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Persiste culto a la Santa Muerte

Por Luis Durón

Publicado el domingo, 25 de junio del 2017 a las 09:00


Visitan altar enclavado en Saltillo todo tipo de creyentes.

Saltillo, Coahuila.- La Niña Blanca o la Santísima Muerte son los nombres con los que la conocen aquellos que le rinden devoción, quienes depositan su fe y le piden favores, los que la veneran incluso desde pequeños, esos que mantienen oculto su fervor por el miedo a ser señalados.

Entre los caminos sinuosos del tramo Los Chorros de la autopista Carbonera – Puerto México los devotos de la Santa Muerte han desafiado las leyes constitucionales para rendir homenaje a su patrona.

En un paradero de descanso a un lado de altares a la Virgen de Guadalupe y San Judas Tadeo, los feligreses de la muerte levantaron un altar a la Niña Blanca.

Veladoras encendidas, fotografías de personas desaparecidas, en su mayoría mujeres, oraciones y figuras de la Santísima Muerte están postradas en un nicho natural formado por el hueco de la montaña.

En el altar fueron puestas varias figuras de yeso o cerámica representando a la Santa Muerte. Frutas, botellas de tequila, colillas de cigarros, fotografías de personas, veladoras que permenecen encendidas y se consumen a los pies de ‘la santísima’.

Ana Castillo tiene un altar en su honor en el corazón de la ciudad.

El único en pie

En la parte baja del altar yace un cuadro de la Santa Muerte destruido, tal vez fue roto por las personas que condenan la creencia.

El altar a la Niña Blanca, como también le dicen sus seguidores, es el que se encuentra en mejor estado comparado con el nicho de la Virgen de Guadalupe o con el de San Judas Tadeo apostados a ambos lados de la Santa Muerte.

Es el único altar en honor de la Santísima Muerte que continúa en pie sobre una carretera aledaña a Saltillo. Los demás fueron destruidos por la Policía Federal. El culto a la muerte fue atribuido a aquellas personas vinculadas con el narcotráfico cuando la violencia azotaba el estado.

Hubo una orden e incluso una Ley Federal que prohibió la construcción de altares dedicados a la Niña Blanca en las carreteras nacionales.

Al recorrer la carretera Saltillo – Monterrey a la altura del Parque Industrial Ramos Arizpe se aprecia un altar en su honor destruido por la Policía Federal en el carril que lleva a la capital neolonesa.

En ese lugar aún quedan vestigios de lo que fuera un altar con gran concurrencia, cientos de vasos de veladoras consumidas están esparcidos alrededor de las ruinas del altar.

Algunos pedazos de yeso pintados de negro yacen entre la maleza, serían aquellas piezas que formaban la figura de la Santa Muerte, representada por un esqueleto humano vestido con una túnica negra, roja, verde o morada, en su mano derecha una guadaña y en la otra una balanza.

Brindan con ella

En el kilómetro 37 de la misma carretera pero de regreso a Saltillo. Se destruyeron dos altares levantados por los tráileros en honor a la Santa Muerte. Solo quedan los restos de lo que fueran lugares de adoración.

Igual que en otros lugares prevalece la presencia de veladoras y botellas de tequila, instrumentos de adoración de la Santa Muerte cuyo significado fue explicado por Ana Castillo, propietaria de un altar erigido en la zona comercial del Centro de Saltillo.

“El tequila es para brindar por ella y por los favores recibidos y los no recibidos, tiene que ser un tequila muy fuerte, por eso eligen los más baratos que traen más alcohol. Los cigarros, que dos mujeres se fuman antes de ofrecerlos, son por “puro gusto”, pues dicen que el humo ayuda a limpiar toda la mala energía, mientras que las flores que los creyentes han llevado son la vida que la Santa Muerte ofrece hasta que Dios la quita, también les gusta llevarle fruta o lo que ellos quieran dar para presentar sus respetos”.

El culto a la muerte en Saltillo no se ha ido, ‘la santísima’ sigue siendo adorada por miles de hombres, mujeres y niños que acuden al corazón de la ciudad para rendirle homenaje, hacer una oración y pedirle algún favor.

Devoción heredada

A pesar del estigma de que los seguidores de la Niña Blanca se dedican a actividades ilícitas, Ana cuenta que no es así, ya que entre los seguidores figuran doctores, ingenieros, amas de casa, abogados, estudiantes e incluso niños.

Fue su padre, Gilberto Castillo, quien trajo esta fe a Saltillo hace 27 años del Distrito Federal. Él le inculcó la devoción desde niña y siempre ha tenido muy claro que el culto a la Santa Muerte no está peleado con ninguna religión.

Ana menciona que personas católicas también adoran a la Santa Muerte como a cualquier otro santo, “la única diferencia es que la muerte la toman como un medio para llegar a Dios, es el último paso antes de alcanzar la vida eterna”.

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