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Por Agencias
Publicado el jueves, 7 de diciembre del 2017 a las 16:38
Estados Unidos.- Las imágenes de Nancy Kerrigan llorando en agonía, gritando “¿por qué?”, una y otra vez, sacudieron al deporte estadounidense el 6 de enero de 1994.
La patinadora había sido atacada tras una rutina de entrenamiento y yacía en el suelo tocándose la rodilla ante el desconcierto de los médicos que la atendían.
En ese instante se temió por lo peor deportivamente hablando.
Imposibilitada de participar en los campeonatos nacionales, se pensó que la agresión también la dejaría por fuera de los Juegos Olímpicos de Invierno de ese año en Lillehammer, Noruega, y podría poner fin a su exitosa carrera en el patinaje sobre hielo.
Para fortuna de Kerrigan las lesiones no fueron de gravedad, en contraste con la trama de conspiración, maltratos, envidia y venganza que fue revelando la investigación sobre el ataque.
Imposibilitada de participar en los campeonatos nacionales, se pensó que la agresión también la dejaría por fuera de los Juegos Olímpicos de Invierno de ese año en Lillehammer, Noruega, y podría poner fin a su exitosa carrera en el patinaje sobre hielo.
Para fortuna de Kerrigan las lesiones no fueron de gravedad, en contraste con la trama de conspiración, maltratos, envidia y venganza que fue revelando la investigación sobre el ataque.
Harding, la primera estadounidense en ejecutar un triple giro en el aire, no tuvo problemas en ganar el campeonato nacional y clasificar a los Juegos Olímpicos.
Desde el principio negó su participación en el ataque y pudo estar en Lillehammer, donde coincidió con Kerrigan, recuperada de los golpes que sufrió en su rodilla.
Al estar en el mismo equipo, las dos compartieron la misma sesión de entrenamiento en una escena que generó una expectativa inusual debido a los antecedentes del caso que estremeció a Estados Unidos y tuvo repercusión mundial.
Declarada persona no grata, Harding se alejó de las pistas de patinaje sobre hielo, pero aprovechó su estatus como figura pública para participar en diferentes programas de televisión y forjar una fugaz carrera en el boxeo.
También tuvo problemas con la justicia por violencia doméstica en 2000 y su figura ha sido utilizada como inspiración para canciones y videos.
Pero no todos la juzgan por lo que le pasó a Kerrigan y la consideran como una víctima de los medios y la sociedad estadounidense.
Quienes la defienden hablan de los abusos que sufrió de niña por parte de su madre y de los problemas que tuvo para poder llegar a competir, donde fue constantemente criticada por su manera de vestir.
El medio estadounidense Vulture le dedica un extenso artículo al culto que genera, haciendo referencia a museos y clubes de aficionados en su honor, posición que también publica el New York Post al hacer su crítica a la película que fue estrenada este mes.
Un filme que muestra la otra cara de la mujer que hace 23 años acaparó las miradas de millones de personas en el mundo.
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