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Infonor
Publicado el domingo, 15 de abril del 2012 a las 05:24
Monclova, Coah.- Frente a las cifras –estimadas porque no hay diagnósticos precisos– de más de 2 millones de ludópatas en México y unos 100 mil en Coahuila, la escritora monclovense Rita Martinez Jáuregui trabaja junto con la Universidad de Barcelona en el diseño de un innovador tratamiento de esta patología que se llama “Revital”, buscando la recuperación de los enfermos. Paradójicamente, se trata de una alternativa a base de un videojuego.
Entre las grandes ventajas de este sistema es que es universal, de fácil acceso a través de internet y con la privacidad que buscan los y las ludópatas para escapar de los señalamientos sociales, afirma la autora del libro “Conciencia Cero”, en el que se narra el drama que ella vivió como víctima del juego compulsivo.
“Es un juego interactivo que lo que busca es informar a los jugadores compulsivos y a sus familias de lo que deben hacer a través de los juegos”, explica, “se va a controlar la impulsividad y vienen 10 terapias con una terapeuta virtual.
“Es un proyecto a dos años, confiamos en que este mismo año esté listo”.
Al proyecto se han sumado muchos voluntarios, entre otros integrantes de la Clínica Samahdi ubicada en Chihuahua, la única que atiende esta enfermedad en México.
También participan especialistas en conducta y empresas que decidieron financiar los costos, que son muy altos, pero con un gran impacto a nivel social.
CONFLICTOS SIN RESOLVER
Rita se permite revelarse públicamente como ludópata para narrar su propia historia: durante 14 años asistió de manera constante a los casinos donde permanecía hasta 14 horas sin interrupción.
En el tiempo, la escritora conoció muchas otras historias de hombres y mujeres que en su compulsión por el juego perdieron empresas y familia; manipularon y engañaron; hombres que se metieron a negocios turbios y mujeres que se prostituyeron para seguir alimentando las insaciables máquinas de juego.
“Hay muchas historias, hay algunas muy duras, muy difíciles, mi propia historia es muy difícil, yo estoy asumiendo el reto de dejar de lado el anonimato, habrá mucha gente que lo puede encontrar como telenovela, sin embargo hay un interés muy bonito y generalizado de la gente que ha leído el libro”, expresa.
Y luego agrega que reconocer la ludopatía como enfermedad quiere decir que quien la padece no es culpable, pero sí responsable de atender la enfermedad.
Lo que Martinez Jáuregui pretende con el libro es crear conciencia de la enfermedad, pues habrá gente que se puede divertir en un casino, pero debe estar muy atento para reconocer los síntomas de una adicción, señala.
También en cuestiones de salud pagó cara la adicción: perdió 17 kilos, le resultó una lesión precancerosa, migraña y tuvo un aspecto físico terrible.
“A la hora que tú estás sentada frente a la máquina del juego descargas endorfinas, si tienes dolor se te quita y tienes una sensación muy placentera, es como estar drogado con cocaína”, comenta, “está científicamente comprobado, cuando te enganchas a esta sustancia del cerebro que son endorfinas y no vas a jugar empieza el sufrimiento, no es lo que te inyectas, es tu cerebro el que te exige volver a tener esa sensación”.
Menciona el factor social-emocional: “La gente va a jugar porque tiene muchos conflictos sin resolver, problemas con los hijos, la pareja, el trabajo, el factor emocional es lo que te sienta, en la vida hay tantas cosas qué hacer como para que te vayas a un casino, la soledad en la gente potencializa necesidad de interactuar con una máquina.
“Hay muchas cosas muy impactantes, estoy hablando de temas hasta de prostitución, se da con una facilidad asombrosa, las señoras jóvenes que se acabaron todo, el agua, la luz y la despensa, se van bien arregladas a los casinos a ver que encuentran, hacen lo que sea con tal de seguir jugando, si eso implica prostituirse lo van a hacer”.
NÚMERO UNO EN SUICIDIOS
La Organización Mundial de la Salud define la ludopatía como una enfermedad progresiva, incurable y mortal. A nivel mundial se posiciona como la adicción número uno en índice de suicidio.
Pero el daño se expande, pues por cada jugador compulsivo hay en promedio 20 personas a su alrededor que también sufren daños. El 90 por ciento de los ludópatas acaban con su patrimonio, roban, estafan o se prostituyen.
