Deportes
Por Redacción
Publicado el domingo, 12 de noviembre del 2017 a las 03:00
Gerardo Arancivia | Gerardo Alvarado | Saltillo, Coah.- El estadio Jorge Castro Medina lució a reventar para impulsar a la jauría universitaria en la búsqueda del título del Grupo Blanco de la ONEFA
No hay nada más fiel que una afición que apoya, así se gane o pierda. Ayer no fue la excepción, una tribuna llena del lado de la banca de Lobos estuvo atenta a cada jugada, aplaudiendo, gritando, y aunque por un momento quedó helada por la derrota, brindó su mejor cara a aquellos jugadores que estuvieron en la batalla.
Aunque el sol calaba, antes del partido comenzaron a llegar los primeros aficionados buscando la poca sombra que hay en el estadio Jorge Castro, bajo un techo azul que brinda cobijo.
Otros fueron por alimentos, largas filas para saciar el hambre eran visibles y qué decir de las tradicionales semillas, que no llenan, pero al menos calman la ansiedad.
De a poco en poco fueron llegando más, familiares, amigos, conocidos, y muchos estudiantes de la máxima casa de estudios fueron a disfrutar de la Final del Grupo Blanco esperando salir alegres.
No fue así esta vez, pero ellos, los que acudieron, los que permanecieron cerca de tres horas en el sol, después con un viento algo fresco, permanecieron pegados al asiento ante un partido apretado.
Cuando Lobos logró ponerse al frente en el marcador todos saltaron de alegría, parecía que el festejo sería en grande, pero conforme avanzó Potros UAEM al área de la jauría, el semblante cambió.
Los rostros de alegría se convirtieron en unos de tensión, de desesperación, pero cuando UAEM anotó para ganar todos enmudecieron, quedaron perplejos, y cuando se dio el silbatazo final algunos se fueron, pero en su mayoría esperaron, no a recriminar, sino a darles un abrazo desde la tribuna a aquellos jóvenes de azul que pelearon en cada momento.
Esa vez no hubo una alegría completa para la afición, pero al menos vieron que hay un equipo que pelea por darles una satisfacción.
Saltillo demostró ser una de las aficiones más apasionadas a nivel nacional, al no parar de alentar al Atlético Saltillo Soccer en su duelo de Cuartos de Final en la Liga Premier
Ocho años tuvieron que pasar para que la Fiesta Grande de la Segunda División Mexicana regresara al estadio Olímpico, mismo que cumplió con creces al pintarse de naranja y blanco, en alusión al apoyo hacia el Atlético Saltillo
Soccer.
La Revuelta hizo lo suyo y con cánticos alentó de principio a fin a los Atléticos. Banderas, bombo y platillo, la banda se hizo sentir en el tablón en un ambiente digno de Primera.
Un área de sombra atiborrada de necesitados pamboleros que lucían ilusionados al ver un duelo de Liguilla, un choque de Fiesta Grande que hizo recordar viejas glorias del balompié saltillense.
Pocos pero presentes, los aficionados tlaxcaltecas hicieron acto de presencia luego de más fe 900 kilómetros de viaje, todo con el objetivo de alentar a un equipo que nos le ha fallado en los últimos años.
La derrota se finiquitó en el Olímpico, pero el pueblo saltillense agradeció el esfuerzo de los jugadores, quienes le hicieron partido a una potencia en la división, lo que deja en claro que los Atléticos no se achican ante nadie.
Las luminarias del Olímpico se han apagado y ahora a esperar consumar una hazaña en territorio enemigo, para mantener viva la Fiesta Grande en la capital coahuilense.
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