El Diario de Chihuahua | Chihuahua.- Para la señora Dulce Villa, la búsqueda de su hijo Alejandro culminó dolorosamente ayer, cuando el cuerpo del joven de 16 años fue localizado sin vida en un paraje de la carretera que conduce a Guadalupe y Calvo, a 43 días transcurridos desde que lo vio por última vez y a 30 días de que fuera asesinado, según estimaciones forenses.

Originaria de Parral, la madre había elevado en días recientes fuertes reproches en contra de las autoridades denunciando el poco apoyo recibido para dar con el paradero del adolescente.

Su reclamo no es un caso único. En el poblado de Matamoros, otra madre, Alma Muñoz, busca desde hace 14 días a su hijo Alberto, de 20 años y confiesa sentirse sola sin el respaldo de las corporaciones policiales en la agobiante tarea de obtener alguna información que le permita encontrarlo.

Sobre su angustia cae un peso más, el del tratamiento que personal de la Fiscalía otorga a los reportes de desaparición en los casos que atañen a los varones: “Debe andar por ahí de vago, ya regresará”, le dijeron, pero Alberto Esparza Muñoz aún no aparece.

En materia de desaparición de personas del sexo masculino en Chihuahua no existe un protocolo que faculte una actuación de búsqueda inmediata, a pesar de que hasta el 2017 había 2 mil 282 hombres, en su mayoría jóvenes, con estatus de desaparición vigente en todo el estado.

Los familiares de un hombre desaparecido deben esperar como mínimo tres días para que la denuncia pueda ser formalmente interpuesta ante la Fiscalía. Protocolos como Alba y Alerta Ámber, están diseñados para su activación urgente sólo en los casos de niños y mujeres.

Es una situación que – advierte la diputada Laura Marín, presidenta de la Comisión de Justicia del Congreso– debe cambiar de manera pronta para que todas las desapariciones se atiendan bajo estos protocolos sin importar el género.

Mientras que Derechos Humanos señala que la Fiscalía incurre en omisiones al no recibir de manera inmediata las denuncias cuando se trata de varones.

El secuestro que culminó en asesinato

Rubén Alejandro Fernández Villa, de 16 años, desapareció el 6 de marzo en la colonia Almaceña en la ciudad de Parral. Su pesquisa permaneció por más de 30 días fuera del conocimiento público hasta que familiares denunciaron su presunto secuestro, desesperados por la falta de actuación de la Fiscalía.

“Después de interponer la denuncia ante la Fiscalía Zona Sur, lo primero que nos recomendaron es que no hiciéramos público el secuestro, pero ya pasó más de un mes y nadie lo ha buscado, por lo que como madre de familia he decidido pedir apoyo a toda la gente para que me ayude a localizar a mi hijo”, dijo Dulce Villa al hacer público el plagio, el pasado 12 de abril.

Para entonces, ya había pagado un rescate, a pesar de no contar con los recursos suficientes y mantenía informada a los agentes de las exigencias de los presuntos secuestradores. Sin el respaldo de la autoridad –según denunciaron – fueron los familiares quienes encabezaron los rastreos.

“Ellos sólo nos decían que buscáramos por tal lado y que nosotros investigáramos, cuando en realidad ése es su trabajo”, relató la madre.

Tras la denuncia pública, la Fiscalía activó un operativo de rastreo encabezado por el Grupo Antisecuestros, y el 14 de abril dio a conocer la detención de un presunto responsable.

Pero la luz de esperanza de Dulce Villa de encontrar con vida a su hijo se apagó ayer en la madrugada. Rubén Alejandro fue encontrado muerto en un sector conocido como Casita, en el kilómetro 17 de la carretera Parral-Guadalupe y Calvo.

El cuerpo ya en descomposición, presentaba una herida de bala en la cabeza. Fueron agentes de la Policía Municipal de San Francisco del Oro, quienes realizaron el hallazgo. Los peritos forenses que participaron en el análisis del cadáver estimaron que Rubén Alejandro fue asesinado hace al menos 30 días, es decir, en el lapso de las primeras dos semanas transcurridas desde su desaparición.

