Seguridad
Por Agencia Reforma
Publicado el miércoles, 21 de junio del 2017 a las 22:25
Reynosa, Tamps.- Asediados por el acoso y el cobro de cuotas de los cárteles del crimen organizado, comerciantes y productores de diversos poblados de la región citrícola de Tamaulipas pararon sus actividades por tres días.
Unos 400 comercios de los municipios de Güémez, Hidalgo y Padilla bajaron desde el lunes sus cortinas para exigir al Gobierno del panista Francisco García Cabeza de Vaca condiciones para poder llevar a cabo sus actividades.
Comerciantes y productores locales dijeron que la crisis de inseguridad ha escalado en los últimos cinco años, golpeando a múltiples ejidos de esta zona del centro de Tamaulipas, ubicados sobre la carretera Victoria-Monterrey.
El paro de actividades incluyó gasolineras, restaurantes y centros de recibimiento y comercialización de la cosecha de naranjas en los tres municipios.
El director general de la Federación de Cámaras Nacionales de Comercio (Fecanaco) en Tamaulipas, Abraham González, afirmó que este paro se registra en la mayor parte de los ejidos de estos municipios.
“La gente está protestando por la inseguridad que está prevaleciendo”, dijo.
“Ahorita hay cosecha de naranja muy fuerte y los grupos (criminales) están disputando la plaza en el sentido del cobro de cuotas.
“En (los poblados) Santa Engracia e Hidalgo prácticamente todos (los negocios) están cerrados, y en la Hacienda Santa Engracia, El Barretal”, afirmó. “Son ejidos que están asolados por este tema (de la inseguridad)”.
Según datos de Fecanaco, la región citrícola de Tamaulipas está integrada por 40 mil hectáreas donde se siembra naranja, toronja y mandarina.
Dirigentes y productores citrícolas señalaron que la actividad del sector se ha visto paralizada por la guerra que mantienen los grupos delictivos y por el cobro de cuotas.
“No podemos mover la cosecha del campo, porque (los delincuentes) nos han advertido que, mientras estén en pleito, no debemos hacerlo y corremos el riesgo de quedar en fuego cruzado”, dijo uno de los líderes de citricultores.
Además, denunció el cobro de cuotas para transportar la naranja, así como el acoso a los propietarios de las empresas dedicadas a su comercialización.
“Cuando un propietario no paga cuota”, dijo un productor, “le ordenan al personal que no se presente a trabajar porque los desaparecen y, así, el negocio se queda sin empleados”.
Los citricultores locales se han visto tan afectados por la inseguridad que, de comercializar la tonelada en 3 mil 200 pesos apenas en mayo, actualmente la venden hasta en menos de mil pesos.
“Los grupos del crimen están secuestrando a los pocos compradores de naranja que quedan”, dijo otro productor.
“Piden cuotas a los cortadores, a los transportistas. Lograron desplomar el precio (de venta) de la naranja”.
Una fuente policial señaló que en la zona de Güémez y el poblado de El Barretal se registra una pugna entre miembros de dos grupos que pelean el control de las plazas.
Otra versión asegura que un tercer grupo del crimen se sumó a la disputa.
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