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Por Jesús Castro
Publicado el jueves, 7 de septiembre del 2017 a las 08:05
Saltillo, Coahuila.- Un día por la mañana, la madre de Ignacio Martínez Pacheco vio una noticia en la televisión que le impactó. Un exseminarista de Piedras Negras llamado Javier acusaba al padre Juan Manuel Riojas, padre meño, de haber abusado sexualmente de él.
La señora fue y levantó a su hijo para contarle. Fue la de su madre la primera voz que lo puso a temblar y decidir que era hora de contar su historia, pero además de denunciar públicamente. Le escribió una carta al papa Francisco que asegura el Santo Padre recibió de manos muy cercanas al Vaticano.
Ignacio, “Nacho”, aún tiene porte de seminarista. De camisa en manga larga y pantalón de vestir oscuro, voz tranquila y pausada, y ademanes casi clericales, se sienta con toda la corrección de que es capaz para asumirse por primera vez como activista. Ya no sólo como víctima de un sacerdote, sino como cazador de curas pederastas.
“Cuando escuché esa palabra que la sacan en el periódico, se me enchinó la piel, y me empiezan a hablar activistas que tienen años, que son muy reconocidos en México y me dicen, ‘es que eso eres ya, un activista que va a exponer su vida por los demás’”, confiesa
Y entones recuerda que no ha sido nada fácil. Sobre todo cuando la gente lo cuestiona por qué callar tanto tiempo. Responde que era un adolescente cuando el padre Meño abusó de él y no tuvo el valor de enfrentarlo siendo formador del Seminario de Piedras Negras, y un sacerdote tan reconocido por la comunidad nigropetense.
“Animarme fue un día de temblor, un día de nervios. Amanezco un día por la mañana y mi mamá me dice, es el padre Meño, dicen que violó a un menor en el Seminario, y yo sé que tú cuando estuviste te pasó algo y es momento de hablarlo”, confiesa el exseminarista.
Ese día se fue a su trabajo con las palabras de su madre en la cabeza. Pensando si debía o no hablar a la prensa, si le iban a creer o no, hasta que se armó de valor y decidió a exponerse ante los medios de comunicación para que su voz fuera escuchada.
SE COMPARTEN A VÍCTIMAS
Y aquí está, en Saltillo, animando a otros exseminaristas a que denuncien, con el único temor de que no haya quien se atreva y esos sacerdotes que abusaron de ellos sigan dañando a otros menores en los templos donde dan misa. Porque dice tener indicios de que los abusos aún podrían estar sucediendo.
“Conozco a uno que otro compañero de mi generación, que sabemos que pasaron por ese tipo de cosas. No los puedo obligar a que digan, ni tampoco puedo dar el nombre de ellos, porque tengo que respetar a su familia, a su profesión, pero de lo que hemos platicado, todo cae en un círculo de las mismas personas. Entonces qué quiere decir, que es una banda de estos mismos señores que hacen o que se comparten hasta a los muchachos”, manifiesta Ignacio.
A pregunta expresa sobre si hay indicios de que esas personas sigan en servicio religioso, Nacho respondió, “si, dicen que sí, hay sacerdotes que todavía se encuentran haciendo su ministerio”.
IMPOTENCIA
Manifiesta su impotencia de saber que estos sacerdotes sigan en activo en parroquias de la localidad, abusando de otros chicos sin que nadie los detenga, por ello invita a aquellos que fueron víctimas a acercarse con él y se asesorados para que denuncien y detengan más abusos.
“Esa es la idea por la que estoy en Saltillo, dar mi testimonio, que se acerque gente que ha pasado algún abuso sexual por algún ministro de la Iglesia, para poder darle el apoyo y que sepa que no está solo, que sí hay manera de poder salir adelante”, señala Martínez Pacheco.
Sabe que el caso de la capital de Coahuila es distinto al de Piedras Negras. Sabe que allá se pudo dar nombres de víctimas y victimarios porque hubo denuncias de por medio, pero acá, aunque han indicios de que exformadores del Seminario de Saltillo estuvieron abusando sexualmente de seminaristas en la década de los 90, las víctimas aún no se animan a denunciar.
“Sabemos que hay más gente, yo les decía que se habló de 60 víctimas, yo nunca dije que eran 60 víctimas que yo conozca, hablo del tiempo que tiene nuestra Diócesis cuando todavía era Diócesis grande junto con Piedras Negras, y cuántos abusos podría haber”, aclara Nacho.
Dice que si logran hacer que las víctimas hablen y denuncien, podrían descubrir que hay más de 60 casos, o quizá menos, pero eso no se va a saber si no trabajan sensibilizando y animando a las víctimas a acercarse y recibir asesoría.
EL CAMINO
Aunque a futuro pretende recibir apoyo de otros activistas para instalar una asociación que proporcione apoyo gratuito con psicólogos, terapeutas y ayuda legal para víctimas de abuso sexual infantil, no sólo por sacerdotes pederastas, por lo pronto estará trasmitiendo su testimonio para que otros se animen a denunciar.
“Esta gente que me está apoyando es de México, la mayoría son sobrevivientes de este tipo de cosas. Abogados que no te cobran ni generan nada para poder ayudar”, revela el entrevistado.
Sabe de los miedos que existen de ser expuestos ante la sociedad, enfrentarse a la iglesia o hasta contratar a un abogado. Asegura que la Iglesia ya no es invencible, que no hace falta contratar abogados, y que de necesitarlos hay fundaciones que apoyarán con eso. Pero sobre todo, asegura, se puede guardar la secrecía total si la víctima así lo decide.
