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Por EFE
Publicado el lunes, 30 de diciembre del 2024 a las 17:06
Ciudad de México.- Ni siquiera en su interminable crisis tiene cabida la bochornosa primera media hora de este lunes del Manchester United, desbordado y fulminado por el Newcastle, que lo noqueó con una autoridad increíble y dos goles en 18 minutos, con sendos cabezazos de Isak y Joelinton, entre el sonrojo de Old Trafford.
La cara de Rubén Amorim era el reflejo de la impotencia en el 0-2. El entrenador que vino a relanzar al United tampoco ha encontrado ninguna solución en la decadencia de los ‘Diablos Rojos’, que, por más que fichen, por más millones que gasten, por más vueltas que le dé a su presente, por más entrenadores que cambie, deambula desde hace demasiado tiempo.
Newcastle end 2024 on a high with victory at Old Trafford 🔥#MUNNEW pic.twitter.com/bQGdmgzIl7
— Premier League (@premierleague) December 30, 2024
La realidad lo discute todo. Hasta al nuevo técnico. En sus ocho jornadas al frente del equipo, solo ha sumado siete de los 24 puntos por los que ha competido. Ha ganado un 29 por ciento de los puntos. Ahora encadena cuatro derrotas entre todas las competiciones. En la liga inglesa, a la vez, ha perdido cinco de sus últimos seis encuentros. Es decimocuarto.
Un equipo diseñado para competir por arriba de la clasificación solo malvive por abajo de la tabla. A años luz de su historia. Sus 22 puntos en toda la primera vuelta de los 57 posibles lo sitúan a 23 del liderato del Liverpool, que ha jugado un encuentro menos, y a trece de la posición de Liga de Campeones que marca el Chelsea, que perdió este lunes. No es su pelea hoy en día. El United compite por la supervivencia. El descenso ya lo acecha a siete puntos.
El Newcastle sí ha reaccionado. Irregular hasta hace un mes, ahora atraviesa una racha de cuatro victorias seguidas, desconocida desde abril de 2023. Es quinto en la clasificación y ya se siente un aspirante firme a las plazas de la Liga de Campeones. Hay un dato que, además, revela el momento de uno y otro equipo: el equipo blanquinegro tan solo había ganado en tres de sus últimas 62 visitas a Old Trafford antes de salir vencedor este lunes, cuando transformó a su rival en un equipo insignificante en cada metro del césped de Old Trafford.
Ice. Cold. Isak. 🥶 pic.twitter.com/r6h3baBJdB
— Newcastle United (@NUFC) December 30, 2024
La primera parte del United fue infame. No solo había recibido el 0-1 al minuto y 33 segundos, obra de Isak, asistido desde la banda izquierda por Lewis Hall e indetectable para Maguire y Lisandro López, sino que se sintió absolutamente desbordado en cada lance, en cada rechace, en cada transición, en cada instante de la primera media hora. Sobrepasado.
Al gol de Isak, que ha marcado en cada una de las últimas seis jornadas de la ‘Premier’ y que suma ocho tantos en sus últimos siete encuentros entre todas las competiciones, le siguió una nueva ocasión suya, en la que se picó de forma fallida el balón ante Onana y, sobre todo, el 0-2, similar al 0-1, esta vez con Joelinton como rematador con el mismo pasador.
Y todo eso, más unas cuantas ocasiones más, como un gol anulado a Isak por fuera de juego o un tiro al poste a un metro del gol de Sandro Tonali, apunta a muchos de sus jugadores, pero enfoca de forma clara a su nuevo entrenador, cuyo planteamiento contra el Newcastle fue destrozado por su adversario, hasta el punto que debió rectificar a la media hora, cuando solo la falta de puntería había frustrado una goleada escandalosa para los visitantes.
BIG JOE 😍 pic.twitter.com/ndeqMqxQ7f
— Newcastle United (@NUFC) December 30, 2024
A la media hora, cuando fue anulado el 0-3 de Isak, el Newcastle había lanzado diez tiros, cuatro de ellos entre los palos, aparte del palo posterior de Tonali. El United, a esas alturas, no había tirado. Ni dentro ni fuera ni a ningún lado. No lo hizo hasta el minuto 34, por medio de Hojlund. Ya había rectificado Amorim: quitó a Zirkzee y dio entrada a Mainoo. Un delantero, que ejercía como media punta, por un mediocentro. Un cambio descriptivo.
Después mandó calentar a Rashford, ausente por decisión técnica de las últimas cuatro convocatorias de Amorim, entre la mejoría (era muy sencillo ser mejor que en todo el tramo anterior) del United desde la media hora en adelante y entre el remate fatal de Casemiro con casi todo a favor para haber marcado el 1-2 antes del descanso, con todo lo que había sido el primer tiempo y con todo lo que habría supuesto para el segundo. Falló. Sin matices.
No le dio al Manchester United para empatar en la segunda parte. Sí, para crearle algunas inquietudes en su área al Newcastle, como un cabezazo de Maguire contra el poste. También, por lo menos, para mejorar su imagen, equilibrar el juego, parecer un bloque competitivo y, sobre todo, aplacar a su rival, que ya no se sintió tan superior.
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