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Ha dejado terremoto un dolor incurable

Por Alberto Rojas

Publicado el viernes, 29 de septiembre del 2017 a las 09:00


Las lágrimas nunca secarán, la resignación no existe, el dolor es incurable

TEXTO: ALBERTO ROJAS CARRIZALES | FOTOGRAFÍA: GUSTAVO RODRÍGUEZ | ENVIADOS ESPECIALES |

Ciudad de México.- Las lágrimas nunca secarán, la resignación no existe, el dolor es incurable y los tatuajes de los negros capítulos son indestructibles, pero a 10 días del terremoto los damnificados empiezan a protestar en la calle porque los albergues son insuficientes y en breve nadie les garantizará techo y alimentación.

La depresión se estacionó en mucha gente que sufrió la muerte de padres, hijos, cónyuge o hermanos, pero además su vivienda quedó en ruinas o al borde del derrumbe, y la corona de la desgracia es que llegó a sus oídos que su fuente de empleo desaparecerá.

Viviendas y edificios que parecieran de terrón de azúcar porque en cualquier momento se colapsarán, además con miedo de nuevo temblor, así viven miles de capitalinos en medio de un futuro sombrío porque además el Gobierno está anunciando el fin de tareas de rescate.

El miedo es invisible pero devastador, porque tal vez la naturaleza no está dispuesta a renunciar a continuar zarandeando el suelo de esta inmensa metrópoli. Las noches se hacen largas y nadie duerme sin temor.

En Avenida Juárez frente a la Alameda Central, justo frente a la entrada al Barrio Chino, decenas de damnificados por el fenómeno telúrico del 19 de septiembre bloquearon parcialmente el tráfico vehicular en protesta porque mucha gente duerme en la calle por miedo a otro temblor que los sepulte bajo escombros de su casa.

“El problema es que el Gobierno no remodela inmediatamente nuestras viviendas, pero en cambio tira el dinero en obras innecesarias” , expresa un orador.

Cerca de ahí, en otro mitin, los oradores llaman “pichicatero” al jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Mancera por anunciar únicamente un presupuesto de 37 mil millones de pesos para reparar daños.

Los damnificados sufren crisis nerviosas, depresión, miedo, angustia, porque no saben de sus familiares ni qué va a ser de sus hogares, todavía hay desaparecidos, pero las autoridades ya están declarando terminadas las obras de rescate.

Es el caso del edificio ubicado en Escocia y Gabriel Mancera en la colonia Del Valle donde murieron 23 personas y otros tres fueron rescatados con vida. El miércoles las autoridades declararon concluidas las tareas de rescate.

Lo anterior, después de recuperar los restos de un joven de 19 años que se llamaba Juan Pablo Irigoyen en ese inmueble, pero la gente sigue reportando familiares desaparecidos porque las autoridades se basan solamente en el padrón de la gente que ahí vivía, y no de visitantes, o personas que por alguna razón ahí estaban cuando el sismo.

En el barrio de las calles Escocia y Gabriel Mancera, las fondas y negocios en general intentan subsistir en medio del luto. La actividad pareciera normal de no ser por las arduas tareas que hasta el miércoles realizaban los rescatistas.

La Marina tiene sitiada la zona de la tragedia con el apoyo de policías de la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México. Nadie puede por seguridad accesar al tramo de la calle Gabriel Mancera frente al edificio colapsado.

Cuando llegamos al sitio y nos identificamos como reporteros de Zócalo Monclova, una Teniente de la Marina y Armada de México autoriza el ingreso y nos guía personalmente hasta la zona del desastre y nos ofrece un casco de seguridad.

Ahí los motores de maquinaria pesada rasgan el silencio, los operadores únicamente esperan órdenes para empezar a demoler el edificio, en tanto a corta distancia oficiales de la Marina y Ejército Mexicano parece que intercambian opiniones y estrategias.

Los vecinos huyeron del lugar tras la tragedia hasta no estar seguros de que sus viviendas son habitables, pero aunque quieran reingresar ya no pueden porque el área está blindada por razones de seguridad.

Antes, una mujer nos pregunta; ¿son de Monclova?, y explica que ella es originaria de la Capital del Acero y nos identificó por el chaleco.

María Cristina Rodríguez dice que hace muchos años emigró de su natal Monclova a la Ciudad de México y que inclusive vivió los horrores del temblor de 19 de septiembre de 1985 donde según cálculos oficiales la cifra de muertos fue al menos de 10 mil, diferencia abismal con los 204 fallecidos por el sismo de hace 10 días.

María Cristina, dice que vivía en la calle Morelos de la Zona Centro de Monclova, y que en en ambos temblores ha resultado ilesa, ahí mismo en la colonia Del Valle donde en Gabriel Mancera y Escocia murieron 23 vecinos, y dos lograron escapar de la muerte al ser rescatados, pero los negros episodios quedarán tatuados por el resto de sus vidas.

El Centro Histórico también fue estrujado por la naturaleza y los edificios ubicados por el Eje Vial Lázaro Cárdenas frente a Bellas Artes fueron temporalmente clausurados por Protección Civil.

En Tlalpan, La Condesa, Narvarte, Villa Coapa, Del Valle, Iztapalapa, la colonia Obrera y el Centro Histórico, las heridas no cierran, aunque en este último sector únicamente se registraron daños materiales a diferencia del sismo de 1985. La vida sigue su marcha y el gigante urbano intenta ponerse de pie con la solidaridad del pueblo mexicano.

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