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¿Qué pasaría si temblara en Saltillo?

Por Ruta Libre

Publicado el lunes, 23 de octubre del 2017 a las 17:26


Saltillo ha presentado 6 movimientos sísmicos de hasta 4 grados Richter, pero ¿qué pasaría si llega uno de 5 grados o más?

Por: Adrián Galindo Aréchiga

Saltillo, Coah.- Imaginemos que un día cualquiera comienza a temblar en Saltillo. Hablamos de un terremoto superior a los 5 o 6 grados en la escala de Richter, que es cuando son perceptibles.

La tierra comienza moverse; los autos se detienen a contemplar el vaivén de los edificios, incluso de algunas lámparas y postes de luz que iluminan el asfalto de forma intermitente.

La gente sale como puede de sus casas sin la menor idea de lo que está ocurriendo, y los menos obtusos se resguardan en un lugar seguro; otros prefieren sacar su celular y preservar el momento en las redes sociales. La conducta humana, al igual que los terremotos, también es impredecible.

¿Qué pasaría entonces si este temblor alcanzara los 7 u 8 grados de la escala, tal como ocurrió al sur de nuestro país hace algunas semanas, en una contingencia de la que México aún se está levantando? Las respuestas son infinitas.

Planteamos esta hipótesis a un selecto grupo de especialistas. Integrantes del Colegio de Arquitectos de Saltillo, profesionales dedicados a la cátedra, ingenieros civiles, peritos en estructura y vialidad, e incluso al subsecretario de Protección Civil en Coahuila, Francisco Martínez Ávalos, y sus respuestas coincidieron en distintos temas.

CENTRO, EL MÁS AFECTADO

El ingeniero civil Sergio Antonio Quintanilla Valdez, quien hasta hace algunas semanas se desempeñaba como catedrático de la Facultad de Ingeniería Civil de la Universidad Autónoma de Coahuila, pues antes de la entrevista estaba en proceso de jubilarse, es especialista en tránsito, vialidad, transporte y drenaje pluvial.

Su opinión fue un panorama poco alentador para quienes viven en la capital, pero sobre todo en la Zona Centro, de presentarse un terremoto como el ocurrido el 19 de septiembre de este año, en la Ciudad de México.

“Aquí en nuestra ciudad, hemos tenido movimientos telúricos, que son del orden de 2 o 3 grados en la escala logarítmica de Richter, máximo de 3.5, que son sismos que normalmente pasan desapercibidos”, sostiene el ingeniero.

Dice que cuando se habla de 6 o más grados dentro de esta misma escala, los riesgos se multiplican, sobre todo en edificaciones antiguas como las que se ubican en el Centro de Saltillo, cuyos materiales de construcción no tienen la resistencia para ello.

“Muchas de estas casas, perdón por la expresión, pero solas se están cayendo. Son de adobe, con techos de morillo, de tierra prácticamente, que con algún movimiento telúrico veríamos sin duda las consecuencias”, considera el ingeniero.

Esta misma percepción la tiene el presidente del Colegio de Arquitectos de Coahuila Región Sureste, José Alberto Vargas Ollervides, quien expone que el principal riesgo que podría presentarse durante un sismo en la ciudad, se encuentra en el sector vivienda.

“En el Centro hay muchas viviendas que están expuestas a esto, son casas que pueden colapsar incluso sin ningún movimiento de la tierra, pues les falta atención y mantenimiento adecuado por parte de los dueños o del Gobierno, que están propensas a caerse”, apunta.

NADA ESTÁ ESCRITO

Contrario a las casas de adobe, las estructuras coloniales generalmente se mantienen de pie luego de un sismo, tal y como se ha visto en diversas catástrofes que han embargado a México y el mundo, donde pocas veces los daños suelen ser perceptibles.

Uno de estos edificios históricos podría ser la Catedral de Saltillo, conocida también como de Santiago, ubicada precisamente en el Centro Histórico de la capital, la cual es considerada como la más alta del norte del país, con 81 metros de largo en su torre principal.

Este edificio de arte barroco churrigueresco fue construido en 1745 y terminado en 1800, y debido a la diversidad de materiales que se utilizaron en la obra, es probable que resista los embates de un sismo, aunque claro, para ninguna estructura hay algo escrito.

Así lo entiende el arquitecto Jorge Rodríguez Martínez, quien actualmente se desempeña como secretario administrativo de la Facultad de Arquitectura, dentro de la a Universidad Autónoma de Coahuila.

“Es un tema que se ha obviado en nuestra localidad, se supone que no es una zona sísmica y en consecuencia carecemos de un reglamento de construcción como el que tiene por ejemplo la Ciudad de México”, sostiene el especialista.

Manifiesta que si se observan estas construcciones de la época virreinal, por las características que tienen, son las que han sufrido menos daños a trevez del tiempo. Resisten los movimientos porque no tienen la rigidez de un edificio de concreto, más bien, están construidas con morteros que resisten los sismos.

