Saltillo, Coahuila.- “Max”, el criollo con características de pitbull que provocó la muerte del pequeño Íker a finales de 2016, no corrió con la suerte de los perros anónimos, que por carecer de fama, simplemente fueron sacrificados sin activistas que clamaran por sus vidas.

Tan sólo el año pasado, 3 mil 735 perros fueron sacrificados por Control Canino del Municipio, un poco más de 10 animales por día. Simplemente se les aplicó un coctel de anestésicos, y tras morir por sobredosis, los restos fueron incinerados por la empresa Ameq de México.

De acuerdo con información de la Dirección de Salud, el número de perros sacrificados se ha incrementado en 19%, a la par de las llamadas ciudadanas para que los perros en las calles sean recogidos.

Desde 2012, con el problema de garrapatas que se registró en diversos sectores de la ciudad, se disparó la cantidad de perros que fueron capturados por Control Canino, así como de paso el número de perros, con dueño, que fueron rescatados de ser sacrificados.

El año pasado, tras los ataques de perros pitbull, varios animales fueron arrojados a las calles, lo que incrementó el número de capturas; algunos fueron rescatados, la mayoría fueron
sacrificados.

Disponer adecuadamente de cada perro le cuesta a la ciudad 125 pesos diarios.