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Las entrañas de General Cepeda

Por Ruta Libre

Publicado el lunes, 26 de junio del 2017 a las 16:21


Cuevas nunca antes exploradas y túneles poco conocidos son los secretos que todavía guarda un municipio con mucha historia

Por: Yadira Leos

Saltillo, Coah.- Desde hace 150 años los habitantes del Tecojote, municipio de General Cepeda, cuentan de la existencia de la Cueva del Salto, que está encajada en la Sierra Madre Oriental. Hasta la fecha sólo algunos han entrado, sin embargo el lugar, del que se cree tiene salida al otro lado de la montaña, no ha sido explorado por especialistas.

El Tejocote, un ejido llamado así por la abundancia de los árboles de este fruto que abunda en la sierra, es un pueblo considerado con mucha historia y leyendas derivadas del Marqués de Aguayo, personaje que se niega a perder las tierras que fueron consideradas el latifundio más grande de América y que, según lo que se cuenta, aún se hace presente en la Hacienda de Patos.

A 40 minutos de Saltillo se ubica General Cepeda, antes llamado Hacienda de Patos o Villa de Patos. Es ahí en donde se asientan túneles y cuevas misteriosas que eran usados para el paso del agua o trasladar oro, así como para el tránsito evadiendo el contacto con la población y las autoridades.

De las rutas escondidas es común hablar de los túneles que conectan diversas partes del municipio, y lo mismo sucede con las cuevas en las montañas. Algunos de estos sitios ya fueron visitados para tratar de descifrar la magia que existe en estos lugares.

Sin embargo de la Cueva del Salto no se tiene conocimiento de que haya sido explorada, como lo explicaron el jefe del Comisario del Tejocote, Víctor Álvarez, y el profesor Roberto Nieto, del Departamento de Cultura de General Cepeda, quienes acogieron a Zócalo Saltillo para mostrar en exclusiva las rutas escondidas de este pueblo.

RUTA DE ASALTANTES

Por la carretera libre a Parras, en el kilómetro 20, se aprecia la desviación a El Tejocote. Luego de recorrer 18 kilómetros de terracería se llega al ejido compuesto de unas 200 familias. Ahí la gente grande se dedica a la ganadería y a la agricultura, mientras que los jóvenes salen a las fábricas a trabajar.

Adultos y jóvenes, hasta los niños, conocen la existencia de la Cueva del Salto, los habitantes de este lugar la nombraron así porque se ubica en el cañón del mismo nombre, pero es el misterio que la rodea lo que evita que sea explorada.

“Es una cueva que está muy honda, poca gente ha entrado, pero se regresa porque a la mitad del camino se apaga todo y temen caer al vacío, por eso la gente le tiene respeto. Se cree que pasa de lado a lado de la sierra”, relató el jefe del Comisariado.

Explicó que su padre Basilio fue quien le pasó la ubicación y relató la historia de la mina. Desde que el comisariado tiene uso de razón sólo unos cuantos han entrado. “No han sido exploradas, son (cuevas) vírgenes”, afirma.

Dice la historia, contada por los pobladores, que atrás del Cañón del Salto existían unas vías del tren que trasladaban a personajes acaudalados, por lo que eran muy comunes los asaltos para despojarlos de sus pertenencias.

Para evadir la justicia, los asaltantes recorrían la cueva y en poco tiempo estaban del otro lado de la sierra, en donde aprovechaban para esconder el botín. Apuntó el comisario que se han desenterrado tres tesoros.

“Gente que viene a la sierra con detectores de metales ya sacaron tres tesoros, pero no conocen la cueva. A nosotros no nos interesa ir por el dinero escondido, nosotros le damos más valor a los objetos de nuestros antepasados”.

No se ha confirmado la salida de la cueva debido a que los pequeños grupos de ejidatarios que han entrado optaron por no seguir con la travesía, ya que después de 100 metros las linternas se apagan, la oscuridad es total y el miedo de caer por el vacío los atrapa.

