En el vigésimo quinto aniversario de la prueba PISA (Programme for International Student Assessment), que se conmemora este año (2025), resulta oportuno evaluar el desempeño de México. El presente artículo presenta un breve recorrido histórico sobre la participación de los estudiantes mexicanos en esta competencia académica.
En el modelo económico capitalista del siglo 21, una de sus características más visibles ha sido la influencia sobre las preferencias y los gustos de los consumidores, especialmente en el mundo occidental. Esta tendencia hacia la homogenización suele ignorar las diferencias regionales, culturales y de desarrollo en comparación con los países hegemónicos. Alcanzar una uniformidad económica ha demostrado ser más rentable en muchos casos.
El sector educativo, aunque con particularidades locales, también se ve influido por estas dinámicas globalizadoras. Un ejemplo es la prueba PISA, una evaluación internacional que limita su alcance a tres competencias: lectura, matemáticas y ciencias, dejando de lado otras dimensiones importantes como las artes y las habilidades socioemocionales, incluyendo la motivación y el trabajo en equipo. Sin embargo, México no puede abstraerse de las demandas del sistema educativo global ni de sus tendencias, ya que no opera como una autarquía económica.
Por ello, es fundamental que las autoridades competentes consideren, en la formulación de políticas públicas educativas, los resultados obtenidos en la prueba PISA desde su inicio en el año 2000. Esto permitiría identificar y corregir las deficiencias en el aprendizaje de los estudiantes, fortaleciendo un sistema educativo más competitivo y alineado con las exigencias internacionales. Tras 25 años de participación (2000-2025), es posible realizar un análisis detallado del desempeño del país en esta evaluación internacional.
La prueba
Es presentada por estudiantes de 15 años, independientemente del nivel académico que cursen, residentes en los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), aunque también han participado otras naciones invitadas a la justa académica.
La OCDE designa un panel de expertos en educación, encargado de diseñar los reactivos de la prueba, con el objetivo de medir las capacidades y habilidades esenciales para comprender, interpretar y analizar los textos que leen; evaluar el razonamiento matemático, y examinar el conocimiento científico, así como su aplicación en la resolución de problemas relacionados con el mundo natural. El examen PISA se aplica cada tres años, permitiendo que la fase entre pruebas sea aprovechada para realizar ajustes en los programas educativos con base en los resultados obtenidos.
Este año (2025), la prueba incorpora un nuevo campo del saber: aprendizajes en el mundo digital. Este enfoque busca evaluar las habilidades necesarias para desenvolverse en la era tecnológica. Aunque se ha especulado sobre la posible inclusión de una evaluación en idiomas, específicamente en lengua inglesa, esta no ha sido confirmada oficialmente.
¿Cómo nos fue en matemáticas?
La respuesta a esta interrogante es: nada bien. En las ocho ocasiones en las que México ha participado en la prueba de matemáticas de PISA, los resultados han estado consistentemente por debajo del promedio de los países de la OCDE. Además, los puntajes obtenidos por los estudiantes mexicanos han quedado muy lejos de los logrados por países como Singapur y Finlandia, que han liderado la competencia en esta área. La tabla muestra el ranking de México en matemáticas a lo largo de las ediciones de PISA:
Año Lugar Participantes
2000 -35-41
2003 -37 -41
2006 -44- 57
2009 -48- 65
2012 -53 -65
2015 -56 -73
2018 -61- 79
2022- 63 -81
Durante los meses de abril y mayo, México participará nuevamente en la edición 2025 de la prueba PISA. En esta ocasión, la evaluación incluirá a 7 mil estudiantes inscritos en 321 escuelas distribuidas a lo largo del territorio nacional. De estas instituciones, 90% pertenece al sistema público, mientras que el restante 10% es de carácter privado.
Llama la atención que el muestreo estratificado aleatorio utilizado para seleccionar los centros de estudio haya sido diseñado y supervisado por el personal de la OCDE, que asegura que el desarrollo de la muestra cumpla con los lineamientos establecidos a nivel internacional. Esta estandarización del proceso permite la comparación entre países. Aunque el costo de la inversión fue cubierto por la SEP, cada prueba aplicada a los alumnos tuvo un costo aproximado de 580 pesos.
A pesar de las posibles deficiencias de la prueba PISA, debe considerarse un referente clave para evaluar los avances y tendencias educativas en los países desarrollados. Para las autoridades responsables de la educación en el país, los resultados obtenidos, que consistentemente han sido poco alentadores, no deben pasar desapercibidos. Es fundamental replantear el enfoque en la enseñanza de las matemáticas, adoptando un modelo más amigable que permita al estudiante “descubrir” su utilidad a través de la resolución de problemas prácticos y relevantes para su vida cotidiana.
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