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‘Placer prohibido’ regresa a Saltillo

Por Redacción

Publicado el lunes, 19 de junio del 2017 a las 08:02


Mujeres ‘olvidan’ prohibición legal y se deleitan con un bailarín regio.

Saltillo, Coahuila.- No quiero recordar el nombre de ese lugar de Saltillo, en donde un hombre se desnudó; se quitó el traje de policía que portaba, su ropa quedó en el suelo, pero antes de dejar caer la última prenda, (un bóxer de color negro y rojo), fue el instante en el que 20 mujeres admiraron por completo el cuerpo de aquel bailarín que hacía un striptease sólo para ellas, incluida, yo una reportera encubierta.

La invitación para el show erótico a cargo de un reconocido personaje de la ciudad de Monterrey, me llegó por parte de una amiga. El costo del boleto era de 120 pesos, precio que daba el derecho a presenciar bailes candentes y hasta permitía tocamientos mutuos entre espectador y el bailarín.

A pesar de ser un espectáculo prohibido por la ley, la curiosidad y la clandestinidad nos motivaron a comprar los boletos para el evento programado para ese viernes.

La cita

Las manecillas del reloj marcaban casi las 18:00 horas. Calculamos, que si llegábamos una hora tarde pasaríamos desapercibidas entre las asistentes, quienes seguramente ya estarían distraídas por los bailes del espectáculo. Bajamos del carro rápidamente y entramos al lugar que sería el cómplice de esas mujeres.

El salón tenía espacio para 150 personas, sin embargo apenas si se contaban cinco mujeres. “¡Qué mala suerte!”. Al entrar todas voltearon y saludaron. Cruzamos una mirada como de complicidad y eso fue todo. En ese momento entendimos que éramos desconocidas, acudimos a un evento del cual no se podría hablar y que, como dice el dicho, “lo que pasa en Las Vegas se queda en Las Vegas”. El mesero llegó a ofrecernos agua, cerveza o refresco.

La mayoría lucían vestido, zapatos altos y maquillaje, nadie se movía de su asiento más que para ir al baño.

Comienza el show

El tráfico de ese día en la carretera Monterrey – Saltillo demoró “al artista” por casi 4 horas, tiempo en el que apenas y llegaron unas 20 mujeres.

“¡Por fin llegó!”; al ver que sólo eran 20 las espectadoras se decidió hacer un círculo en medio del salón. Del vestidor salió un policía con traje ajustado, nada de su anatomía dejó a la imaginación. Para el segundo baile ya estaba frente una mujer a quien le puso suentrepierna en la cara.

Conforme continúo la música las prendas cayeron y la excitación aumentó. Al principio en el aire se respiraba timidez, temblorosas las manos buscaban los pectorales, y los glúteos de aquel hombre que sonrojaba a las damas, pero que con su loción fina las atrapó .

Ese día, las mujeres se permitieron tocarle la espalda, brazos, los glúteos y los genitales. Para disfrutar el baile erótico, la edad no fue requisito.

El último baile fue como un “Elvis Presley”, entallado en un pantalón blanco, con el que delató la ausencia de ropa interior.

Quienes quisieran más debían pagar 200 pesos por un privado.

Finalizó la canción, el aroma del caballero seguía y la magia terminó. Así se llegó el tiempo de ir a casa a preparar el lonche del marido para el siguiente día.

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