Algunas de las consecuencias de esta adicción son la pérdida de patrimonios, comisión de fraudes y robos, despidos, encarcelamientos, bajo rendimiento laboral y escolar, desintegración familiar, divorcios, estrés, fatiga, trastornos de sueño, problemas gastrointestinales, ataques de pánico, ansiedad y depresión mayor, explica Javier González Herrera, director del Centro de Tratamiento para el Juego Compulsivo Samadhi.
El mismo especialista menciona que aunque no existen estadistas oficiales, los estudios realizados estiman que en México existen aproximadamente 2 millones de personas afectadas por el juego compulsivo.
JOVEN, SOLTERA… LUDOPATA
Sofía N es una joven de 26 años, soltera, atractiva, profesionista, de familia acomodada… y ludópata.
Vive en la colonia Guadalupe de Monclova y comparte la adicción con su mamá. Ambas son localizadas casi a diario en el casino. El sueldo que percibe en una empresa local se va casi entero en el juego; no tiene más compromisos económicos, pues su padre provee casa y comida. Las discusiones de la joven con su novio son por esta preferencia de ella al juego que a estar con él. Fuma compulsivamente y al final la diversión se convierte en un sentimiento de fracaso. “He buscado ayuda, fui con una sicóloga muy buena, pero no he podido salir, ya sé que estoy echando a perder mi vida, siempre estoy pensando en el juego, en la máquina del bingo, no me puedo sacar el olor del casino, los sonidos, las luces”, confiesa. En la región Centro de Coahuila, los jugadores más pudientes llegan a dejar en alguno de los centros de apuesta varios miles de pesos al día; por eso casa historia es un drama familiar.
Está por ejemplo el caso de una mujer de 54 años, casada con el propietario de una línea de tráileres y que llegaba a apostar 50 mil pesos en un solo día. Harto del saqueo, el marido le pidió el divorcio, pero ella nunca dejó de acudir al casino; en sus últimos días pidió un crédito por 40 mil pesos que apenas abonó aunque nunca liquidó.
“Había un cliente que en un sólo día se gastaba 100 mil pesos”, revela un empleado de un centro de apuestas ubicado al norte de Monclova.
Añade que con los meses se fue acabando su negocio hasta pedir créditos a la casa; llegó un momento en que no pudo pagar y dejó la deuda. Ya no volvió.
María Esther N acaba de vender una casa en el ejido 8 de Enero y ha ido gastando su patrimonio en diferentes casinos de Monclova. Los 240 mil pesos que obtuvo a cambio de su propiedad y que servirían para comprar una vivienda en Monclova se han ido extinguiendo.
Rita Martínez Jáuregui aclara que no todas las personas que van al casino son ludópatas, pues la posibilidad de que la enfermedad se dispare es mínima.
Sin embargo es la que tiene mayor número de suicidios.
“Es muy fácil, ya perdiste lo de la despensa, la luz, hay señores que apuestan sus casas, ahorita en Samadhi está internada una señora que se pegó un balazo, pero sobrevivió, el índice de suicidios es el más alto que cualquier otra adicción”, advierte.
¿Quién es… Rita Martínez Jáuregui?
Libro “Conciencia Cero” Rita Martínez Jáuregui Nacida en Monclova, Coahuila, y actualmente avecindada en Monterrey.
Estudió en la Universidad de Monterrey y es graduada de la Universidad Iberoamericana en la especialidad de Periodismo.
Trabajó en varios cargos públicos hasta 1999.
En 2007 fundó la Federación Mexicana de Jugadores en riesgo, la primera en su tipo en México.
Trabaja en proyectos alternativos relacionados con la ludopatía.
Es autora del libro “Conciencia Cero”, en el que narra el tiempo en el que estuvo atrapada en la adicción del juego.
Conduce el programa radiofónico “Apuesta Cero”, en el que trata exclusivamente el tema del juego compulsivo.
Actualmente colabora con la Universidad de Barcelona en el diseño de una herramienta para tratar la ludopatía.
Las tarjetas de crédito de Sofía están siempre al tope, apenas abona y libera algo de saldo para volver a sacar efectivo y jugar.
Pese a su posición se le ve con ropa desteñida y con un pobre cuidado a su imagen; dice que le duele gastar en ropa porque con ese dinero puede pasarse un rato de diversión frente a la máquina del bingo.
Sofía se reconoce como ludópata, ha buscado ayuda, pero no la ha encontrado, lo más cercano que se tiene son los grupos de Alcohólicos Anónimos que han tenido que abrirse a otras adicciones como esta.
CLIENTES DE 50 MIL
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