RT / José Luis Montenegro | Ciudad de México.- El pasado 19 de septiembre, el centro de México sufrió un terremoto de magnitud 7,1 cuyo epicentro se encontraba en el estado de Morelos, a 12 kilómetros de la localidad de Axochiapan y a una profundidad de 57 kilómetros.

Ese desastre provocó que miles de mexicanos abrieran las puertas de sus hogares para dotar de agua, alimentos, atención médica y refugio a las víctimas del movimiento telúrico. Sin embargo, algunas personas se dedicaron a cometer actos delictivos.

Varios testigos han asegurado a RT en Español que ciudadanos de la Ciudad de México presenciaron como distintos integrantes del crimen organizado aprovecharon la ocasión para atentar aún más contra el luto nacional.

“A mi padre le dispararon cuando transportaba víveres”

Ayer por la noche, el señor Refugio conducía su camioneta llena de apoyo comunitario para las víctimas del sismo hacia la Cruz Roja de la colonia Polanco de la capital mexicana cuando dos hombre armados lo obligaron a bajar del vehículo en el municipio de Tlalnepantla de Baz (Estado de México).

Su primogénita explicó que “al parecer, mi padre se resistió” y, cuando aceleró, uno de los asaltantes le disparó “cerca del pulmón derecho”. En estos momentos, la víctima se encuentra bajo observación médica en el Hospital de Traumatología y Ortopedia de Lomas Verdes y “requerimos de donadores de sangre”.

Esa mujer agregó que su padre “se encuentra estable”, pero “los médicos no han descartado la presencia de plomo en sus vías respiratorias” y eso “podría complicar su recuperación”. Afortunadamente, los delincuentes “no se llevaron los víveres”.

“Asaltaron mi casa”

María Eugenia vive en la colonia Del Valle de la Ciudad de México, una de las áreas más afectadas por el sismo. Durante la noche, tuvo que ser evacuada de su vivienda por elementos de Protección Civil debido a que su hogar presentaba graves fallas en la estructura.

Algunos vecinos “nos brindaron a mí y a mi hija un techo en donde pasar la noche” pero, cuando esta mañana quiso recoger unos documentos importantes de su hogar, se percató de que “habían robado una computadora y varios instrumentos de cocina” y, cuando intentó “tomar fotos”, elementos de la Marina y el Ejército de México “nos ordenaron salir de inmediato del departamento”.

Así lucía la habitación de Fernanda, hija de María Eugenia, antes del saqueo.

“Tres sujetos encapuchados entraron a mi negocio”

La madrugada del 20 de septiembre, tres sujetos encapuchados entraron en un centro quiropráctico de la avenida Álvaro Obregón, muy cerca del edificio rotulado con el número 286 que colapsó en la Ciudad de México.

De acuerdo con el encargado, quien pidió no ser identificado por motivos de seguridad, esas personas “escalaron hasta la ventana de cristal e intentaron acceder al establecimiento” y, “al percatarse de que no había manera de entrar”, rompieron un vidrio que “estaba a punto de quebrarse”.

Ese hombre agregó que “las cámaras de seguridad captaron el percance”, pero la alarma no sonó porque “el sistema estaba conectado a la luz”. Sin embargo, “no se llevaron nada”, debido a que las camas de masaje y las máquinas de rayos X “eran muy pesadas y bastante visibles para sacarlas por las ventanas”.