Cd. Juárez, Chih.- Se llama Lomas de Poleo, pero hace casi dos años se vio dividida drásticamente en Alto y Bajo, debido a que el empresario Pedro Zaragoza Fuentes decidió apropiarse de 380 hectáreas, colocar una muralla de alambres y púas, y poner letreros de “propiedad privada” en esta zona elevada del oeste de Ciudad Juárez que colinda con Nuevo México.

Un día, un grupo armado invadió Lomas de Poleo y se cerró el paso. Los que quedaron arriba fueron los “aceptados”, lo que quedaron abajo perdieron todo. Así quedaron repartidos, independientemente de si son familiares.

Luego se colocó la muralla en Lomas de Poleo Alto y una pequeña puerta, la cual abren y cierran los custodios a los habitantes para ir a trabajar, por llegar a un acuerdo.

Son pobladores no gratos para el empresario, que ha hecho todo para desalojarlos, pero debido a que se niegan a abandonar sus casas heredadas de sus ancestros tienen la oportunidad de salir en horas determinadas.

Campo de concentración

Los que viven en el lado bajo de Lomas de Poleo llaman a todo el terreno cercado “campo de concentración”, porque aunque pueden salir a trabajar tienen negados diversos derechos.

Se les impide el derecho al libre tránsito y las visitas de familiares y amigos. No pueden introducir pastura para alimentar animales de crianza ni material para reconstruir sus casas; incluso se les niega el acceso a servicios de emergencia.

Recientemente se registró un incendió en el que fallecieron una anciana y dos infantes. No hubo auxilio de la autoridad.

Un extraño a lo sumo puede llegar al muro levantado, pero no bajarse, porque toda la zona está vigilada por “halcones”, jóvenes casi todos, que dan cuenta de cada carro o extraño que se acerca.

Historia en un mural

Han sido los habitantes de Lomas de Poleo Bajo los que se han dado a la tarea de contar la historia de encierro, robos y despojo de sus viviendas, porque a la hora de levantar la muralla ya no pudieron ingresar por sus cosas, menos a habitar sus casas. Por eso denominan a Lomas de Poleo Alto “campo de concentración”; y aunque tienen miedo, cuentan su versión a través de un mural.

Según los lugareños, “los halcones” han blanqueado el mural varias veces, pero al amanecer siempre aparece de nuevo pintado; se organizan para contar su versión de lo sucedido, incluida la forma en que –de manera arbitraria, dicen– se levantó aquella muralla y cómo viven los habitantes encerrados.

La historia es del conocimiento del presidente Felipe Calderón. El 17 de febrero de 2010 los colonos le exigieron justicia para Lomas del Poleo. En marzo llegó a Ciudad Juárez Luis Camacho Mancilla, funcionario de la Secretaría de la Reforma Agraria, al que le entregaron pruebas de sus posesiones.

La familia Zaragoza Fuentes asegura que su padre, Pedro, uno de los más ricos en Ciudad Juárez, compró esas tierras en 1963, pero no ha podido probar en tribunales. El empresario es dueño de Holding Agroindustrial Zaragoza, grupo de más de 30 compañías.

El año pasado Amnistía Internacional se refirió al caso como “un asunto grave, donde ha existido un desalojo forzoso de personas de bajos recursos, similar a otros sucedidos en países como Nigeria”. La declaración fue hecha por el organismo en la Cumbre del Milenio, celebrada en Nueva York.

En Lomas de Poleo Alto las puertas se abren de madrugada. Los habitantes que se resisten a dejar sus casas puedan salir a trabajar a las maquilas y regresan por la tarde. Esta historia ha sucedido desde hace varios años.