Ruta
Por Ruta Libre
Publicado el lunes, 7 de agosto del 2017 a las 15:40
Por: Rosendo Zavala
Saltillo, Coah.- Desesperado porque el semáforo se empeñaba en marcarle alto, Romualdo bajó del carro para dirigirse al Chevy que obstruía sus andanzas y en un arrebato de cólera desenfundó la daga con que apuñaló al conductor que ni conocía, abaratando la libertad que comenzó a perder sin darse cuenta.
Y es que ignorando que su pacto con la muerte tendría consecuencias, el chofer de arrebatos criminales descansó en la intimidad de su casa hasta que el destino le alcanzó para cobrar factura, fue ahí donde se enteró que gracias a un coraje pasaría varios años en la cárcel, y todo por acelerado.
Un fin de semana
Cobijado por la expectativa de un sábado parrandero, Luis Ángel manejaba sereno entre las calles de la colonia Roma. Buscaba la casa de Fernando para validar los planes de entretenimiento que durante la semana habían planeado con entusiasmo.
Apenas caía la tarde cuando, a lo lejos, el joven de 20 años que tenía el destino escrito divisó el lugar donde había pactado encontrarse con su amigo, sabía que el sábado avanzaba sin contratiempos y un fin de semana interesante le aguardaba.
Fue así como el puberto detuvo el andar de su Chevy azul para tocar a la puerta de los Abeldaño, de donde salió Fer para hacerlo pasar sin premura porque adentro comenzarían la charla donde finiquitarían el plan de diversión que pretendían aquel día que resultó siniestro.
Al darse cuenta de que no tenían dinero para completar sus planes, optaron por salir a la calle en busca del cajero automático que les refrescara las arcas individuales, saliendo de casa sin apresurarse, porque el sábado era nuevo y la noche se percibía lejos.
Contratiempo vial
Afinando los detalles de una jornada festiva que no pudo ser, los adolescentes enfilaron el rumbo de su auto hacia el poniente de la ciudad, sabían que en Presidente Cárdenas estaba el expendedor de billetes donde harían su primera parada antes de seguir hacia el destino planeado.
La maldad que flotaba en el ambiente los cobijó sin que se dieran cuenta, siendo en un semáforo de Emilio Carranza donde la muerte se abalanzó contra ellos para maltratarlos de la peor manera posible.
Justo cuando el compacto se detuvo ante la luz roja del semáforo, el sonar de un claxon fastidió la charla de los amigos, quienes minimizando el hecho siguieron en lo suyo hasta que de pronto un grito los sacó de la trivialidad que vivían al momento.
Sintiendo que algo malo pasaba, Luis Ángel volteó aunque ya era tarde, una daga asesina se clavó en su pecho mientras el autor del ataque lo maldecía para luego echarse a correr, generando el caos que paralizó el entorno desde ese momento.
Mientras la silueta desconocida se perdía en la inmensidad del tráfico para huir a toda prisa en el “fantasma” gris sin placas que conducía, la deses-peración de Fernando se acrecentaba al ver que su amigo yacía bañado en sangre tras el volante del carro en que paseaban.
Aterrado por lo que había pasado, el acompañante maniobró para mover al apuñalado hasta el asiento del copiloto, tomando el control de la situación para arrancar violentamente buscando el auxilio que parecía inalcanzable.
Una muerte anunciada
Durante varias cuadras, el sobreviviente del ataque condujo traicionado por el efecto del terror, impactándose contra el Jetta que alcanzó de improviso en el cruce con Zaragoza, aniquilando su deseo de llegar a la Cruz Roja con los despojos de quien fue atacado sin razón en el transitado crucero.
Aún así, Fernando logró convencer a la conductora para que lo auxiliara, y sin perder el tiempo reiniciaron la marcha del automóvil, haciendo contacto con la ambulancia que los encontró a la mitad del trayecto.
Para entonces la realidad había rebasado a la esperanza, pues cuando los paramédicos revisaron al joven ya no había nada qué hacer, oficializando la tragedia que alertó a las autoridades ministeriales casi de inmediato.
En otra parte, Romualdo bajaba del Sentra en el que recorría la ciudad, escondiéndose en el sitio donde tras descansar algunas horas imaginó que no lo hallarían, dejando su mala obra como un sueño del que despertó tan sólo para afrontar su presente.
Y es que horas después, el violento parrandero caminaba por las cercanías de su vivienda cuando un grupo de agentes ministeriales lo abordó para recordarle que tenía una cuenta pendiente con la justicia, siendo aprehendido para quedar a disposición de un juez penal bajo el delito de homicidio.
Notas Relacionadas
Más sobre esta sección Más en Ruta