S. O. S. para localizar a Alberto Esparza

En el poblado de Matamoros, a media hora de Parral, la señora Alma Muñoz mantiene la fe de encontrar a su hijo Érick Alberto Esparza Muñoz, de 20 años, quien desapareció el 1° de abril, cuando regresaba a casa después de pasar un fin de semana con su familia en Camargo.

La última vez que tuvo noticias de él fue vía un mensaje por celular que Alberto envío a su tía, dándole aviso de que estaba en Parral con una amiga. Después, su ausencia alertó a los padres.

Acudieron a la Fiscalía pero la denuncia no les fue recibida. Debían esperar al menos tres días. “Porque muchos jóvenes son vagos y se van a otras partes”, les dijo un agente.

Sin embargo su hijo, afirma Alma Muñoz, no es así. Desde los 4 años y hasta hace pocas semanas, le acompañaba a vender pan y otros productos que ella elabora, o trabajaba codo a codo con su padre en la obra.

Desde la desaparición, ella y su esposo han recorrido calles pegando pesquisas. También visitando hospitales y cárceles, buscando pistas. “No puedo estar en casa. Siento que no le sirvo a mi hijo estando aquí”, subrayó.

Esa búsqueda le ha hecho toparse con otros casos de desapariciones. “Fui a imprimir unas copias de la pesquisa y la encargada de la papelería empezó a llorar… Su sobrino tiene un año y cuatro meses desaparecido”, contó.

En la Fiscalía nadie les reporta avances del caso. “No hay un verdadero respaldo y no debería ser así… No es posible que la gente desparezca, como si la tierra se los hubiera tragado”, lamentó.

Alma Muñoz clama por el apoyo de la ciudadanía, cualquier dato por mínimo que sea para encontrar lo más pronto posible a su hijo.

Desaparecidos, urge un nuevo tratamiento

En los últimos 10 años, los reportes por desaparición de varones se han multiplicado. Cifras proporcionadas por la Fiscalía establecen que en 2007 se interpusieron 155 denuncias, mientras que el año pasado se contabilizaron mil 374. A lo largo de esa década, 2 mil 282 casos mantienen el estatus de vigente.

Los datos proporcionados, con corte al 18 de enero de este año, por la Unidad de Transparencia de la Fiscalía General del Estado de Chihuahua revelan también que el grueso de esas desapariciones se concentra en el rango de edad, entre 19 y 29 años.

En medio de ese panorama, la presidenta de la Comisión de Justicia del Congreso local, Laura Mónica Marín Franco, consideró que es necesaria la aplicación del Protocolo Alba o la Alerta Ámber, sin importar el género de la víctima.

“Se tiene que trabajar de inmediato para procurar el bienestar de la persona”, dijo al enfatizar que las primeras horas son cruciales cuando se registra una desaparición o un secuestro.

En este sentido, José Luis Armendáriz, presidente de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos (Cedh), consideró que la Fiscalía General del Estado cae en omisiones al no recibir una denuncia de desaparición de varón adulto desde las primeras horas de ocurridos los hechos.

“Las autoridades no pueden actuar bajo supuestos y al momento en que reciben el reporte de una persona desaparecida, se tienen que avocar a su búsqueda e implementar los mecanismos necesarios para procurar el bienestar de la víctima, pues cada segundo que transcurre, disminuyen las posibilidades de encontrarlo con bien”, advirtió.

La Cedh urgió a las autoridades a actuar con prontitud en los casos de personas desaparecidas y que no interpongan plazos para iniciar con la búsqueda.

“Chihuahua tiene un problema grave en cuanto a la desaparición de personas y las autoridades en algunos casos no inician los procesos de manera inmediata ni disponen de recursos operativos, situación que atenta contra la propia víctima”, consideró Armendáriz.

Laura Marín destacó la importancia de crear una Comisión estatal de búsqueda de personas desaparecidas y, de ser necesario, incluso un nuevo esquema de protocolo exclusivo para varones, ya que los mecanismos actuales están dirigidos a menores de edad y mujeres.