Espectáculos
Por Agencias
Publicado el miércoles, 3 de febrero del 2016 a las 22:33
Posta | Ciudad de México.- El controvertido piropo mexicano, esa frase ingeniosa y pícara que algún atrevido suelta de viva voz hacia alguna indefensa transeúnte. En la calle, en el transporte y casi siempre en un lugar público, el piropo es ese versito adulador que, forma parte de la cultura mexicana del cortejo.
El cine de la Época de Oro, hizo muestra de este tipo de expresiones, diferentes expresiones del amor romántico muy a la mexicana que en las calles, exclaman a diario.
Las generaciones que pertenecieron a los años dorados del cine mexicano, fueron formadas por estas escenas que mostraban imágenes cotidianas que hacían gala de la valentía del macho y la diva mexicana; estereotipos de hombres y mujeres que ensalzaron este tipo de expresiones.
La belleza femenina mexicana, de una manera conveniente, consistía en un ser sublime pero inferior, bella pero intelectualmente inferior, altiva pero débil, estigmas que hasta hoy, pesan sobre las mujeres contemporáneas.
A su vez, el estereotipo del hombre fue el del “macho” que hacían gala de mujeriego, pero conquistador; enamorado, pero desprendido: Pedro Infante, Pedro Armendáriz y Mauricio Garcés, fueron figuras icónicas del típico macho que debía cortejar y dejarse dominar por el amor pero no por una mujer.
En contraste, la mujer mexicana, a lo sumo se mostraba empoderada bajo un pseudo “feminismo” al estilo de María Félix y sus frases: “A un hombre hay que llorarle tres días… al cuarto te pones tacones y ropa nueva”.
Para terminar, diremos que a diferencia, el cine de la época dorada conquistó con la imagen de amor romántico, pícaro, de borrachera y cantos al son de una ranchera; veámoslos así, como una muestra de una historia del amor a la mexicana, derroche de pasión, con el que podemos jugar a ponernos en el papel de un “macho” o bien, de una “diva” del cine mexicano.
Aquí les dejamos estas frases en forma de piropos, lanzadas al aire o pequeños versos del cine de oro que nunca se nos olvidarán.
“Calabacitas tiernas, ¡Ay, qué bonitas piernas!”. –Tin Tan
“Y si vivo cien años, cien años pienso en ti”. –Pedro Infante
“¡Qué bonitos ojos tienes! qué lástima que tengan dueño”. –Corrido mexicano, Pajarillo barranqueño
“Claro que quiero ser el hombre de tus sueños…. pero para eso, ya duérmete mamacita”. –Mauricio Garcés
“Ay, mamacita linda, si como lo meneas lo bates, qué sabroso chocolate!”. –A María Félix en la película “La Valentina”
“Una mujer hermosa de espíritu, nos hace abrir los ojos a la vida, aunque estemos ciegos de nacimiento”. –Mauricio Garcés
“Yo te quiero más que a mis ojos, pero quiero más a mis ojos porque mis ojos te vieron”. –Pedro Infante en Tizoc
“¡Ay, trompuda, si me muerto ¿Quién la besa?!”. –Pedro Infante
“No se chivié, niña, no se chivié porque salimos perjudicados”. –Fernando Soto “Mantequilla”
“¡Por ver otra vez ese chamorro, me aguantaría hasta una cachetada!”. –Pedro Armendáriz
“Qué lástima que no me entiendas güerita pelos de elote, porque te iba decir que estás requetebuena pa’ mamá de mis chamacos”. –Pedro Infante
“Precisamente porque la quiero, la hago sufrir”. –Pedro Aguilar
“Dicen que soy mil amores nada más pa’ exagerar, pues no pasan de 800 los que puedo yo contar, ya no sea tan desconfiada y déjeme demostrar, que lo que dice la gente lo dice por molestar…”. –Pedro Infante
Algunas clásicas de Pedro Infante:
“A su edad chamaca, el corazón es como una esponja, basta con apretarlo un poquito, para que se le salga todo”
“Eres como la sandia, tienes lo verde por fuera, si quieres que otro te goze pídele a Dios que me muera”
“Me gusta verte de noche, pero nunca de mañana ha de ser por lo que sueñas pero temprano me sabes como a mezcal sin botana…”
“Otra como ella… ‘pos de ‘onde! … cuántas ganas tengo de no tener ganas de lo que tantas ganas tengo”
Y unas más de Tin Tan para recordar:
“Una señorita tan señora como usted, merecería ser señorita, señora”
“A mí me gustan, tiernitas, como las Calabacitas”
“Ay amor, cómo me has ponido todo flaco y entelerido. Estoy herido, estoy herido”
“Cuando la veo, siento que se me hace un nudo en la garganta, siento que se me aguangan las piernas, me siento lacio, lacio, se me seca la garganta y empiezo a oír una música tan bonita (…) como usted.”
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