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‘Fueron dos minutos eternos’

Por Orquídea López Allec

Publicado el jueves, 21 de septiembre del 2017 a las 09:06


Relata que era un temblor muy fuerte, algo que nunca había vivido en la Ciudad de México donde ahora radica desde hace dos años.

Piedras Negras, Coah.- El corazón de Adrián estaba muy acelerado, estaba temblando mucho, se puso muy nervioso y tenía un nudo en la garganta, solo pensaba en que iba a hacer, si tendría que correr a alguna parte y a quien podría ayudar que lo requiriera. Fueron dos minutos, pero dos minutos eternos.

Luego del simulacro que se realizó al conmemorarse los 32 años del Terremoto en la Ciudad de México, Adrián Gallegos, joven originario de Piedras Negras, estudiante de artes escénicas y quien trabaja para una asociación civil, se encontraba en la oficina tomando un curso de inglés cuando empezó a sentirse el sismo de 7.1 grados Richter.

Relata que era un temblor muy fuerte, algo que nunca había vivido en la Ciudad de México donde ahora radica desde hace dos años.

“Me puse muy nervioso, temblando mucho, tenía el corazón muy acelerado, se me hizo un nudo a la garganta, pensando que iba a hacer, a donde voy a correr, viendo quien necesita ayuda de los que estaban a mi alrededor”, indica.

“Fueron dos minutos, pero dos minutos eternos”, expresa el joven en entrevista para Zócalo.

El temblor de la semana pasada que afectó más al sur del País, indica que no se sintió tan fuerte, pero este del 19 de septiembre a las 13:14 horas, fue demasiado fuerte.

El joven se quedó con sus compañeros en la oficina ubicada en la colonia Hipódromo en la calle Culiacán, muy cerca de la colonia Roma, una zona de las más afectadas.

Se resguardaron en la orilla de la pared, haciendo fila recargados. Al tiempo que se empezaron amover las mesas de trabajo, las lámparas que se hacían a los lados, luego en zig zag y después para todas partes.

No salieron por seguridad, dado que mientras estaba el sismo, escucharon una explosión de un edificio que se incendió, dado que hubo muchas fugas de gas.

“Salimos de la oficina para resguardarnos en alguna otra parte, porque toda la zona había mucho olor a gas”, comparte.

Fue un momento caótico, indica el joven de 28 años de edad, quien relata que iba mucha gente caminando, porque se detuvo el Metrobús, el Metro y los automóviles.

“Cualquier cosita, un cigarro, podría provocar una explosión cosas fuertes, por eso la gente estaba temerosa”, añade.

Durante el sismo, precisa que si se escucharon muchos gritos, pero ya después la gente estaba más consciente y trataba de hacer las cosas bien, de lo cual destaca que muchos habitantes de la Ciudad de México están preparados para no alarmarse y alarmar a otros.

“En ese momento también vi gente caminando de hospitales, sacaron gente con sus batas, sueros, tubos, mangueras en nariz y boca, con tanquesitos de oxígeno, entre otras cosas”, indica.

Sus compañeros de trabajo iban en equipo, para que nadie se perdiera, pero llegando a un punto decidieron dividirse en subgrupos y caminar hacia sus casas o a las de algunos compañeros que vivieran cerca, dado que seguía el olor a gas y había mucha gente.

Adrián vive a escasas cuadras de su oficina, en la colonia Roma Sur, por lo que entró a checar su habitación.

“Gracias a Dios no pasó nada, las paredes bien, los vidrios no se rompieron, solo se cayeron las cosas, algunos rommies si se quebraron vidrios, espejos”, dice.

“En ese transcurso yo estaba tratando de marcar a mi familia de Piedras Negras, pero no había señal se fue por mucho rato, igual el internet, no teníamos forma de comunicarnos”, agrega.

Fue en un momento que luego de llegar a su casa, alcanzó a publicar en Facebook que se encontraba bien y fue donde logró comunicarse con Michel Casas, otro joven nigropetense que también vive en la colonia Roma, pero en la zona norte.

