Saltillo, Coah.- Apenas se escuchaban las opiniones de ex-jugadores y cronistas en la televisión, cuando los aficionados ya estaban llegando expectantes, podría decirse que hasta motivados, a los diferentes bares de la ciudad para ver el juego entre México y Estados Unidos.

Sin embargo, la sonrisa se fue reduciendo en los rostros que cambiaban su semblante alegre a gestos más serios, casi rígidos y yertos.

El gol de Estados Unidos casi al término del primer tiempo cayó como balde de agua fría. La expulsión de Rafa Márquez arrancó protestas, pero el segundo gol del artillero estadounidense Michael Bradley calló las bocas y resaltó la frustración local, al silbatazo final.

Dedos entrelazados, ceños fruncidos, caras largas e incluso uno que otro amargado apartado del grupo en un rincón, fueron el resultado de la actuación del conjunto nacional en esta llamada “Guerra fría” del balompié entre Estados Unidos y México.