“Hemos entrado, pero ni la mitad recorremos y se apagan las linternas, y como baja y sigue más al fondo, la gente le tiene su respeto. Lo que hemos recorrido está muy bonito y hemos visto algunas monturas de caballo antiguas”.

Se cree que antes entraba gente, los pobladores hablan de algunas monturas antiguas que vieron durante los pasadizos de esta cueva, lo que podría corroborar que era usada para transitar a caballo.

Según relata el jefe, hasta la fecha no han tenido oportunidad de sacar alguna montura, pues al apagarse la luz, la oscuridad no permite hacer maniobras.

Asentó que a pesar de ser una belleza por la que transitan a diario, ya que los pastores pasan por el lugar cuando suben su rebaño hasta la cima de la montaña, pocos la visitan.

Sólo cuando un familiar va de paseo o de día de campo piden a los habitantes que les acompañen a un recorrido y comienza la caminata de casi dos horas. “Yo tenía 10 años de no venir, hasta ahorita que los traje a ustedes a que la conozcan”.

Llegar a la cueva es una travesía. Para arribar a las faldas de la sierra es necesario trasladarse en camioneta, luego caminar cuesta arriba por casi dos horas. Tres litros de agua no son suficientes durante el trayecto.

Un camino sinuoso y con voladeros constantes es por lo que se tiene que pasar para llegar a la cueva, a casi mil 500 metros sobre el nivel del mar. La entrada es angosta, apenas sobrepasa el metro de ancho por 1.40 de largo.

Los tábanos, moscos que chupan la sangre, son insistentes al buscar clavar sus pequeñas lanzas. El piquete es parecido al de la abeja y traspasa hasta la mezclilla, constantemente tienes que espantarlos para caminar.

A unos cuantos metros de llegar a la cima del Cañón del Salto, unas piedras resguardan la pequeña entrada, al introducirse hay un espacio amplio que recibe a los visitantes. El piso no es muy firme y se debe tener cuidado al avanzar por las diversas cavidades.

Al entrar y encender la luz, los murciélagos comienzan a revolotear en la cabeza de los visitantes para dar la bienvenida. Así comienza la travesía de los reporteros que corroboraron la belleza de esta cueva aún no explorada.

Hace dos años El Tejocote se llenó de gente importante que acudió a instalar la red de agua potable, sistema que complementa el abastecimiento que se tenía con los pozos naturales, sin embargo, ningún especialista visitó el pueblo con la intención de explorar esta ruta escondida.

LOS TÚNELES DEL MOLINO COLORADO

Debajo de la casa conocida como El Molino Colorado existen por lo menos dos túneles, uno que era usado para el paso del agua y otro que comunica la casa con la ahora Presidencia Municipal y la iglesia San Francisco de Asís.

En la historia de General Cepeda se narra que el Marqués de Aguayo utilizó estos pasadizos para trasladarse hasta su casa y matar a su esposa al descubrirla en un amorío con un sobrino. Este pasaje fue plasmado como un hecho verídico en una pared de la Presidencia Municipal.

Los habitantes aseguran que el túnel llegaba a Zacatecas y que el Marqués lo usaba para transportar carretas repletas de oro y así evitar los asaltos. Otros insisten que también llegan hasta la Catedral de Saltillo, pero esto no ha sido comprobado.

El Molino Colorado ahora pertenece a la familia Treviño Villarreal y ha sido visitada por gnósticos y hasta videntes, quienes intentan descifrar el misterio de los túneles que atraviesan el pueblo, y que dicen eran los pasadizos del Marqués de Aguayo.

Al fallecer Abel Carlos Treviño García, el presidente municipal de General Cepeda que instaló la primera planta eléctrica, la propiedad se dividió entre la familia. En la parte del fondo vive la señora Ernestina Contreras, quien nos abre las puertas de su casa para contar la historia.

