Nacional
Por Excélsior
Publicado el domingo, 6 de noviembre del 2011 a las 20:37
Ciudad de México.- Su conciencia le dicta que lo que hace no está bien. Sin embargo, dos viernes por mes, la escena se repite. Ángela, agente de relaciones públicas, se enfunda en corsetería sugerente que cubre con algún elegante y juvenil atuendo.
En punto de las 20:00 horas llega a su bar favorito de la colonia Polanco para encontrarse con Esteban. Los besos, las caricias y el alcohol son el preámbulo a un fin de semana en una casona de Cuernavaca, donde dan rienda suelta a la pasión y el buen ánimo.
La fantasía termina los domingos. Esteban, de 39 años, despide a la mujer de 26 a tres calles de su casa, donde la espera David, el hombre de 29 años con quien vive en unión libre desde hace tres años.
“La inauguración del negocio de un cliente…”, “Un retiro espiritual…”, “Una convención…” y más pretextos se sumaban a la larga lista que Ángela acumula y de la que cuida ninguno se repita.
“No sé si mi pareja sospecha algo”, detalla Ángela, quien confiesa que su infidelidad no es por necesidad económica, más bien obedece a la adrenalina que le provoca el hecho de saber que podría ser descubierta.
Ella forma parte de las siete de cada diez mexicanas que alguna vez han sido infieles, según el más reciente estudio realizado sobre el tema por el Instituto Nacional de Psiquiatría (INP), el cual indica, además, que los hombres ganan, pues nueve de cada diez han sido infieles.
Razones
Según Silvia Olmedo, sicóloga-terapeuta sexual y autora de Los misterios del amor y el sexo, existen muchas razones por las que la gente es infiel.
“Algunos quieren llenar un hueco que tienen con su pareja, otros satisfacer un impulso, y otros porque tienen necesidad de afecto, aventura o romper la rutina”, sostiene.
Dice que la infidelidad no se presenta durante la fase de enamoramiento, sino en la de apego.
Para Juan Abelardo Hernández, doctor en sicología, no todas la infidelidades son iguales.
Dice que hay un tipo de infidelidad no planeada. Puede ser un encuentro ocasional o circunstancial.
“La persona infiel no está pensando en alguien en especial, más bien se deja llevar por las circunstancias de un momento o por contingencias externas. En el caso de los hombres, por ejemplo, cuando salen de fiesta y consumen alcohol puede que se involucren con alguien a quien no vuelven a ver”, detalla.
Sin embargo, explica que la infidelidad más peligrosa es la que poco a poco comienza a desplazar a la relación que se tiene con la pareja formal.
“No es una regla, pero los amasiatos se originan en empleos que requieren que los trabajadores pasen más tiempo en la oficina que lo acostumbrado. Por lo regular se da entre jefe y subordinado”, revela el especialista.
Gabriela Flores, sicoanalista de la UNAM, dice que la magia de “los amantes” se termina cuando la costumbre irrumpe en la aventura.
En este sentido, de acuerdo con el Instituto de Investigación Psicología Clínica y Social (IIPCS), sólo diez por ciento de las personas que se separan de su pareja, tras una infidelidad, se casan con sus amantes.
“Cuando la amante se convierte en la nueva pareja deja el rol que le daba ese toque de adrenalina y diversión. El ciclo se repite”, considera la especialista.
Por eso Ángela no deja a su novio para irse con su amante. Sabe que la fantasía sexual terminaría.
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