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La percepción social, ¿urgida o degenerada?

  Por Zócalo

Publicado el lunes, 26 de septiembre del 2011 a las 14:00


La palabra prostituto está más orientada a la persona homosexual

Monclova, Coah.- “La palabra prostituto está más orientada a la persona homosexual, entonces ellos van a decir yo no soy maricón, estoy con mujeres, hay términos con los cuales sí se identifican: Acompañantes, escort, chulos, gigoló; hace mucho tiempo cuando un muchacho era mantenido, que la chava le pagaba, le decían cinturita”, menciona el sexólogo Benjamín Silva Luévanos.

La vestimenta, explica, va a depender del estrato, porque también hay clases, “aquí no lo vemos tan común, pero existe el que es equivalente a la calle, usan pantalón de mezclilla, una camisa ajustada, mostrando que tiene buen cuerpo, lo que ellos quieren es presentar el cuerpo, ya los que son un poco más caros usan ropa más formal”.

En las calles se muestran con ropa que hace lucir su cuerpo, se tocan a menudo para causarse erecciones, mientras las mujeres pasan varias veces en sus coches.

Este es el ritual. De repente una de ellas se detiene frente a alguno y es la señal. Se van juntos a vivir la aventura. Así funciona en Monterrey, a sólo dos horas de Monclova, explica.

También van desarrollando la intuición, una especie de aprendizaje de qué le gusta a su público, porque también venden la fantasía, cómo quiere la mujer que sea, y aunque paga, las clientes quieren que las seduzcan, entonces van arregladitos, son amables, son caballerosos, incluso existen casos de cuando van a verse en un lugar público él paga, la copa o la cena, pero va dentro del costo, ya al final en los gastos de representación se incluye todo, porque es parte del juego, de la fantasía sexual, un hombre guapo, caballero, con dinero, aunque ella termine pagando y lo cubra todo, menciona Silva, también catedrático de la carrera de Sicología.

“Habrá otros en que el asunto será más guarrito, en la calle te levanto, nos vemos directamente en el hotel, o yo me voy al hotel y te digo en qué cuarto estoy, hay de todo, entonces ellos van aprendiendo”, resume el especialista.

La tendencia -acota- es tener pocas clientas, pero constantes, clientas cautivas.

Pero el servicio sexual de hombre se debe dar de una manera diferente al servicio de una mujer; ¿la mujer finalmente qué es lo que busca con ese tipo de relaciones? se le pregunta a Silva Luévanos.

Tiene mucho que ver con cómo nosotros proyectamos la sexualidad de la mujer, hay muchos elementos, partiendo del hecho de que para la mujer la sexualidad es como un tabú, lo que en el hombre es prestigio y presunción, hoy me eché a cinco, en la semana me eché a cuatro, m’hijo que es soltero y se anda acostando con todas las mujeres, ese es m’hijo, qué padre, y se presume y se potencia y se pide que se ejerza.

Totalmente distinto a la concepción de la sexualidad en una mujer. En las mujeres socialmente es: No lo viva, aguántese, guárdelo para un sólo hombre, si llega a pasar cállese, yo he sabido de casos en Monclova en que la hija se embaraza y se la lleva con el tío de Zacatecas, allá pare y ellos llegan diciendo que adoptaron un niño, porque qué vergüenza que mi hija haya salido embarazada. Entonces, el ejercicio de la sexualidad en la mujer y las consecuencias son todavía muy penalizadas, partiendo de allí entonces ¿Cuándo una mujer puede ejercer su sexualidad libremente?, pues cuando esté enamorada, porque si lo hace sin estar enamorada su reputación se cae.

¿Existe una criminalización hacia las mujeres que se salen del patrón cultural? Claro, porque entonces la mujer que va con el prostituto es casi una degenerada, porque para el prostituto no estás enamorada, vas porque tienes ganas, por la calentura, porque la hormona, porque se te antojó, porque qué rico agarrar un cuerpo buenote, porque lo que mi pareja me da no me resulta satisfactorio, etcétera, como que todos esos conceptos en la mujer no nos caben todavía, que una mujer tenga un erotismo activo, una sensualidad activa, una vida sexual con iniciativa, no nos cabe en la cabeza.