Dice que en Saltillo hay pocos edificios que alcancen la altura que tiene la catedral, y no fue sino hasta después de los años 60 que comenzaron a construirse otros de mayor tamaño como la Torrelit o la Torre Saltillo.

“En lo particular vemos que los edificios que se han construido en la localidad, por las características que tienen, están en buenas condiciones, sin embargo, adolecen de especificaciones para un sismo, lo que en esta situación hipotética podría llegar a afectarlos”.

EL DVS SE CAERÍA

Una de las vialidades con mayor circulación vehicular en Saltillo es sin duda el mega distribuidor vial El Sarape. Es un conjunto de puentes que conducen el tránsito de sur a norte, de norte a sur de este a oeste y viceversa, que a pesar de los años sigue teniendo un flujo continuo de vehículos.

Construido a finales del 2011, está vialidad prometía resolver las largas filas que se hacían en el punto conocido como “El Indio”, donde cruza el periférico Luis Echeverría Álvarez con la avenida Fundadores y el Paseo de la Reforma.

Luego de varios años, y en medio de una polémica sobre el costo y materiales del proyecto, el distribuidor comenzó a presentar algunos hundimientos, que poco a poco han abonado al detrimento de la vialidad.

De esta manera coincidieron todos los especialistas consultados para el reportaje, quienes aceptaron los daños que actualmente presenta dicha infraestructura, misma que al volver a la hipótesis de sismo que nos atañe, correría un grave peligro.

Así lo expresa el reconocido perito vial José Sánchez Blackaller, quien desde siempre ha visto latente el riesgo de cruzar la ciudad por medio de estos puentes.

“Ahí es puro barro, cuando estuvieron haciendo las perforaciones no se encontró roca, entonces tuvieron que irse muy abajo, con zapatas grandes, pero esas zapatas, aunque están sustentadas en la roca, no tienen un suporte lateral consistente, con tantito que se recargue el peso corre el riego de moverse”, explica.

El especialista estima que las estructuras más altas del complejo vial son muy delgadas y que diariamente se inclinan con el peso del tráfico vehicular, a una escala que hoy es de décimas de grado, pero que de continuar sin duda desplomaría alguno de los tramos.

Todavía hace algunos meses, los hundimientos que presenta esta vialidad siguen siendo noticia, en un antecedente vigente en los archivos que maneja el Colegio de Arquitectos de Coahuila Región Sureste.

“Tenemos antecedentes de resentimiento en la cimentación del distribuidor vial El Sarape, que de llegar un fenómeno sísmico con una magnitud superior a los 6 grados en la escala de Richter, fácilmente pudiera colapsar”, sentencia.

En un recorrido por esta vialidad se pudieron constatar los daños de infraestructura a los que se refieren los especialistas. En algunos puntos hay sólo hundimientos en el pavimento, pero en otros se extienden con enormes grietas que recorren banquetas, cunetas, uniones y columnas, como prueba de un grave deterioro.

VIALIDAD MODELO

Caso contrario al mega distribuidor vial El Sarape, es su par ubicado justamente en la intersección del bulevar Venustiano Carranza con Nazario Ortiz Garza, conocido como el primer complejo vial de este tipo construido en la ciudad.

“Este, en cambio, se hizo con columnas más estilizadas, y en la parte de abajo cuenta con un paso peatonal, que conduce a los mismos accesos que tienen los automóviles, pero desde la parte inferior”, comenta Blackaller.

El simple hecho de contar con este paso semisubterráneo, hace al distribuidor vial Carranza una vialidad modelo y a prueba de todo, ya que en el remoto caso de un colapso este puede ser el paso idóneo para las unidades de rescate.

Aunado a ello, dice que la infraestructura cuenta con amplios carriles, que a su vez permiten el flujo libre de automóviles en todos sus puentes y deprimidos, ya que se construyeron con base en programas de cálculo muy avanzados para la época.

Esta vialidad incluso fue premiada a nivel nacional por su diseño e innovación, con un galardón que recibiera el entonces gobernador Enrique Martínez y Martínez, siendo esta también una de sus obras más emblemáticas.

EDIFICIOS EN RIESGO

Otro edificio que según expertos correría peligro es la llamada Torrelit, donde actualmente hay oficinas privadas y alberga en su primer piso la Vinoteca.

De acuerdo con José Sánchez Blackaller, este edificio presentaba errores de infraestructura que impedían la ocupación de los últimos pisos, por el temor a que el peso adicional de las personas trabajando venciera la infraestructura.

“Este edificio desde un principio nació chueco, o sea que si tu pones una pelotita en los últimos pisos, se va inmediatamente (hacia un lado), prácticamente está vacío, nunca se ha ocupado por el riesgo de que con gente se ladea más pronto”, expresa el perito.