El paseo por la casa comienza en la parte trasera del lado derecho, ahí está un canal de agua que abastecía al molino de granos en el siglo 19. A pesar del tiempo transcurrido, aún existe material original. El caliche y el tenestete eran los más utilizados.

La dueña de la casa explicó que este canal bajaba el agua hasta el molino que tenía una bomba para dar potencia al agua y que gracias a las hélices de piedra podía moler los granos de maíz y trigo.

La señora invitó a caminar por el pasillo de la otra vivienda. Esta la ocupa su suegra. Al final, en la que ahora es una especie de bodega, hay un hueco subterráneo. Este quedó después de quitar la bomba que era usada en el molino. Fue entonces que asombrados se dieron cuenta de un pequeño paso de agua, en donde apenas cabe una persona en cuclillas.

Según la historia, este túnel llevaba el agua hacia el río. Hoy la entrada está cubierta por un tablón de madera. Constantemente las personas visitan el lugar y buscan entrar a éste. Son 50 metros los que se recorren agachado y aún hay agua estancada y olor a humedad. Después de esta distancia el camino se vuelve angosto y no permite ir más allá.

Conforme se avanza por este lugar, el ambiente se vuelve tenso. La falta de aire y el olor a metal predominan.

“Muchas ocasiones nos han dicho que hay dinero enterrado aquí, por el olor a metal que existe, pero no hemos hecho mucho caso”, dijo Ernestina Contreras, quien continuó su andar por la propiedad.

Estas dos casas están construidas en lo que eran las huertas del Marqués. Es común ver fenómenos paranormales dentro de la casa, que según la familia son el Marqués y su esposa, quienes cuidan sus riquezas.

En la otra parte de la casa, ubicada a la entrada, la construcción luce roja para mantener el nombre de Molino Colorado. Aquí existe otro túnel, este es de mayores dimensiones y lleva hasta la Presidencia Municipal y la iglesia.

“En el pasillo hay un túnel que dicen que comunicaba a la Iglesia, a la Presidencia, y a Bonanza, Zacatecas, donde tenía (el marqués) las minas de oro. Él entraba montando su caballo para traerse en un costal las barras de oro”, platicó Contreras.

Ernestina sufre de claustrofobia y por eso evita entrar, no obstante hay gente que sí lo ha hecho y refiere que al bajar hay un cuarto grande y luego se ve un camino largo. Nunca han ido más allá, por lo que no saben exactamente a dónde lleva.

La hipótesis de que el marqués se trasladaba por estos pasadizos para llegar a otros lugares o trasladar su oro con seguridad no está confirmada. Lo que sí es cierto es la existencia de los túneles que conectan el pueblo con los lugares frecuentados por este personaje.

La historia de esta casa es vasta, toda enfocada al Marqués de Aguayo, quien se ha mostrado hasta en las fotos. La dueña relató que en la familia existe una imagen en donde claramente se ve el personaje parado en una esquina del Molino Colorado.

Ernestina contó que antes la gente tenía miedo de transitar por la calle cuando la noche caía. Hoy en día ya están más familiarizados y hasta acuden pueblerinos y foráneos para conocer la historia.

A pesar de no tener salida el túnel del Molino Colorado, los pateños aseguran que éste comunica a la Presidencia Municipal, antigua Casa Administrativa del Marqués. Hace muchos años se realizó una remodelación, en donde ahora están los baños hubo un hundimiento y existía un cuarto.

“La Presidencia era la casa administrativa del Marqués de Aguayo, dueño de la Hacienda de San Francisco de Patos. El túnel tiene una probable salida en esta parte, pero le pusieron concreto y está tapada”, explicó el maestro Roberto Nieto.

Hace nueve años, la iglesia del pueblo fue remozada y no se encontraron huecos ni pasadizos, pero sí cuerpos enterrados de la gente adinerada de aquel entonces. Sin embargo, en la casa contigua, que antes era el Convento de los Frailes Franciscanos, se percataron de un hundimiento.