Un caos total

Michel Casas, un joven nigropetense también quien estudia en una Academia de Danza, vive en la colonia Roma Norte, entre Chapultepec y Puebla, una de las zonas más afectadas.
Su departamento se encuentra ubicado en el quinto piso. Había sonado la alarma sísmica en el simulacro en conmemoración del terremoto de 1985, que se hizo a las 11:00 horas y el se encontraba en la escuela.

Llegó a su casa a las 12:30 horas y decidió tomar una siesta. En punto de las 13:14 horas, se despertó al sentir como vibraba un ventanal que está en su cuarto, se levantó y en cuestión de segundos ya estaba temblando muy fuerte.

“Solo escuchaba muchos vidrios que se rompían, gente gritar, era imposible estar de pie, el movimiento del edificio era súper fuerte, entré en pánico por segundos no supe qué hacer”, relata el joven.

Primero corrió a recoger sus tenis, pero al ver que se intensificaba el temblor, dejó todo y solo agarró su celular y las llaves de su casa, salió del cuarto y les gritó a sus roomies, pero no estaban.

“Salí corriendo, baje las escaleras y el sismo no paraba, yo recuerdo que solo hablaba conmigo mismo de apúrate, que está pasando, le pedía a Dios”, indica.

“Pero créeme que en ese momento te bloqueas yo lo único que sabía era que tenía que salirme del edificio lo más pronto posible, ya al salir en la calle era un mundo de gente toda caminando para todos lados la alarma sísmica aún seguía sonando”, agrega.

Michel y sus vecinos de cuadra, fueron evacuados porque empezaron las fugas de gas y químicos de una escuela de gastronomía que se encuentra cerca.

“Saliendo de mi edificio me puse en contacto con mi hermano, para avisarle lo que había pasado y que avisara a mis papás, porque por lo que escuchaba sabía que las líneas se saturarían y pues era un caos no había, luz no había como escuchar noticias”, relata.
“El sismo duró como dos minutos máximo, pero juro que sentí una eternidad, me comuniqué con mis amigos de la escuela haber como estaban”, añade.

Luego de una hora, subió a su departamento de nuevo para cambiase, ya que solo andaba en short y rápido hizo una mochila con lo más indispensable como sus documentos personales y salió rápido, y vio que en su departamento estaba todo quebrado y tirado.

Solidarios

Ambos jóvenes se fueron al Parque México, un espacio muy grande donde no hay tanto cableado, ni fugas de gas, ahí había centros de acopio, ahí comieron algo de fruta y se pusieron a ayudar.

“La gente hacía cadenas, para ir pasando aguas y alimento, eran hasta cinco cuadras de las filas de gente, lo que nos impresionó que la gente estaba muy dispuesta, gente corriendo llevando cosas”, relata Adrián.

“Como mexicanos creo que somos más los buenos que los malos y ayer y hoy se demostró eso, ayer y hoy la gente buena estuvo súper presente”, destaca.

Cuando terminaron de apoyar, todos se dieron un fuerte aplauso y los dos jóvenes se fueron a la casa de Adrián porque Michel vive en un quinto piso y era más riesgoso.
Pasaron por la colonia Condesa, muy cercana al parque y había un edifico como de seis pisos y el quinto piso desapareció, el sexto piso quedó sobre el cuarto y había bomberos tratando de rescatar gente.

Se requiere ayuda

Ante la destrucción que ocasionó el sismo de 7.1 grados Richter, es mucha la ayuda que se requiere, coinciden los jóvenes nigropetenses, por lo que exhortan a sus paisanos coahuilenses a sumarse al apoyo con donación de diferentes artículos.

Entre las ayudas que consideran es bueno hacer llegar, se encuentran la comida enlatada, comida para bebés, pañales para bebés y adultos, medicamento, pasta dental, toallas sanitarias, comida para mascotas, ya que hay muchas en albergues o perdidas.

También, precisan que pueden hacer llegar herramientas, palas, picos, cascos, que se están utilizando en el rescate y retiro de escombros.

De ser posible, la ayuda, se pide que pueda llevar algún mensaje tanto que sea de aliento para los damnificados, como para que esa ayuda no pueda ser comercializada o utilizada para otros fines.

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