¿Y en los hombres una justificación? Todavía lo escuchamos de la mamá de la novia que no accede a tener relaciones con el novio y él tiene una amante, hay mamás que dicen es que ella le da lo que tú no le das, no lo juzgues, tú eres la novia, tú eres la del anillo en el dedo, es hombre m’hija, qué quieres que haga. Y la familia de él, en lugar de decirle oiga m’hijo, cómo que con una se acuesta y la otra es la novia, espérese, es aceptado porque es hombre, y el hombre debe vivir activamente su sexualidad.

¿Pero sexualmente son diferentes el hombre y la mujer?, ¿tienen necesidades diferentes? Claro, pero la necesidad biológica se ve domada, o filtrada o educada por el contexto cultural, porque deseos tenemos todos, hormonas tenemos todos, ciclos vitales tenemos ambos sexos. Por ejemplo si ahorita pasa un hombre y lo voltean a ver las mujeres, incluso la mirada, los hombres tenemos como el derecho del taco de ojo, voltear y hasta con descaro, en cambio las mujeres dicen, sí volteamos pero somos más discretas, aprenden a manejarlo, pero eso no significa que ya venga de nacimiento, que sea biológicamente natural. Se apela mucho a que lo que la mujer es, es su naturaleza, y no es así.

¿Pero biológicamente sí hay diferencias? Sí la hay, pero no son patrones, no es como decir, a todas las mujeres les gusta que el acompañante, el prostituto sea tierno, dulce, 45 minutos de caricias previas, que me abrace y me diga cosas tiernas, pues no, a lo mejor lo que ella quiere en ese momento es el devórame otra vez, pero eso es lo que idealmente nos enseñan, todas las mujeres quieren así, y en cambio el hombre es salvaje, rápido, qué caricias previas ni que nada, a lo que vas.

¿Y al igual que las mujeres, los hombres no se rigen por un sólo patrón. De hecho, si lo vemos del lado de la prostitución femenina habrá mujeres que dicen que los hombres las contratan para que los abracen, para que los escuchen, para tomar con ellos, para salir, y eso no lo concebimos porque no encaja dentro del patrón cultural de lo que debe ser un hombre, como tampoco concebimos a una mujer con un deseo ardiente porque entonces es ninfómana, está enferma, vieja calenturienta, no le cumplen, como si eso no fuera de la naturaleza de la mujer.

Se dice que al hombre se le conquista por la vista y a la mujer por el oído, ¿qué significado tiene en todo este contexto? Lo que dice ese dicho popular es qué le vas a ofrecer, qué le vas a decir a la mujer, la vas a tratar como reina, princesa, te quiero, te amo, cómo convencer, hasta llegar a tú eres la catedral, aunque haya muchas capillas. En cambio al hombre qué le vas a vender si es autosuficiente, mejor sedúcelo.

¿Es como decir que las mujeres no se fijan en el físico, que no son visuales? Cuando yo abordo este tema con mis alumnas ellas me dicen, nosotras también vemos, tan fácil como irnos a las televisoras, colocan modelos, un Bratt Pit, un William Levy, porque estos actores tienen ciertas características, con un cuerpo, una cara, o en el caso del cantante, tiene más éxito el modelito que el otro que no está tan agraciado.

¿Qué mueve a las mujeres a tener estos encuentros, incluso comprados? Tiene que ver con un deseo de la mujer, con el erotismo activo de la mujer y que busca algo que le gusta y le satisface, no ha de ser lo mismo después de tener un encuentro erótico levantarte y tender la cama, o irte del motel sin ninguna responsabilidad, hasta eso, salirte de la cotidianeidad, y no es lo mismo para una mujer aunque sean compradas caricias que se reciben de la mujer, aunque sean compradas, entonces el poder y el dominio de la mujer en el encuentro erótico debe ser un elemento importante.

¿La solvencia económica de una mujer es importante en todo esto, incluso su desarrollo profesional? Tiene que ver mucho con la capacidad económica de las mujeres, porque antes las mujeres no tenían el mismo poder adquisitivo que tienen ahora, se pueden comprar eso, aunque en nuestra cultura a la mujer que paga por sexo se le critica fuerte, le dicen, ha de estar bien fea o bien vieja o reurgida, pobrecita, no decimos mira esta vieja qué fregona, tiene para comprarse al hombre que ella quiere. Socialmente no ocurre, pero imagínate la fantasía de la mujer que paga, todo ese poder, se dan el lujo de decir yo quiero un William Levy, no el Choche de Bronco, con éste me quedo.

