Internacional
Por AP
Publicado el sábado, 5 de febrero del 2011 a las 03:55
Boston.- Imagínese que una gran ciudad junta sal, aceite de automotores, basura y carritos de supermercado y tira esa mezcla en ríos y puertos.
Eso es algo permitido en épocas de emergencia, cuando la acumulación de montañas de nieve impide el funcionamiento de una urbe, y muchos creen que la ola de nevadas que ha sacudido el noreste de Estados Unidos es una de esas emergencias. Otros, en cambio, se oponen tajantemente a la idea de darle ese destino a tanto desecho.
“En la nieve hay muchas cosas que si las separásemos y las tirásemos al río, nos arrestarían”, afirmó John Lipscomb, de la organización defensora del medio ambiente Riverkeeper de Nueva York.
La nieve que ha teñido de blanco la costa este de Estados Unidos está siendo apilada a los costados de calles y carreteras, bloqueando la visual de los conductores y obligando a la gente a abrir pasadizos para cruzar una calle. En un invierno normal, la nieve se derrite en un par de días o es transportada a vertederos especiales, donde los contaminantes son absorbidos por la tierra o son tratados antes de ir a parar a las cloacas.
Pero este no es un invierno normal. En muchas ciudades, incluidas Boston y Nueva York, están cayendo cantidades récord de nieve, la cual se mezcla con sal y numerosos contaminantes al paso de los camiones limpiadores que la acumulan a los costados de las arterias.
La Agencia de Protección al Medio Ambiente recomienda no arrojar la nieve al agua.
Sin embargo, el senador estatal Jack Hart propuso una “fiesta de la nieve” en Boston, en la cual la nieve será arrojada al puerto. Y a pesar de prolongadas batallas por limpiar la bahía de Massachusetts, la iniciativa recibe el apoyo de sectores inesperados.
Bruce Berman, de la agrupación Salvemos el Puerto, Salvemos la Bahía, dice que, en condiciones normales, no apoyaría esa propuesta, pero que las montañas de nieve a los costados de las arterias hacen que resulte muy peligroso movilizarse y que el puerto es lo suficientemente profundo como para poder recibir la nieve.
“Hay razones poderosas que justifican” esa medida, sostuvo.
En Boston ya han caído casi 1,80 metros (71 pulgadas) de nieve, 1,27 metros (50 pulgadas) más que lo que cae normalmente a esta altura del año. En Nueva York cayeron casi un metro y medio (58 pulgadas), cuatro veces lo que recibe generalmente.
Los peligros que representa la mezcla de nieve con desechos se hicieron evidentes con los temporales que paralizaron Nueva York poco después de la Navidad. Los peatones caminaban por el medio de las calles y no hubo recolección de basura por varios días.
Ed Coletta, del Departamento de Protección del Medio Ambiente de Massachusetts, señaló que la nieve se mezcla con desperdicios, que van desde bolsas de basura hasta carritos de supermercados, se congela y entorpece el tráfico.
Coletta dijo que su oficina permite tirar nieve al agua en situaciones especiales por más que no sea la mejor opción, ya que los contaminantes no han sido tratados ni han sido absorbidos por la tierra.
“Este es un año inusual. Cuando hay una emergencia o cuestiones de seguridad pública, hay que ser flexible”, manifestó.
Una alternativa que gana popularidad es usar máquinas que derriten la nieve para acelerar el proceso, como está haciendo la localidad de Waterbury, Connecticut. Mineápolis también las ha empleado.
Nueva York es otra ciudad que transporta la nieve en camiones a sitios donde es derretida. Luego es arrojada al sistema de cloacas y tratada en plantas especiales, donde se eliminan los contaminantes.
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