“Porque el que yo lo haya hecho mediáticamente, no quiere decir que ‘Pedrito’ también vaya a empezar a hacerlo mediáticamente. No quisiera que esta próxima víctima que vaya a dar su denuncia pase por lo que yo pasé. A esas víctimas que quieran hablar, pues que tengan toda la confianza en que vamos a apoyarlos y protegerlos”, declaró el exseminarista.
Asegura que todos los casos que lleguen a él serán tratados con toda confidencialidad, con toda la secrecía del mundo, buscando que lleven primero un seguimiento psicológico y acompañamiento legal, para que al momento de que se animen a poner la denuncia, se proteja su nombre, profesión y la identidad de su familia.
MEÑO ES CULPABLE
Cuando inició el proceso para denunciar públicamente al padre Meño siempre pensó en que se hiciera justicia. Aún ahora que está en espera de la audiencia inicial por la denuncia penal que él interpuso, no piensa en si ganará o no el juicio, porque para él, Meño es culpable.
“Nosotros pedimos justicia. Yo no estoy pensando ni en los años que le puedan dar. A mí me han preguntado, ‘¿y si saliera libre el 18 de enero?’. Para mí sigue siendo culpable, para mí sé lo que hizo en ese momento, pues quien estuvo en ese momento fui yo, y él sigue siendo culpable”, expresó.
Sabe que no han ganado, pero por lo menos ya abrieron la brecha para que otros se animen a denunciar. Esta misma semana se estuvo entrevistando en Saltillo con personas que quieren contarle sus testimonios, y espera que sean las primeras víctimas en denunciar.
APOYO Y ASESORÍA
Actualmente recibe apoyo y asesoría de distintos activistas y asociaciones civiles, pero también de la Red de Sobrevivientes de Abuso Sexual de Sacerdotes México (SNAP por sus siglas en inglés), cuyo presidente es Joaquín Aguilar Méndez, uno de los primeros mexicanos en ganar un juicio contra un sacerdote pederasta, aunque su proceso se tuvo que litigar en Estados Unidos, porque hasta allá escondieron a su agresor, donde seguía violando adolescentes.
Y es que dice Ignacio, que quienes son depredadores sexuales, saben a dónde dirigirse para tener víctimas, y es en colegios particulares católicos o en parroquias con grupos infantiles o juveniles, lo cual lo pone más en alerta al saber que algunos de esos depredadores sexuales que ya atacaron a seminaristas en la década de los 90, lo sigan haciendo en parroquias de Saltillo.
ESPERA RESPUESTA DEL PAPA
Asegura que de su caso ya tiene conocimiento el Papa Francisco, pues religiosos con contactos directos en el Vaticano le entregaron una carta escrita por él en sus propias manos, por lo que aun está en espera de respuesta.
Expresa que puesto que sigue siendo católico y siguiendo la religión con fe, quiso que el Santo Padre conociera su testimonio de sus palabras y no por intermediarios. En la carta le pide que tome conciencia y actúe, no sólo ofrezca perdón a nombre de la Iglesia. Pero también le piden que ore por el padre Meño.
“En esa carta pedimos que se comprenda nuestra situación, y es pedirle mucho oración por la familia del sacerdote que estamos nosotros culpando, de mi parte es lo que pido, oración, mucha ayuda espiritual para la familia de él (Meño) y para su familia, que es lo que se le pide, no se le pide nada más, que haga oración por la familia de él”, comparte Ignacio.
No tiene miedo a la muerte. Sabe que si le quien hacer daño lo harán así se esconda en una cueva o se vaya al monte. Confía en que habrá justicia. Y espera con confianza el juicio. Y aprovecha la entrevista para dar un mensaje a exseminaristas que fueron víctimas de sacerdotes.
“Hay que proteger a nuestra Iglesia, cuidarla, como cuidar también que estas víctimas salgan de ese trauma que pudieran tener. Cuidar a nuestra Iglesia es denunciar lo malo para que no dañe ni empiece a pudrir a toda la Diócesis”, finalizó.
No es un santo pero tampoco un criminal: el padre Meño
El padre meño, Juan Manuel Riojas, aseguró que nunca se estuvo escondiendo, sino más bien se estuvo “preparando” para el proceso, relativo a las acusaciones de violación calificada por abuso de autoridad y donde reafirma su inocencia.
Al ser cuestionado si como sacerdote cumplió con los votos de humildad, castidad y obediencia a los que se compromete al ser ordenado, el padre Meño respondió:
“Mayormente sí. No puedo hablar de la plena santidad ni ponerme en un altar, pero soy consciente de que no soy un criminal que ha faltado a estas reglas deliberadamente o con dolo”.
-¿Sobre todo la castidad?
“Los tres votos, tanto en las cosas materiales, en la castidad, en procurar ofrecerme a Dios, he hecho mi esfuerzo”, respondió a la entrevista con José Torres y Roberto Frías.
Y agregó que ahora que se pone en entredicho les pide “a todos los que confiaron a sus niños, y que estoy seguro volverán a confiar en un servidor, que mis respetos están siempre con ellos y que siempre busqué un cuidado de cumplir con la iglesia”, expuso.
“Para los jóvenes que me acusan, Dios les permita encontrar lo que anhela su corazón y su mente, porque cuando pasaron por el Seminario no fue mi intención más que servir, cumplir con el ministerio y apoyarles para su proceso de vida”, finalizó Riojas Martínez.
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