Junto a ese edificio corre el arroyo Los Ojitos, y dice que ahí es donde falló la cimentación, porque no profundizaron hasta donde había roca sólida, no almendrilla, y por cuestiones de costo y malos entendidos, no se hizo como debía.

Expone que esta edificación difícilmente soportaría de pie un sismo como el ocurrido en la Ciudad de México, pues con cualquier movimiento del subsuelo corre el riesgo de hundirse, dada la inclinación que presenta.

“Hay edificios como el que se está construyendo en el bulevar Venustiano Carranza, de 12 o 15 pisos (Distrito V) junto a la joroba del periférico, que tiene las columnas muy delgadas, ese edificio con cualquier hundimiento puede venirse abajo, no se necesita ser un especialista para saber que esa estructura no es segura”, agrega.

Pero evidentemente no son los únicos edificios de más de diez pisos que actualmente hay en Saltillo, y que seguramente ninguno fue hecho a prueba de un sismo de más de 6 grados Ricther, como la Torre Saltillo, ubicada en Periférico Echeverría, a unos metros del bulevar Nazario Ortiz, que también fue construida cerca de un arroyo y que alberga oficinas gubernamentales.

Y también resultarían afectados, en caso de un sismo, los comercios, oficinas y hoteles de más de 5 pisos construidos en la Zona Centro, ubicados en las calles Ignacio Allende, Guadalupe Victoria o Juan Aldama, o los que se puedan proyectar, luego de que el Cabildo de Saltillo autorizó la construcción vertical de edificaciones con más de 10 pisos, que por décadas estuvieron prohibidas en el Primer Cuadro.

DICEN QUE ESTÁN PREPARADOS

Desde la conformación del consejo Estatal de Protección Civil en Coahuila, integrado por alcaldes, secretarios estatales, mandos militares y policiacos, así como delegaciones estatales como la CNA y la SCT, además de los titulares de Protección Civil 3en la entidad, Saltillo está preparado para enfrentar cualquier contingencia.

“En Coahuila estamos preparados para cualquier contingencia, incluso de un sismo, son fenómenos que no son predecibles ni en magnitud o sitio de impacto ni mucho menos en los daños que puedan ocasionar, sin embargo, podemos responder también en este caso”, así lo consideró el subsecretario de Protección Civil Francisco Martínez Ávalos.

Pero, ¿cómo responderían las autoridades ante un terremoto como el que abatió en cuestión de minutos a la Ciudad de México?

“El ejemplo que ponemos fue el tornado de Ciudad Acuña, donde a los pocos minutos ya estábamos en el lugar, estaba la autoridad municipal, el Ejército y horas más tarde, ya estaba el presidente de la república Enrique Peña Nieto en el sitio”, apuntó.

Dijo que de inmediato se aplicarían todos los protocolos de rescate que tiene la dependencia, como el de atención a personas heridas o atrapadas, recuperación de cuerpos, localización de personas desparecidas, limpieza y restricción de áreas de peligro, apoyo con insumos, alimentos y resguardo de la población.

“Hemos tenido de todo, en 2011 tuvimos los incendios más grandes de Coahuila con 400 mil hectáreas dañadas; en 2010 el huracán “Alex”, con más de 25 municipios declarados como zona de desastre; en 2012 tuvimos sequía en 23 municipios, hemos tenido trombas, inundaciones, heladas, tornados, sólo nos faltan maremotos”, comentó.

Martínez Ávalos señaló que el antecedente más cercano a un sismo en la ciudad se tuvo el 13 de mayo del 2015, con un movimiento telúrico de 4.1 grados en escala de Richter, que pasó de- sapercibido en la ciudad, con epicentro en un punto poco poblado.

A pesar del trabajo que realizan las autoridades en temas de prevención y acción ante sucesos que pudieran poner en riesgo a la población, como en el caso de un temblor, en general no existe una capacitación enfocada a protocolos en caso de sismo, debido a la baja probabilidad de que estos se presenten.

QUE HAY DEBAJO DE SALTILLO

Un estudio generado por la Facultad de Ingeniería Civil de la Universidad Autónoma de Coahuila, da cuenta de los principales tipos de suelos sobre los que está cimentada la ciudad de Saltillo. Son finos, arcillas o compuestos a base de almendrilla, los más riesgosos para construir en una zona sísmica o de hundimientos.

• NORTE: suelos gruesos, partículas mayores al tamizado de la malla 40, amplios y arenosos

• NORESTE: suelos arenosos y finos, también encontrados en los bordes de los arroyos.

• SUR: suelo grueso y fino, material calichoso.

• PONIENTE: suelo arcilloso, lunares de material; lutita formada por roca que al exponerse al aire se fragmenta.

• CENTRO: suelos gruesos y finos, en algunos puntos con almendrilla, material que dificulta la cimentación, con riesgo de hundimientos.

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