‘SEXYSERVIDORES’ DESDE LA RED

“Hola, mi nombre es Giovanni, soy un chico fisiculturista, muy guapo, nalgón, varonil, muy atractivo, doy masajes sólo a damas exigentes, dotado, 20 centímetros de atractivo sexual, con mucho vigor, llámame y nos ponemos de acuerdo, conoce nuevas cosas, atrévete y no te arrepentirás, placer sin límites”, reza un anuncio que aparece en el buscador a través de Google.

Compite con este otro: “Hola, gracias por interesarte en mi anuncio y en verdad te prometo mucha diversión y placer sin límites, soy un chico hijo de extranjeros, estudiante de universidad”.

Hombres más reales y menos plásticos se ofrecen en este anuncio: “No somos como todas las demás agencias, aquí abemos delgados, atléticos, llenitos, para todos los gustos y exigencias”.

En lugares como la Ciudad de México existen agencias donde los hombres venden servicios sexuales y se publicitan a través de sitios en Internet como “sexyservidores”, “sensualsatélite”, “sexychicosmexicanos” y “rentboys”.

Todos ofrecen los mejores escorts o acompañantes. Estos anuncios a menudo son acompañados por un portafolio de hombres desnudos que muestran más que bíceps, en poses sensuales.

Hay en la Ciudad de México un servicio que ha sido diseñado para señoras casadas, es una agencia que asigna a un escort para tener un encuentro sexual y otro para que le haga el súper, de modo tal que ella llega, estaciona el carro y entrega la lista del mercado, se va con su acompañante y al regresar ya la está esperando el carrito del supermercado lleno.

Wikipedia define la prostitución masculina como “se refiere a varones que prestan servicios sexuales. En diferentes culturas e idiomas este fenómeno social tiene diferentes nombres populares como el gigoló. Prostituto, al contrario de su contraparte femenina prostituta, es menos usual”.

Con relación a la prostitución femenina, la masculina ha sido menos estudiada, mientras numerosos investigadores concluyen que ambos casos tienen diferencias y comportamientos notables, añade.

“Si bien la prostitución masculina tiene muchas referencias históricas desde el mundo antiguo como la prostitución masculina en Grecia , en la actualidad ésta se ha venido relacionando especialmente con el llamado turismo sexual”, explica.

A LA CAZA DE VÍCTIMAS

Manolo pasa por “niño bien”, tiene 29 años, pero aparenta menos. Es de cabello claro y ojos azules. Dos horas diarias en el gimnasio le permiten músculos que asoman a través de su camisa. No tiene empacho en decir que cuida su rostro con tratamientos para caballeros.

La clave de este “negocio” son las relaciones duraderas, que garantizan la manutención a largo plazo, indica. Manolo se jacta de saber administrarse y hoy conduce una camioneta 2010 que le regaló la mujer con quien se la pasa la mitad del tiempo laboral. Dice que esta actividad es divertida, no es cansada y generalmente él mismo “echa el ojo” a las mujeres, así que no se queja.

Tanto Gerardo como Manolo coinciden en que las mujeres de la Región Centro que inician este tipo de tratos no sólo buscan sexo, sino además atenciones, apapachos y también quieren escuchar frases cariñosas.

“Ellas están conscientes de que esto es para un rato, no comprometen los sentimientos, pero les gusta que las hagas sentir bonitas, atractivas, deseables, pero indudablemente buscan además sexo, el que no tienen porque están solas, o porque el marido anda muy ocupado y tiene otra mujer, o porque en su vida sexual hay tedio, o porque hay cosas que no pueden hacer al marido, pues ellos les van a preguntar que dónde aprendieron eso”, menciona Manolo, quien tiene un título universitario.

Gerardo, ya riéndose, explica como una mujer de un ejido, con más de 60 años y madre de 10 hijos le confió que nunca vio el pene de su marido hasta que se vio obligada a ayudarle a ponerle una sonda para orinar, “cuando le pregunté, entonces cómo le hacían, ella me respondió, pues nomás debajo de las sabanitas”.

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