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Mientras cargaba el cadáver del niño lo insultaba

Por Agencias

Publicado el viernes, 16 de marzo del 2018 a las 14:59


Ana Julia planeó la muerte de Gabriel; ya tenía hecho el pozo

El Mundo | España.- Aquel 27 de febrero, Gabriel Cruz estaba en Las Hortichuelas (Níjar) en casa de Carmen, su abuela paterna, para pasar el puente del Día de Andalucía (28-F). Ana Julia Quezada, pareja entonces de su padre, comió con Gabriel y con Carmen. Al terminar, el pequeño quiso ir a jugar con sus primos, como era habitual, a casa de su tía Rosa, que está a cien metros por un camino de tierra. Se marchó con la promesa de volver a merendar, algo que no hizo nunca porque no llegó al destino.

Ana Julia salió “unos diez minutos después” de la casa de Carmen y lo alcanzó antes de llegar a la vivienda de sus primos. El auto de prisión de la autora confesa de la muerte de Gabriel, al que ha tenido acceso ABC, asegura que la dominicana, “mediante engaño o promesa” le dijo al niño que iría “prontamente a jugar con sus primos” para trasladarlo a la finca de la familia de su padre, según el documento entre las 15.34 y las 15.45 horas de aquella tarde, y allí matarlo.

Ambos fueron a la propiedad de Rodalquilar (Níjar), a unos cinco kilómetros de Las Hortichuelas, para cometer el “macabro plan criminal”. El auto revela que lo asfixió con sus propias manos hasta provocar su muerte, lo desnudó parcialmente, lo trasladó al jardín y lo enterró en un lugar “donde previamente había hecho un hoyo con una pala”. Disimuló la tumba con piedras ornamentales de jardín y unos tablones, según los detalles aportados por la Guardia Civil. El auto dice que, tras asesinar a Gabriel con alevosía, siguió con su plan y se mantuvo en el cortijo de Rodalquilar haciendo unas tareas de pinturas que le sirvieran de coartada.

Falsa preocupación

Ana Julia regresó a casa de Carmen, donde a las 18.00 horas se detectó la ausencia de Gabriel porque no volvió a merendar. A las 20.00 horas se dio aviso a la Guardia Civil y comenzó una búsqueda de 12 días en la que participaron 5.000 personas para rastrear 625 kilómetros cuadrados de terreno. Mientras tanto, la dominicana dio “una falsa apariencia de preocupación por la desaparición y suerte del niño”. “Engaño que mantuvo varios días”, remarca el auto judicial, que expone que esta farsa llegó al punto de colocar una prenda del menor –una camiseta– en el monte para ser encontrada por ella misma y así despistar a los agentes que practicaban la búsqueda.

Sin embargo, ese fue su error fatal. La Guardia Civil asegura que centraron la investigación en Ana Julia tras aparecer la camiseta en un lugar que ya había sido rastreado ese día. Les resultó extraño que la prenda estuviera húmeda, pero no lo suficiente, como para haber estado a la intemperie tras días de lluvia. Comenzaron a sospechar y vieron que Ana Julia había perdido el teléfono móvil dos veces durante la búsqueda en un período muy corto de tiempo. También observaron su comportamiento y detectaron que había mentido y que había incurrido en contradicciones.

Pura crueldad

El 11 de marzo, Ana Julia llevó a Ángel Cruz, padre de Gabriel, a una entrevista. La Guardia Civil la seguía de cerca. Se fue a la finca de Rodalquilar, donde había regresado de forma periódica, siempre acompañada, durante los 12 días de ausencia del niño y con la excusa de airear el cortijo por las labores de pintura. Estaba sola y aprovechó para ir y desenterrar a Gabriel.

Lo introdujo en el maletero del Nissan Pixo gris “con la intención de deshacerse del cuerpo en un invernadero”, según lo recogido en el auto, y “vertiendo expresiones vejatorias”. Según el juez, los insultos al pequeño asesinado “no hacen sino acrecentar las pruebas incriminatorias contra la detenida y revelan, presuntamente, una falta de sentimientos y humanidad que ella misma ha calificado y que, de ser ciertas sus palabras, sería pura crueldad”.

En base al relato de los hechos, el magistrado titular del Juzgado de Instrucción 5 de Almería mandó a Ana Julia Quezada el jueves a la cárcel de El Acebuche. Está en prisión provisional comunicada y sin fianza acusada de los delitos de asesinato con alevosía, detención ilegal (secuestro) y un delito contra la integridad moral del pequeño Gabriel.

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