Ciudad de México.- Desde redes sociales la tragedia del sismo del 19 de septiembre ha llegado hasta diferentes partes del mundo, sin embargo pareciera que las autoridades no tienen el alcance para ver el daño y afectaciones en todo el terreno nacional, o al menos así lo viven y reclaman los habitantes de los municipios de Atlauta, Ecatzingo y Ozumba a las faldas del volcán Popocatepetl, un lugar en que pareciera no haber esperanza para la reconstrucción.

A diferencia de las fotografías que le dan la vuelta al mundo, en donde se ven miles de mexicanos compartiendo ayuda, buscando en los escombros, así como cooperando o auxiliando, en el mencionado poblado los habitantes hacen esfuerzos titánicos por levantarse entre ellos mismos.

Una de las historias ya narradas es la del campesino Ernesto Vergara, quien contó emocionado y entre lágrimas su vivencia durante el temblor en el municipio de Ecatzingo. “Dejé la pala y la sorpresa fue que vi mi casa caída, pensé lo peor, una hora después llegaron mi esposa e hijos, juntos lloramos al ver que ya no teníamos nada”, relató el habitante que actualmente se refugia en el albergue cercano.

‘NO’ AL OLVIDO

Pareciera que acto importante de este desastre nacional es la visita de los gobernantes esto claramente para tener un análisis y panorama de los daños, la ayuda llegó al pueblo ubicado a tan sólo 15 kilómetros del “Popo” dos días después del sismo, 48 horas de incertidumbre y de agonía para los afectados.

Según reportes cerca de 80% de las viviendas sufrió daños estructurales importantes, por lo que familias no duermen en ellas por temor a que se caigan, otras más simplemente se quedaron sin su patrimonio.

AYUDA LENTA

Habitantes, así como algunos de los pocos voluntarios, aseguran que la ayuda humanitaria llega a cuentagotas, motivo que pega en la esperanza de los pobladores quienes con temor vislumbran el futuro y recuperación del lugar.

En el lugar no se ven rescatistas internacionales, decenas de medios de comunicación, mucho menos refugios para animales o políticos transmitiendo desde redes sociales.

Ahí lo que se ve es necesidad, es llanto, tragedia y desesperación para recibir el auxilio de la sociedad mexicana, de la cual se habla tanto en medios internacionales y redes sociales, pero ellos no ven.

LLAMADO

Las horas avanzan, los vecinos no paran, pero el hambre y el cansancio comienza a pesar en los voluntarios, quienes entre frustración y lágrimas ayudan a tratar de recoger lo que queda de sus hogares.

Los habitantes claman ayuda, que el Gobernador se acerque a las comunidades, que las cámaras re-gistren los daños, y no ser los olvidados de la tragedia.