Ciudad de México.- A pesar de que la primera versión del Gobernador de Quintana Roo fue argumentar públicamente que la causa de la balacera en la discoteca Blue Parrot donde murieron cinco personas fue ocasionada por una riña, para María y Esteban, que trabajan desde hace buen tiempo en la zona de bares de Playa del Carmen no hay duda: el tiroteo fue ocasionado por la venta de drogas.

Su experiencia cotidiana los inclina hacia la hipótesis de una pelea por el comercio ilegal, porque desde hace un tiempo se volvió cada vez más frecuente que en las calles de Playa del Carmen se vendieran drogas a plena luz del día.

‘TE OFRECEN EN TODOS LADOS’

“Nuestro bar está a 10 metros del Blue Parrot. Yo estaba en la barra cuando afuera empezaron los gritos y la alerta por los disparos. Me volteé y vi cómo una multitud corría calle arriba, hacia el (bar) Mandala, hacia la (calle) Quinta. Decidimos bajar la cortina, con toda la gente adentro”, explica María.

Ambos coinciden en que los vendedores son jovencitos locales, de entre 17 y 20 años. Los ven como la cara visible de una organización que no conoce límites.

“El rollo es que no tienen ley, no obedecen a nadie. No hay forma de negociar con ellos. Era insostenible que el Gobierno del Estado negara que el tiroteo tuviera que ver con esto. (…) Su doble moral era evidente”, concluyó Esteban.

A sus testimonios se suma el de “El Chino”, un exvendedor de drogas del destino turístico. Él inició a los 20 años a mover la mercancía de Los Pelones.

Su entrevista de trabajo fue en la cárcel. El jefe estaba preso. Los Pelones respondían a una especie de coalición que los otros grandes cárteles del país habían armado para combatir el avance de una organización criminal que surgió en Nuevo León y Tamaulipas y extendió sus dominios por todo el Golfo de México, Estados Unidos y Canadá.

En noviembre del 2012, “El Chino” pagaba 7 mil pesos por un kilo de mariguana y lograba revenderlo en 12 mil. Ese mismo kilo que el cártel les vendía a 7 mil pesos costaba entonces mil 500 en la Ciudad de México. El precio lo ponía el distribuidor.

“Yo estaba apalabrado para poder surtir. Más bien, lo que tenías era tu punto de venta, en dónde podías estar y en dónde no. Todo el festival estaba dividido, de tal parte tal y de este, aquel otro. Puedes vender en dónde sea, siempre que sea una zona establecida”, aseguró el extraficante.

Cuando se le cuestiona sobre qué hacía la Policía al verlos vender droga “El Chino” asegura que cuando lo detuvieron mencionó que tenía respaldo y lo dejaron libre, mientras los dueños de los bares tratan de mantener la legalidad de su negocio al pagar cuota a los grupos criminales.

“¿Qué pasaba si te agarraban fuera de zona? Había ojos por todos lados que te sacaban, pero yo no me dedicaba a eso, yo sólo vendía; Para eso están los de la seguridad, para levantar, golpear y amedrentar. Si te agarran vendiendo te llevan a otro lugar, pero con mucha discreción. Ese año tenían cuartos con gente encapuchada dentro de los bares, en donde te metían si te agarraban vendiendo material ajeno. Nunca era algo público, porque no les convenía hacerse mala publicidad. Por eso creo que lo del Blue Parrot no fue algo planeado, porque no le conviene a nadie”, afirmó.

Explicó que él no estuvo presente en el momento del tiroteo del pasado lunes, pero sí se mostró sorprendido, porque le pareció que el enfrentamiento fue como “matar a la gallina de los huevos de oro”.

“Playa siempre fue un punto muy controlado en el que no pasaba nada, pero hoy ya matan en la zona. Y yo creo que les valió ver… que el lugar estuviera controlado por otro cártel, quisieron meterse y se armó la machaca. Por más que estés como patrón, no puedes estar tranquilo al final”.

‘COLORES DIFERENTES’

“Mi novio y yo llegamos al festival el primer día porque nos encanta la música. (…) Había un chin… de drogas, coca, mota, tachas, perico. La mitad de la gente que estaba en el lugar las vendía. Y todo estaba supercarísimo”, relata Analía, para recrear el ambiente que vino a intervenir el tiroteo.

Como asistente al festival BPM, la joven refirió que los encontronazos entre los cárteles y los vendedores de droga rivales sucedía varias veces en una hora; las agresiones comenzaban cuando les encontraban droga de “otro proveedor”.

“Los de un cártel topaban a un güey que estaba vendiendo drogas, pero no era de la compañía. Ellos vendían su material en bolsitas de cierto color. Si traías bolsa de otro color, no los soltaban. Tengo amigos que llevaban sus propias drogas de afuera, y se tenía que andar cuidando para que no los vieran tomándolas”, lo que refleja la tensión entre los grupos criminales, que finalmente detonó la balacera.

DISPUTA

» La entrada del grupo delictivo Los Pelones, en Quintana Roo desató una encarnizada batalla contra los dos cárteles que surgieron en Tamaulipas y se disputaban el control de la entidad.

» La investigación oficial se vio obligada a contemplar al narcotráfico en la averiguación. En especial con el hallazgo de una lona donde un grupo criminal se atribuyó la balacera del Blue Parrot.

‘LA GANGA’

» “El Chino” aseguró que cuando estuvo en el festival BPM “vendí al precio que quise”. Recordó que vendía 50 mil pesos o 2 mil 500 dólares por noche y siempre se quedaba sin mercancía en 6 horas.

» “Eso lo puedes hacer porque todos compran. Y compran porque compran, porque no les queda de otra. Aunque en esas fiestas esté todo controlado, todo el mundo vende”.

‘SEGUIMOS INVESTIGANDO’

A una semana del ataque registrado en el centro nocturno Blue Parrot, la Fiscalía General del Estado (FGE) cuenta con un “caudal de evidencias que no pueden darse a conocer para guardar la secrecía de la investigación”, dijo el titular de la dependencia, Miguel Ángel Pech Cen.

En entrevista, pidió confianza a la sociedad y expresó que sí se tendrán resultados para poner ante la justicia a los responsables de la agresión al centro nocturno. Reconoció que las principales líneas que sigue la justicia son dos: “que se trató de cobro de piso por parte de un grupo criminal; o que se trató de un conflicto entre narcomenudistas”.

Por su parte, el presidente de la Asociación de Hoteles de Cancún y Puerto Morelos, Carlos Goselín Maurel, consideró que es momento de que el Gobierno estatal establezca estrategias precisas para evitar sucesos como el registrado hace una semana en la discoteca.