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Coahuila

2025 año de la esperanza

Por Cholyn Garza

Hace 2 dias

Recién despedimos un año con sentimientos encontrados, quizás, pero unidos en uno solo: Gratitud. Sí, gratitud por lo que recibimos a lo largo de 365 días, ya fuera por trabajo, salud, amistades, familia. Y aún por alguna pérdida que hayamos tenido.

Quizás algunos de nosotros -por no decir todos- sufrimos la ausencia de algún ser querido, allegado por lazos familiares, de amistad o conocido. Aunque la ausencia duele, considero que la gratitud es un sentimiento que se manifiesta en todos los casos.

Gratitud a Dios por habernos concedido conocer a personas que llegaron a nuestra vida y nos brindaron su calor; seres que nos dieron lo mejor de ellos y con quienes compartimos muchas cosas en común. A otras, quizás, no las llegamos a conocer, pero igual sentimos su pérdida porque como seres humanos que somos, el dolor es un sentimiento que une a las personas sin importar la distancia ni el lugar.

Dar gracias a Dios es el sentimiento más bello que podemos expresar, por habernos concedido la dicha de poder despedir un año más. Con todos los altibajos que hayamos tenido, en el recuento de los acontecimientos nos damos cuenta de que fuimos bendecidos.

Bendecidos, sí, por haber podido llegar al final de un año que se aleja para no volver, pero que nos da la oportunidad de recibir al nuevo año con alegría y esperanza.

Quizás por eso, hay lugares de nuestro bello México que despiden el año con mucha alegría, con cantos, con romerías, como en Veracruz, por ejemplo, donde su gente sale a las calles con el “viejo”, que viene a ser una persona caracterizada simulando ser un viejito.

Es la alegría del “jarocho” que pese a sus propios pesares manifiesta su gratitud por poder despedir un año más y recibir el año nuevo, que también se caracteriza con un muñeco como si fuera un bebé al que se le coloca una banda o listón con el año que inicia.

Bellísimas tradiciones de nuestro México, que perduran a pesar de las dificultades, a pesar de las traiciones sufridas.

De la misma manera como se despide un año que Dios nos permitió ser partícipes, se recibe al nuevo año; con gratitud y esperanza.

Una esperanza por lo que vendrá, que todos deseamos sea mucho mejor. Esperanza que no debe perderse por ningún motivo, por el contrario, debemos todos mantenerla viva para que nuestros anhelos se hagan realidad.

Así como agradecemos a Dios por todo lo que hemos recibido, con todo y nuestras pérdidas, la esperanza está en cada corazón noble, de gente buena, que sin duda se convierte en mayoría.

La esperanza va de la mano de la ilusión que no es más que el anhelo de que llegue todo lo bueno a nuestra vida.  Es iniciar un nuevo ciclo valorando lo que tuvimos, y recibimos en un año que se ha ido.

La ilusión de ver a nuestros seres queridos y disfrutarlos el tiempo que Dios nos lo conceda.

La vida es realmente bella y hay que vivirla con ilusión, en armonía y con la esperanza de crear un mundo mejor.  Porque somos todos sin excepción los llamados a trabajar para crear espacios sanos para todos.

Crear y no destruir lo bello que estamos obligados a cuidar. Nuestro hogar, nuestras ciudades, nuestro país. Si vivimos en una sociedad, debemos ser más solidarios con nuestros semejantes en momentos difíciles.

Vivir, es difícil, pero la convivencia se hará más llevadera si creamos el ambiente propicio para subsistir si consideramos que los espacios son creados para todos, no solo para un sector determinado.

Al fin y al cabo, al final del camino, nos damos cuenta de algo muy importante, que todos somos iguales; que nada marca la diferencia porque todo lo acumulado, se queda. La vanidad, la soberbia, los rencores son etiquetas que marcan en vida y no harán mejor a nadie.

Siempre, al iniciar un nuevo año, hay quienes se llenan de propósitos, mismos que difícilmente se cumplirán porque las malas personas, no dejarán de serlo por arte de magia. 

En cambio, las personas que siempre procuran el bien de los demás, seguirán haciéndolo, porque está en su naturaleza.

Que nuestra gratitud a Dios esté presente en cada momento y nuestra esperanza puesta en un futuro mejor. Mucha paz, tranquilidad y amor en los hogares; construyamos juntos un país y un mundo mejor. Feliz año 2025.

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