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‘Honran’ a Antonio Narro con pétalos rojinegros

Por Jesús Castro

Publicado el domingo, 5 de marzo del 2017 a las 10:05


El aniversario 94 de la UAAAN lució por el silencio, el clima gris y el paro de labores

Saltillo, Coah.- Flores para don Antonio. Sólo eso recibió la UAAAN en su 94 aniversario. Vestida de rojo y negro celebró su cumpleaños una Universidad clausurada, con sus pasillos vacíos y total silencio en el emblemático edificio La Gloria.

Amaneció frío y lluvioso. Así de gélida y sombría estuvo la ceremonia con la que cada año rinden homenaje a don Antonio Narro en el panteón Santiago. Frente a su tumba no hubo en esta ocasión banda de guerra amenizando la guardia, ni funcionarios estatales, ni invitados especiales.

Tres arreglos florales fueron colocados sobre la lápida. Uno de ellos del Sindicato Único de Académicos de la UAAAN. Lo atestiguan las únicas fotografías que circulan en redes sociales, donde aparecen los huelguistas haciendo guardia dentro de la Rotonda de Coahuilenses Ilustres.

Después, don Antonio se quedó solo. Este año ni Rubén Herrera, sepultado a su derecha, ni Apolonio M. Avilés, a su izquierda, envidiaron la protocolaria celebración con que se solía homenajear a quien donó su hacienda y fortuna para crear una institución de educación agraria.

Más flores recibió el ilustre benefactor bajo la estatua que erigieron sobre la calzada que lleva su nombre, a unos 2 kilómetros del campus Buenavista. Ahí, bañado en lluvia y sobre un pedestal que se cae a pedazos, otros dos arreglos florales, un ramo de rosas, una breve guardia de honor con miembros del SUTAUAAAN y retirada.

Más adelante, en las puertas del Alma Mater, el campamento de huelga. Rojo y negro bajo el arco y dentro sólo la lluvia parecía aplaudir sobre la Plaza de los Benefactores. Ahí, donde el año pasado montaron guardia alumnos y maestros, este sábado ni el rector se apareció por ahí.

Jesús Valenzuela ni siquiera hizo el intento por entrar a la casa que este año celebraba 94 años de fundación, ni rindió su segundo informe, ni le permitieron entrar para hacer el nombramiento del nuevo presidente de la Asociación Nacional de Egresados de la UAAAN.

En silencio cumplió años la Narro. Nada rompió la calma de su desangelado festejo, apenas el cuchicheo de ocho miembros del comité de huelga haciendo guardia en la entrada, para que nadie entrara al campus, para que nadie celebrara, porque, dicen, ni maestros ni alumnos tienen nada que celebrar.

Sólo un perro logró pasar la clausura. “Ni funcionarios, ni alumnos, ni periodistas”, dijeron los miembros de la huelga. Nadie puede pasar, pero el can sí se coló por la avenida principal y se le vio llegar al edificio La Gloria, el otrora casco de la hacienda donde vivieron los Narro.

Y ahí, bajo un par de toldos, maestros imposibilitados para jubilarse por la pensión de risa que obtendrían se entristecen por no poder festejar lo grande que es su Alma Mater, y de la que dicen se le caería la cara de vergüenza a don Antonio, al benefactor al que sólo llevaron flores. Mientras que para su obra, la Universidad Agraria, hubo pétalos blanquirojos flanqueando la entrada.

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