Internacional
Por Agencias
Publicado el miércoles, 28 de junio del 2017 a las 19:23
El Diario NY | Nueva York.- El tabaquismo es una de las causas principales de muerte en todo el mundo, un hecho que todo mundo sabe y a pesar de ello, quienes disfrutan de encender un cigarrillo no dejan de hacerlo pues creen que el daño ya está hecho y que de nada servirá si dejan de un día para otro este vicio.
Sin embargo, los beneficios reales de dejar de fumar pueden verse mucho más rápido de lo que te imaginas, ya que aunque no lo sientas, los cambios desde que te fumaste tu último cigarrillo pueden observarse en cuestión de horas y las mejoras continúan hasta pasados casi 20 años.
Aquí te presentamos una cronología de lo que le sucede a tu organismo desde el momento en que decides no volver a encender un cigarrillo en lo que te resta de vida.
1 hora después 12 horas después Un día después Dos días después Después de 3 días Pasado un mes A los 3 meses Después de 9 meses Luego de 1 año Luego de 5 años Después de 10 años Luego de 15 años Después de 20 años
20 minutos después de haber fumado tu último cigarro, tu frecuencia cardíaca bajará y vuele a la normalidad. De igual modo, la presión arterial disminuirá y por ende, tu circulación mejora considerablemente.
El organismo se limpia del exceso de monóxido de carbono y aumentan los niveles de oxígeno.
Con tan solo 24 horas sin fumar, los riesgos de sufrir un ataque al corazón disminuyen. La presión arterial se reduce, tus niveles de oxígeno serán los adecuados a tal grado que te será más fácil hacer cualquier tipo de actividad física y ejercicio.
El cigarro daña las terminaciones nerviosas de los sentidos del olfato y del gusto. En este tiempo notarás que habrán mejorado considerablemente.
Los niveles de nicotina en tu cuerpo serán sumamente bajos, por ello es que muchas personas que han decidido dejar de fumar se encuentren irritables, con dolores de cabeza y de mal humor.
Tus pulmones comienzan a mejorar, notarás que tienes menos tos y te cuesta menos respirar. Tu resistencia atlética mejora considerablemente y ya eres capaz de realizar más tiempo diversos ejercicios cardiovasculares.
Tu circulación continúa mejorando.
Tus pulmones, por así decirlo, está casi curados, sobre todo los cilios, unas pequeñas estructuras que parecen cabello que hay dentro de los pulmones y que ayudan a expulsar el moco, se han recuperado.
El riesgo de padecer una enfermedad coronaria se ha reducido a la mitad y seguirá bajando.
Tus arterias y vasos sanguíneos comenzarán a ensancharse de nuevo, por lo que disminuye la posibilidad de sufrir un accidente cerebrovascular.
La posibilidad de sufrir cáncer de pulmón se reduce a la mitad, en comparación con una persona fumadora. También baja la posibilidad de desarrollar cáncer de boca de garganta o páncreas.
La probabilidad de desarrollar una enfermedad de tipo coronaria es igual a la de una persona que no fuma.
Morir de una enfermedad relacionada con el tabaquismo disminuye al nivel de una persona que nunca a encendido un cigarrillo en toda su vida.
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