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El Faro Rojo: Celos mortales

Por Ruta Libre

Publicado el lunes, 18 de septiembre del 2017 a las 15:41


No pudo contener la vorágine de emociones que lo hicieron presa y atacó de manera brutal a su esposa

Por: Rosendo Zavala

Saltillo, Coah.- Aturdido por el asesinato que acababa de cometer, José Luis salió del camper y tambaleando se postró en las inmediaciones del yonke, donde con rabia se ahorcó para finiquitar una historia de tormentoso amor que acabó en tragedia.

No pudo contener la furia de sus celos enfermizos. Discutió a muerte con Nora Alicia, la mujer con quien procreó un hijo y no le permitió ninguna duda de su fidelidad, optando por matar las ilusiones de un futuro familiar con el doble atentado.

Relación enfermiza

Emocionado por conocer al amor de su vida cuando menos lo esperaba, “La Lágrima” se fundió en el deseo de un porvenir que avistaba perfecto y, sin dudar, de la suerte cambió sus hábitos con el único fin de erigir la familia ideal.

Durante dos años la novel pareja construyó los castillos de ilusión que cimentó en territorio coahuilense, aprovechando sus orígenes y las circunstancias que les permitían salir adelante ante las pruebas que el destino les ponía.

Sin embargo, el virus de los celos sería el inconveniente que haría del noviazgo una pesadilla real, donde la amada fungió como la víctima de la relación, debido a los constantes temores del galán por no perder la atención de la mujer que idealizó como el centro de su universo.

Con el paso del tiempo, Nora se acostumbró a su radical manera de vivir, mientras el fruto de la pasión fabricada con José Luis se cristalizaba con la llegada de un pequeño, que mantenía viva la llama de la esperanza familiar.

A pesar de eso, el jefe de la casa no cedió en sus promesas de contener las frustraciones emocionales que lo atacaban, reflejándolo en los constantes reclamos que hacía a su mujer por detalles que percibía como francas amenazas a su estabilidad marital.

Pero lo que desde la distancia parecía un polvorín para los allegados, explotó repentinamente, cuando la pareja se enfrascó en la solitaria discusión que derivó en la desgracia, donde las tendencias criminales traicionaron a José Luis, que cegado por el odio concretó la bestialidad que decidió pagar con su vida.

Insultos mortales

Aquella mañana de sábado, Nora Alicia llegó al viejo corralón donde “La Lagrima” había pasado la noche, aguardando la tranquilidad del sitio donde trabajaba esporádicamente para sacar los billetes que le permitieran mantener a su joven mujer.

Encerrados entre las desvencijadas paredes del camper que usaban como dormitorio, los enamorados intercambiaban planes para sobrellevar el fin de semana, cuando un comentario mal dicho detonó el disgusto que sería definitivo.

De manera airada, el yonkero reclamó a “La Güera” situaciones del pasado que jaló al presente, matizando la reyerta con los manoteos que se salieron de control, porque el despechado galán la zarandeó para luego ahorcarla con sus propias manos.

Después de algunos minutos, Nora se desvaneció en el camastro ante la mirada atónita de su hombre, que al darse cuenta de su osadía, intentó revivirla, sin lograrla, porque la mujer ya estaba muerta.

Atiborrado por las imágenes mentales que lo acusaban como el asesino de su propia fémina, el fierrero intentó guardar la compostura y con la desfachatez por delante, abandonó el cobertizo apestoso, donde, sin saberlo, comenzó a labrar su triste final.

Confundido por el momento de terror que atravesaba, caminó algunos metros y arrastrando los pies entre el polvoroso terreno llegó a la parte media del negocio, donde se paró con el destino escrito y la intención de pagar su delito con la más cara de las facturas.

Inesperado fin

Mirando fijamente la estructura de acero que utilizaba para sacar los motores de los carros, el yonkero tuvo la maléfica idea de tramitar su infortunio de contado, y recordando que tenía una soga tirada entre los deshechos corrió para buscarla seguro de sus intenciones.

Instantes después, el potencial suicida regresó a donde el armatoste de fierros y con frialdad ató la cuerda en la estructura, colándose ante la complicidad de la mañana que avanzaba indiferente ante tan trágica obra.

Con el correr de las horas, el trajinar de los caminantes se hizo creciente y uno de los hombres que deambulaba por el lugar se percató de la tétrica escena, dando aviso a las autoridades que de inmediato se apostaron en el lugar para comenzar las indagatorias.

Mientras un fiscal confirmaba la muerte de “La lagrima”, quien seguía pendiendo del grueso hilo, sus compañeros de trabajo realizaban el segundo hallazgo en el interior del camper, donde el cadáver de Nora yacía sobre la cama, que dejó regadas las ilusiones de un futuro que no pudo ser.

Como parte de las averiguaciones, familiares de la extinta pareja reveló sin sorpresa que los implicados en la tragedia vivían inmersos en el mar de conflictos emocionales que los llevó a terminar sus días en el más triste de los escenarios.

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