“En este convento fue donde se les dieron las primeras letras a los nativos. Aquí tenía salida el túnel. Una vez hubo un hundimiento y se veían las cavidades que se iban a los lados, pero se volvió a sellar. Se piensa que esta es la salida, porque en este punto hay arcos que hacen suponer que el Marqués salía con sus carretas para trasladarse a otras partes”, agregó el profesor Nieto.

MOLINO QUEMADO

El Molino Colorado fue el primero en construirse en General Cepeda. Años más tarde colocaron otro al sur del municipio. Las dimensiones de la construcción eran inferiores a las del primero, los canales donde bajaba el agua de la sierra para mover el molino eran pequeños y en este caso se cree que no había túneles.

Sin embargo, la historia es contada por los pueblerinos debido a la similitud de la construcción con el Molino Colorado y la leyenda trágica. Cuentan que una cosecha resultó muy abundante para la familia, los granos fueron colocados en la bodega, situada a un lado de la casa que era habitada por los dueños y trabajadores.

Ese año, sin saber cómo o por qué hubo un incendio que consumió la casa y las bodegas. La familia quebró y este molino dejó de funcionar. Ahora es conocido como el Molino Quemado, sitio que guarda misteriosos secretos.

En los vestigios de lo que alguna vez fue una casa con más de ocho cuartos construidos de adobe, se encuentran unos hoyos en el interior, sobre todo en la bodega, se dice que los propietarios excavaron y encontraron tesoros enterrados.

Ante estos descubrimientos, los propietarios ya no siguieron los trabajos y no se pudo constatar la presencia de algún pasadizo secreto. Trascendió que hay habitantes de General Cepeda que durante sus construcciones han encontrado túneles, pero evitan denunciar ante el temor de que las autoridades gubernamentales les quiten los terrenos.

SIN SALIDA

El cronista de General Cepeda y director del Museo Atlahualco, Jorge Luis Esquivel, reconoce que ha bajado al túnel del Molino Colorado y aseguró que estos eran usados para el traslado del Marqués de Aguayo dentro de su hacienda.

No obstante niega que estos espacios, que forman parte de la historia de la Hacienda de Patos, tengan salida hacia otras ciudades, ya que es ilógico que puedan recorrer más de 300 kilómetros a caballo.

Esquivel relató que la leyenda habla de que el Marqués de Aguayo se trasladó desde Mazapil, Zacatecas, por el túnel para matar a su mujer al descubrir amoríos de su esposa con un pariente.

Pero el cronista insiste que a pesar de que existe una entrada, no se sabe a ciencia cierta si es verdad que tengan salida en otras ciudades. “Todo el trayecto de allá hasta acá es mucho, no creo que se pueda dar”.

El cronista, que se desempeñó como maestro, es oriundo de este municipio y recordó que cuando tenía 10 años bajó al túnel. Refirió que eran espacios muy amplios y que medían alrededor de tres metros de altura por tres de ancho.

“Caminamos algunos 100 metros, pero alguien se asustó y todos nos asustamos y nos salimos. Lo cierto es que olía muy fuerte a heces fecales”.

Esquivel platicó que los habitantes realizan excavaciones para construir las fosas sépticas, y son ellos quienes han dado con estos túneles que se esconden entre el subsuelo de General Cepeda y que son tapados para instalar la fosa.

General Cepeda está rodeada de misterio, leyendas y pasadizos secretos, muchos de los cuales, hoy en día no son explorados y no puede corroborarse la veracidad de lo que cuentan los antepasados.

Lo que sí es verdad es que en la época virreinal, General Cepeda fue parte del latifundio más grande de América, que abarcó la parte norte de Zacatecas y la parte sur de Coahuila hasta los municipios de Monclova y Cuatro Ciénegas. Son cientos de años de historia que se guardan en estas tierras.

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