Piedras Negras, Coah. La pena de muerte a secuestradores no es una solución adecuada para terminar con este flagelo social, consideró el obispo de la Diócesis de Piedras Negras, Alonso Gerardo Garza Treviño, quien sin embargo dejó abierta la opción para aplicar este castigo.

El prelado reconoció que la pena de muerte es aceptada por la Iglesia católica únicamente en casos excepcionales, cuando la vida de otra persona se ponga en riesgo y no exista la garantía de que un castigo distinto pueda salvaguardar su integridad.

“La Iglesia justifica la pena de muerte sólo en casos muy especiales, cuando se vea que va a traer una solución para un conflicto muy serio, porque sólo el que da la vida tiene autoridad para quitarla”, explicó Garza Treviño.

El gobernador Humberto Moreira Valdés propuso ayer públicamente la aplicación de pena de muerte para secuestradores, y anunció la próxima celebración de una consulta ciudadana en el estado, para conocer la opinión popular sobre este polémico tema.

El obispo de Piedras Negras consideró que la solución a los problemas de inseguridad no se encuentran en el aumento de la penas, y dijo que la ola de secuestros y narcotráfico que sacuden actualmente al país, tienen su origen en la corrupción e impunidad.

De aprobarse la pena de muerte, indicó, la complicidad entre autoridades y delincuentes seguirá siendo un factor para que queden sin castigo.

“El delincuente sabe que va a quedar a salvo y sin castigo, porque se considera que hasta un 80 por ciento de los crímenes quedan sin castigo, de nada serviría esta pena.

“Yo invito más bien a la reflexión para terminar con la corrupción e impunidad, y de esta forma poder disminuir los índices de violencia tan serios que existen”.
Garza Treviño reconoció el avance que representa en materia de seguridad la reunión que sostuvo el Presidente de la República con los gobernadores de los estados, y que desde los primeros momentos se preparen propuesta para combatir los problemas.

Sin embargo, consideró que aún no es tiempo para que se fijen medidas definitivas, y se pronunció por evaluar posibilidades de trabajo.

“Cuando en un juicio se determina pena de muerte, existe la posibilidad de que nos equivoquemos, y con ese castigo ya no hay forma de reparar la pena”.

Otra consideración contra la pena de muerte, indicó, es el menor grado de sufrimiento que representa para el delincuente, quien paga más cumpliendo una cadena perpetua.

“La Iglesia está de acuerdo en la pena de muerte sólo en aquellos casos cuando la situación por muy grave que es lo amerita, equiparable a la guerra justificada, cuando se permite matar en defensa propia”.

Finalmente sobre la referencia bíblica del “ojo por ojo”, Garza Treviño explicó que en el evangelio Jesucristo predicó dejar ésta en el pasado, la Ley del Talión, y ejercer la práctica del perdón “hasta 70 veces siete”.