Internacional
Por AP
Publicado el martes, 28 de abril del 2009 a las 20:02
Washington, DC.- Dos millones de muertos. Hospitales desbordados. Cierre de escuelas. Estadios de béisbol y templos religiosos vacíos. Una recuperación económica estancada.
No estamos ni siquiera cerca de una pandemia mundial de gripe porcina, pero las autoridades estadounidenses, a todos los niveles, llevan casi cuatro años preparándose para esa eventualidad. Y sus informes, revisados por la AP, pintan un panorama sombrío de lo que podría suceder si se extendiera el brote.
Una pandemia en gran escala podría costarle la vida al 2% de la población, alrededor de 2 millones de personas en Estados Unidos.
El gobierno calcula que una pandemia como la de gripe española de 1918 infectaría a 90 millones de personas, o el 30% de la población. Unas 10 millones deberían ser internadas en hospitales y 1,5 millones requerirían cuidados intensivos. Aproximadamente 750.000 necesitarían de respiradores artificiales.
Toda la población se vería afectada de un modo u otro, incluso quienes no contraen la enfermedad.
Las escuelas, por ejemplo, cerrarían sus puertas para evitar el contagio.
Un informe del 2006 de la región de Washington indicó que los hospitales de los estados de Maryland y Virginia se quedarían sin camas luego de dos semanas ante un brote moderado.
Las personas infectadas tendrían que ser aisladas y sus familiares serían puestos en cuarentena.
Hoteles, restaurantes y aerolíneas sufrirían enormes pérdidas y las reuniones de trabajo serían reemplazadas por teleconferencias.
En las ciudades, la gente iría a trabajar en bicicleta o incluso caminando, para evitar el transporte público. En lugar de ir al cine, se alquilarían DVDs.
En 1918, las autoridades pidieron a las iglesias que suspendiesen sus servicios, ante la ira de los pastores.
La sociedad en general se pondría a la defensiva, y ello tendría un gran impacto en la economía.
La organización independiente Trust for America’s Health estimó en el 2007 que una pandemia grave reduciría la producción en un 5,5% en el país.
Lo buenos es que, incluso si el brote de México resulta particularmente fuerte, se pueden evitar las peores consecuencias.
El país cuenta con una buena reserva de medicinas antivirales y la secretaria de seguridad interior Janet Napolitano dijo el lunes que se están tomando las medidas necesarias para enfrentar la peor de las posibilidades.
Las autoridades de salud estudian de cerca varios brotes y todos parecen originados en México.
El gobierno comenzó a prepararse para lo peor luego del susto de la gripe aviar del 2005.
“Hemos desarrollado estrategias y las estamos siguiendo”, manifestó Michael Leavitt, quien supervisó la planificación para una pandemia como secretario de salud del gobierno de George W. Bush. “El panorama actual es mucho mejor que el que enfrentamos hace tres años”.
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