Estados Unidos.- Meghan Markle tiene un árbol genealógico extenso y complicado, lo que significa que tendrá que tomar algunas decisiones difíciles sobre cuántos miembros de su familia estarán invitados a su recién anunciada boda en Londres con el Príncipe Harry. La familia de la intérprete es probablemente la más extraña que ha pasado por la Casa de Windsor hasta el momento.

Meghan Markle, nacida en Los Ángeles, tiene decenas de parientes diseminados por Estados Unidos. Su padre Thomas Markle (73) vive la mayor parte del tiempo en su residencia de México, lugar al que se retiró tras finalizar su carrera en Hollywood, recordemos que en el año 1975 su padre recibió un premio Emmy, el equivalente televisivo de un Oscar. A pesar de que nunca han sido vistos en público, la intérprete asegura que mantiene muy buena relación con su progenitor. Por el otro lado, Meghan mantiene un vínculo muy especial con su madre Doria Ragland (61).

Aunque la madre de Meghan se crió como hija única, también tiene un hermanastro menor fruto del segundo matrimonio de su padre, Alvin, con una maestra jubilada Ava Burrow (63) que vive en Indio, California. Ella mantiene una estrecha relación con su hijastra Doria y no tiene más que buenas palabras para Meghan, aunque admitió haberse sorprendido al darse cuenta de con quién estaba saliendo la actriz. «Meggie es una persona maravillosa. Muy inteligente, muy bonita, una talentosa actriz, y ha hecho un trabajo increíble para las mujeres y la ONU. Creo que sería una buena mujer para cualquier familia». A pesar de que su hijo, Alvin Joffrey Ragland (34) es más joven que Meghan, este mantiene una estrecha relación con ambas.

El otro tío de Meghan es Frederick Markle (75), vive en Sanford, Florida, una pequeña ciudad a 27 millas de Orlando. Aunque el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, sea el que probablemente oficie la boda de Meghan y Enrique, su tío Frederick también podría hacerlo puesto que es líder de la Iglesia Católica Ortodoxa del Este en Estados Unidos. Conocido como el Obispo Dismas para su cada vez menor rebaño, la iglesia de Frederick tiene una sola capilla derruida y él es el único clérigo. Y aunque la iglesia tenía alrededor de 40 miembros en su apogeo de la década de 1980, un antiguo devoto le dijo al diario británico que no está seguro de si alguna persona asiste a día de hoy a los servicios allí celebrados.