Internacional
Por AP
Publicado el sábado, 5 de diciembre del 2009 a las 03:24
La Habana.- La denuncia estaba llamada a causar conmoción en las Naciones Unidas: una docena de niños cubanos con defectos cardíacos tuvieron que ser sometidos a operaciones innecesarias porque no había catéters como consecuencia del embargo estadounidense.
El embargo puede ser considerado “un acto de genocidio”, sostuvo el ministro de relaciones exteriores Bruno Rodríguez antes de que la Asamblea General condenase la medida por 18vo año seguido, con 187 votos a favor y apenas tres en contra.
Es una denuncia impactante, pero que no está cabalmente sustentada por los hechos, los cuales son medio difusos y se enriedan en la retórica de dos países hostiles.
Las leyes estadounidenses excluyeron las medicinas y los artículos médicos del embargo en 1992. En el 2000 levantaron la prohibición a la exportación de productos agrícolas y hoy Estados Unidos es la principal fuente de alimentos de la isla, con exportaciones que el año pasado alcanzaron los 710 millones de dólares.
Estados Unidos dice que aprobó el envío de 142 millones de dólares en medicinas y artículos médicos en el 2008. El interrogante es por qué la isla recibió tan solo el 1% de eso.
La respuesta hay que buscarla en la guerra verbal entre las dos naciones y ofrece una dura lección en momentos en que Washington y La Habana tratan de mejorar sus relaciones: La retórica a veces puede más que la realidad.
Cuba sostiene que, a pesar de la exención de los artículos médicos, el gobierno estadounidense fija otro tipo de condiciones a las exportaciones que hace que los laboratorios no envíen sus productos a la isla.
Firmas estadounidenses contactadas por la AP admiten que el papeleo es complicado, pero no quieren dar ejemplos específicos por temor a que en el futuro les rechacen sus permisos de exportación. Algunas criticaron a ambos bandos en privado, pidiendo que no se reprodujesen esos comentarios en vista de lo delicadas que son las relaciones entre Cuba y Estados Unidos.
El departamento estadounidense del Comercio dice que toma 14 días procesar un permiso de exportación de artículos médicos a Cuba, casi la mitad de lo que toma una solicitud de exportación ordinaria a cualquier país.
Otro factor que incide, según firmas estadounidenses y un organismo de investigación, es que China y otros países ofrecen artículos mucho más baratos.
“El problema no es el embargo”, afirmó John Kavulich, asesor del U.S.-Cuba Economic Trade Council, con sede en Nueva York, que suministra información económica y comercial sobre Cuba. “No comprar es una decisión política y económica”.
En su discurso en la ONU, y posteriormente ante periodistas, Rodríguez mencionó el caso de Alexis García Iribar, un niño de seis años de la provincia de Guantánamo con un defecto cardíaco congénito que fue sometido a una operación exitosa pero innecesaria en marzo.
El canciller no dio detalles. Aseguró, sin embargo, que sabía de una docena de casos similares, de niños de entre cinco y 13 años, que fueron operados porque no se contaba con una tecnología disponible solo en Estados Unidos.
Rodríguez mencionó cuatro compañías estadounidenses a las que el embargo les impidió vender catéters y otros artículos muy necesarios en Cuba.
Dos de ellas, Boston Scientific, de Massachussetts, y AGA Medical, de Minnesota, se abstuvieron de tocar el tema. La casa matriz de otra firma que mencionó, Applied Biosystems, dijo que “no intentó vender productos a Cuba ni solicitó un permiso al Departamento del Comercio para venderle productos a Cuba”.
La cuarta empresa, NuMed, de Hopkinton, Nueva York, se limitó a decir que hará “todos los esfuerzos para trabajar con los gobiernos de Estados Unidos y Cuba para poder enviar nuestros productos a Cuba para ayudar a sus niños”.
Las empresas estadounidenses requieren de permisos de exportación de los departamentos de Comercio y del Tesoro para exportar productos a Cuba. Las operaciones deben recibir además el visto bueno de los departamentos de Estado y de Defensa.
Si algún equipo se rompe, los cubanos no pueden conseguir repuestos y las firmas estadounidenses no pueden enviar técnicos a la isla para repararlo.
“La ley permite las exportaciones, pero, en la práctica, limita las opciones de Cuba”, comentó Lorenzo Anasagasti, presidente de la Sociedad Oncológica Cubana.
El portavoz del departamento de Comercio Kevin Griffis aseguró que se aprobaron los permisos de exportación de artículos médicos por valor de 142 millones de dólares a Cuba en el 2008 y que los trámites burocráticos no fueron complicados.
No dijo cómo fue que a Cuba llegaron solo 1,2 millones de dólares en mercancías.
Cuba a menudo espera a ver si alguien dona lo que necesita, según Kavulich. “Prefieren no tener que pagar”.
Indicó que trabajó con firmas estadounidenses que hicieron los primeros envíos de muestras de equipo médico a Cuba cuando se aflojó el embargo en 1992 y que el gobierno de Fidel Castro nunca compró nada.
Cuba compra de vez en cuando. Hace dos años adquirió Miller Exports, de Cayo Hueso, en la Florida, unas 100 máquinas para hacer ecografías por casi un millón de dólares. El envío incluyó diez aparatos adicionales para que los cubanos pudiesen desarmar en caso de necesitar repuestos.
Pero el gerente de la firma, James Beaver, también mencionó a los chinos. Dijo que su empresa arregló en una ocasión la venta de aparatos para hacer exámenes de resonancia magnética y que la operación se frustró porque empresas chinas ofrecieron precios más bajos a último momento.
También es discutible hasta qué punto necesita Cuba de la tecnología médica estadounidense. Los cubanos dice que ningún paciente muere en la isla por falta de medicinas o de equipo médico.
El ministerio de Salud, por otra parte, a menudo envía gente a Estados Unidos par que “compre todo lo que necesitamos”, que trae la mercancía sin permisos, de acuerdo con Anasagasti.
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