‘En el tiempo de Cuaresma que iniciamos,esforcémonos por convertirnos, abriendo nuestra vida cada vez más a Dios’.
Benedicto XVI
Comenzamos la Cuaresma. Y para los católicos es un tiempo de mirar hacia adentro. De renovar el alma y de acercarnos a Dios. Un tiempo en el que nos disponemos a ir hacia adentro y remover lo que nos resta en el corazón.
Hoy quisiera invitarte a tomar este tiempo para limpiar el corazón.
No podemos comenzar esta Cuaresma con las mismas actitudes.
No podemos dejar que se nos endurezca el corazón ante tanta gente sufriendo.
No podemos vivir sin mirar al cielo, agradecer nuestras vidas, nuestra propia cruz, y acompañar a Jesús estos cuarenta días con nuestras incomodidades y dificultades.
¿Cómo podemos vivir esta Cuaresma renovando el corazón?
1. Disponte. Acércate y busca un encuentro personal con Dios. Acércate a tu templo, a ese sacerdote o persona que te ayuda a escucharlo, regresa a ese lugar donde sólo tú sabes que puedes estar a solas con él. Y en una hoja de papel escribe tres cosas: qué le agradeces, qué te preocupa y qué deseas entregarle esta Cuaresma. Dale un lugar en tu presente.
2. Esfuérzate por definir un propósito que forje tus debilidades y te haga crecer en la voluntad. Puede ser un propósito dirigido hacia una virtud a conquistar: ser más puntual, eliminar tal vicio, ser más presente, pasar más tiempo de calidad, ayunar de criticar. Ofrécelo para acompañar a Jesús y vencerte en el día a día. No tienes que ofrecer grandes cosas, Dios está en lo sencillo de cada día, y esas cosas aunque parezcan pequeñas para ti, para Él son genuinos actos de amor.
Elige ese propósito que te lleva o te exige a ser una mejor versión de ti para Dios.
3. Pon a ejercitar un corazón perdonador. Haz una lista de las personas por las que sientes algún rencor o resentimiento, escribe lo que te duele o ha dolido, y entrégaselo a Dios en el Santísimo. Un corazón perdonador es un corazón suavizado por el amor de Dios. Sólo Él que supo perdonar a sus traidores, puede cambiar nuestro corazón de piedra por un corazón de carne.
4. Busca ser misericordioso con los que te rodean. ¿Cómo? Amándolos en cosas concretas. Escucha, mira a los ojos, ayuda a quien te pide ayuda, regala de tus cosas, de tu tiempo, de tu persona.
5. Date silencios. Silencia el corazón para poder escuchar la voz de Dios. Para poder intuir qué te hace bien y qué no, en dónde si y en dónde no te quiere. Busca hacer silencios para poder escucharle. Date tiempo de silenciar tu corazón y dedicar unos minutos al Crucifijo, decídete a acompañarlo en este camino de la Cruz, de acompañar a su Madre en su sufrimiento con tu sufrimiento y con todo lo que habita en ti.
Estas semanas son una oportunidad para vivir una verdadera reconciliación espiritual. Para darte tiempo de perdonarte a ti mismo y de perdonar a los demás, suelta ese rencor, ese resentimiento, ese “yo esperaba, me merecía, si hubiera sido” y perdona eso que no te deja sentir la paz.
Cómo vivir una Cuaresma renovada depende de ti. De disponer el corazón, de renovar actitudes, de querer tener un corazón nuevo: alegre, positivo, generoso, genuino, auténtico. Un corazón que arda por amar y que sea agradecido. Un corazón que ame en lo grande y en lo pequeño. Un corazón que ofrezca lo grande y lo pequeño.
No dejes que esta Cuaresma pase desapercibida en tu vida y pídele a Dios renueve y cambie ese corazón de piedra endurecido por las heridas, por un corazón abierto para amar y compartir.
Más sobre esta sección Más en Coahuila