de semana; un poco menos de calor que otros días, solamente el termómetro marcó los 40 centígrados.
Nadie imaginaba que sobre el Periférico Sur y la calle Mecánicos ocurriría la tragedia más grande que los hermosillenses recuerden: la muerte de al menos 31 niños y varios lesionados por el incendio de la estancia infantil subrogada por el instituto Mexicano del seguro Social.
Alrededor de las 15:00 (tiempo de Sonora) las sirenas empezaron a escucharse por doquier. Iban y venían, mientras que alrededor de las instalaciones de la guardería ABC todo era caos, gritos, desesperación, dolor.
Las ambulancias de cruz roja, servicios estatales de salud y del seguro social no paraban de trasladar niños lesionados. Probablemente algunos ya iban muertos, nadie lo ha confirmado o negado hasta el momento.
Todo era incertidumbre, desinformación, solo gritos de angustia y dolor. Hasta que lejos de ahí, en Arizona, el Gobernador, Eduardo Bours, quien cumplía con una reunión de trabajo con su homóloga de esa entidad de Estados unidos, Jan Brewer dio la noticia: “Queremos pedirles sus plegarias por una tragedia que hace un momento ocurrió en Hermosillo. Una guardería del seguro social se incendió y varios niños murieron”.
La noticia conmocionó a todos. En Hermosillo, donde todo era desinformación, se confirmó lo que nadie quería saber.
Los hospitales se llenaron de personas, de padres de familia que llenos de angustia buscaban a sus hijos, a esos pequeños que muy temprano tuvieron que dejar en ABC para poder ir a trabajar.
Varios niños ya habían muerto y los demás no podían ser identificados, pues su edad, de entre 11 meses y 4 años les impedía hablar, decir quiénes eran.
Por eso, el miedo se apoderó de cientos de personas. En el momento del incendio había alrededor de 150 niños en la estancia.
La ciudad entró en shock, algunos no sabían qué pasaba, pero presentían una tragedia, pues la sirenas no cesaban, se oían por todas partes.
Los datos empezaron a fluir antes de las 4 de la tarde. El número de víctimas empezó a crecer: Primero fueron 15, luego se habló de 17, después de 29 y luego de 31.
Igual crecían los lamentos y la gente que lloraba desconsolada esta tragedia.
Nada parecido, nada igual se había escrito en esta ciudad: Niños inocentes, de entre 11 meses y 4 años de edad, que fueron víctimas de un accidente, que se combinó con negligencias y la incapacidad de reaccionar rápidamente.
La tragedia ya está en la mente de los hermosillenses, ya está en la historia, será la tarde que Hermosillo lloró.
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