Ciudad de México.- Santiago Gamboa volvió hace dos años al “oscuro valle”, su natal Colombia, después de décadas de radicar en Europa, en cinco países.

Su historia está hecha de migraciones y regresos, tema que toca a su novela más reciente, Volver al Oscuro Valle, la décima, que toma su título de un verso de William Blake.

“(En ella) quise hablar del panorama distópico de una Europa que ve agredida su tranquilidad. Quise poner mi propia historia, entrar con mis personajes y ver la Colombia pacificada, que era una utopía. De la distopía europea a la utopía colombiana”, señaló el escritor en entrevista.

Ese sombrío panorama europeo, de crisis económica en los países mediterráneos, con problemáticas de seguridad, migración y refugiados, ha logrado que migrantes latinoamericanos regresen a sus países de origen, o bien, se aventuren hacia el extremo norte, a países como Noruega, a los que antes no llegaban.

A la vez, a Gamboa le interesaba situar a sus personajes en una ‘nueva’ Colombia, la pacificada.

Cuando escribía la novela, contó, aún no preveía que Colombia lograría finalmente un acuerdo de paz, que no estuvo ni está exento de críticas, porque, agregó, sigue habiendo muchos rencores, sigue habiendo “oscuridad” en el valle pacificado.

El también periodista, columnista de El Espectador, el mismo diario donde trabajó García Márquez, sumó un componente más a la cuestión migratoria: sus protagonistas salieron de Colombia buscando vidas mejores, y su decisión de retornar no es por mera melancolía, sino una búsqueda de venganza.

Para Gamboa, quien ya había tratado el tema de la emigración en novelas como El Síndrome de Ulises, era también importante incorporar en la historia un tema que le atañe, la creación literaria, por lo que uno de los protagonistas es una joven poeta, Manuela Beltrán, estudiante de Filología en Madrid que vuelve a Cali buscando perpetrar una venganza que la hará reencontrarse con su poesía.

En el personaje, hay un paralelo con Arthur Rimbaud, quien también asoma en Volver al Oscuro Valle.

“Por el gusto personal que tengo, quise contar la vida de Rimbaud, que es una de las vidas más misteriosas, inquietantes y valientes que ha tenido la literatura. La vida de Rimbaud es el eje de la vida de los otros personajes”, comenta.

Al poeta francés le tocó vivir la guerra entre su país y Alemania, alrededor de 1870, que se veía como un apocalipsis de la Europa occidental.

“La estructura de la vida y la época de Rimbaud me permitían a mí analizar los personajes y el mundo de hoy”, explicó Gamboa.

El escritor recordó que aunque parezca que Europa vive su peor momento, no es la primera vez que el estatus quo del continente desaparece, que se difumina en una crisis colectiva que posteriormente tiene espejo en crisis personales que muchas veces son la gasolina para el nacimiento de un escritor.

“En el fondo, el regreso, como nos enseñó Rimbaud, es un anhelo literario. La pregunta por el lugar al cual podemos regresar, es una pregunta literaria. Por lo tanto, la respuesta, deben ser una respuesta literaria”.

Desde los orígenes de la literatura, recordó el novelista, el anhelo de volver ha estado en el centro de las inquietudes.

“El primer personaje es Ulises y su parábola es una parábola del regreso”, ejemplificó.

Gamboa, por lo pronto, ya asentado en su natal Colombia, ya no habla precisamente del regreso, sino de otro anhelo, incluso literario, un sexto país que no descarta para vivir: México.

“Los mejores escritores colombianos terminan viviendo en México, como Gabriel García Márquez, Álvaro Mutis y Fernando Vallejo. Yo siempre aspiro a merecer esa condición alguna vez”, reflexionó.