Saltillo, Coahuila.- El premio internacional de poesía Gilberto Owen Estrada llegó a las manos de la poeta Esther M. García, quien entre una nómina de 100 autores de distintos países resultó ganadora por el fallo unánime del jurado que la premió. Zócalo platicó con ella para conocer un poco más de su libro ganador.

EL CUERPO FEMENINO

Para Esther García un escritor debe tener oficio para trabajar las cosas aunque ya estén terminadas, un libro nunca termina de escribirse y siempre puede mejorarse, afirma, y para muestra está el poemario con el que ganó el premio que convoca la Universidad Autónoma del Estado de México.

“El libro con el que gané fue el que trabajé con la beca del PECDA del 2014-2015. Al principio se llamaba Tarántula, pero fui puliéndolo y trabajándolo, ya que decidí no quedarme sólo con el trabajo que había hecho gracias a la beca, así que con el paso de los años el libro que originalmente era de 100 cuartillas quedó en un libro de 70, que ahora se llama Mamá es un Animal Negro Que Va de Largo por las Habitaciones Blancas”, expresó la autora, quien se declara muy feliz por el premio.

La obra de García retoma las problemáticas del género, las visiones oscuras de la vida de las mujeres en la sociedad, y ahora, en este libro, la cuestión oscura de ser madre.

“El libro hace referencia a todo el rollo que es la maternidad, el aborto y la sexualidad de la mujer, pero no visto de ese lado optimista en donde se hable de todo lo bonito que es tener un hijo, porque no es cierto. Cuando uno es madre cambia todo.

“Estos cambios también incluyen el amor romántico que te enseñan a tener con tu pareja; el embarazo o el ser madre hace que todo aquello que te imaginas se venga abajo y te lleva incluso a la locura con la depresión postparto”, declaró.

La literatura de García está motivada por el tema del cuerpo femenino, en la cual es siempre un campo de batalla entre la individualidad, la libertad y el lugar al que pertenece, en pugna con una sociedad que en su mayoría es machista.

“Mi obsesión es con el cuerpo de la mujer y la composición social de lo que debe de ser una mujer; inicia porque al despertar mi sexualidad y con la educación que llevé en un ambiente machista, yo simplemente no me hallaba como una mujer, y siempre me ha sido muy difícil construirme como una mujer dentro de la sociedad.

“Yo creo que esa distancia entre los géneros es lo que crea problemáticas en la mente de las personas, que ahora ya estamos derribando, pero en mí ha causado esta obsesión del cuerpo de la mujer como territorio político en donde todo el mundo puede decidir menos tú”, declaró.

POESÍA COMPROMETIDA

El arte siempre tendrá una relación con la sociedad y con los cambios que se producen en ella. Para García, su poesía es un medio para decir lo que tanto tiempo se calló, pues el arte es muchas cosas y entre esas cosas es resistencia.

“Muchos compañeros poetas están en contra de lo político, pues dicen que la poesía está más allá de esto, pero como decía Nietzsche ‘nosotros somos una minucia ante la vastedad del universo’, y yo creo que la poesía es todo eso y más. Sí pienso que la poesía está más allá del discurso político, pero este también va dentro de ella y tienes que hablarlo y decirlo.

“No puedes taparte los ojos y decir que no pasa nada. Mi trabajo siempre ha sido así, he intentado hablar sobre estos temas porque son los que me importan realmente”, dijo la autora de Bitácora de Mujeres Extrañas.

Con antecedentes directos como el libro Cuerpo, de la poeta María Auxiliadora, Esther García ha visto un cambio favorable en los vientos de la poesía femenina y en la forma en que se han tratado los temas de los que antes no se hablaba.

“Creo que en estas últimas décadas ha tenido mucho auge la poesía que las mujeres hablan, ya que a partir de los años 60 es cuando la poesía femenina comienza a cambiar. Comienza un poco con las poetas confesionales como Sylvia Plath y Anne Sexton, pero a partir de ahora, nosotras somos más directas y más crudas al tratar estos temas.

“Ellas manejaban un lenguaje muy elaborado, los temas eran metaforizados completamente y ahora el lenguaje es más frío y más duro, como una daga que se clava en el cuello”, finalizó.