Monclova, Coah.- Las risotadas y palabras altisonantes que salían de aquella casona, sin dejar atrás los vicios en exceso, escandalizaron a la santurrona sociedad del Monclova de principios del siglo XIX.

Se trataba de un burdel, que aprovechaba que la prostitución no estaba regulada hasta ese entonces en el sistema penal. Sin embargo las damas de la sociedad se quejaban con los Justicias sobre la tentación que representaba para sus maridos.

Y no era para menos, pues en el interior había damas muy bellas que se dedicaban al oficio más antiguo del mundo regenteadas por una mujer que no muchas le hacían frente.

“La madrota” o lo que hoy sería Lenona, no buscaba problemas con nadie sin embargo era del todo conocido su actitud libertina y a lo que se dedicaba, pues fue muy frecuentada por los caballeros que buscaban los placeres prohibidos de la carne.
Las quejas se fueron acumulando y aunque no existe un registro del rumbo por el cual se ubicaba esa casa “Non santa”, su propietaria si dejó huella en nuestra historia.

Ríos de licor corrían en aquella “casa” que por fuera no aparentaba nada anormal, sin embargo los hombres se deleitaban y daban rienda suelta a su esparcimiento. Hasta el sacerdote se santiguaba.

Y mientras la “patrona” ganaba jugosas sumas con su “producto para varón”, las mujeres decentes buscaban a toda costa la manera de deshacerse de ella.

A pesar que despertaba la envidia y el coraje de su mismo sexo en contraste con la lujuria y admiración de los machos, a “La señora de tal” no le importaba, nadie le decía sus verdades en la cara pues era de armas tomar, ella era la mujer escándalo: Doña Micaela de la Riva.

TRAS DIVORCIO ENSUCIÓ APELLIDO

Los registros que existen de esta singular dama de la vida galante nos lo brinda el archivo municipal de Monclova y se remonta al año de 1800 en los tiempos del Gobernador y Coronel Don Antonio Cordero y Bustamante.

Monclova era regida por el teniente de Gobernador Vicente Camacho y su síndico José Menchaca Baeza desde el 28 de enero de 1797 y confirmados en el cargo el 18 de octubre de 1800.

Tras estar casada con un caballero de apellido Harellano (Sic), del Valle de Santa Rosa, ambos se divorciaron, de acuerdo al documento “Por no dar lugar a su marido”.

Los motivos o lo que influyó para que su esposo tomara la determinación de anular la sociedad conyugal Dios lo sabrá, lo que sí es cierto es que en aquella época, una de las pocas cosas válidas para llevar a cabo una separación era la infidelidad.

El archivo monclovense consigna textualmente que Doña Micaela tras ese fracaso en su matrimonio “Se abandonó al vergonzoso oficio de la prostitución” y ahí empezó su historia “negra”.

Su mala reputación se la ganó a pulso y de inmediato las quejas comenzaron a llover acerca de su libertinaje. Poco a poco su fama se extendió por otros pueblos.

Las historias masculinas se encargaban de fomentar la leyenda de la prostituta Micaela y de los servicios que realizaba a sus clientes, además de tener a su cargo algunas chicas.

¿Por qué se convirtió en meretriz? ¿Prefirió acaso el dinero fácil al sacarle provecho a sus encantos? son quizá preguntas que quedarán sin respuesta por siempre.

Desgraciadamente le tocó vivir durante una época en el que todo asustaba a las personas y donde los prejuicios sentaban sus reales a la par de la vara rígida de la religión.

FUE DESTERRADA DE MONCLOVA

“Tanto llega el agua al cántaro que se rompe” reza un viejo dicho popular que parece aplicarse a Micaela, pues las quejas en su contra poco a poco fueron llenando el costal de la paciencia de las autoridades.

Y lo inevitable sucedió: Tenían que aplicar un castigo para la vida licenciosa de la mujer pública y que sirviera como un precedente para futuras mesalinas que buscaran el dinero fácil de “Los inocentes hombres monclovenses”.

Fue el 9 de mayo de 1800 cuando se informó a la autoridad sobre la situación de la señora De la Riva mostrándole las supuestas pruebas que tenían.

Por ello, Don Felipe López Negrete quedó enterado de la conducta de la dama y se redactó el oficio que obra en el archivo de la Capital del Acero y expresa: ”Se ha resuelto que no se le permita volver a esta provincia y se le dé el destino convenido”.

A partir de ese momento ella abandonó este terruño regresando todo a la normalidad sin que nada perturbara la paz pública.

El asunto fue olvidándose poco a poco y las autoridades comenzaron a ocuparse ese mismo año de otros problemas como poblar nuevos lugares como en la región de Cuatro Ciénegas, perseguir indios mezcaleros criminales o el combate a una plaga de langostas en el Valle de Santa Rosa.

¡REAPARECE DOÑA MICAELA EN OVAYOS¡

“Genio y figura hasta la sepultura”: Tuvieron que transcurrir seis años para que se volviera a saber una razón sobre el paradero de Micaela y así lo muestra un documento de cuatro hojas fechado el 31 de mayo de 1806.

En él, el señor Domingo Reyes informa al Teniente de Gobernador Juan Ignacio de Arizpe sobre un feroz pleito de mujeres.

Este bochornoso incidente sucedió en el puerto de Ovayos en la Hacienda del Tapado y la riña fue con la mujer de Pedro Jiménez, por cuestiones de dinero que se debían.

La situación se generó por desavenencias de ganado menor, lo cual desembocó en un espectáculo para los lugareños en el que ambas se desgreñaron ferozmente.

Micaela ya estaba muy correteada en hechos problemáticos, por lo cual eso sólo representó una raya más al tigre. La serie de hojas manuscritas no menciona la sanción que se les impuso a ambas, pero si destaca la mala conducta que le atribuyen a la revoltosa.

Además ya no la mencionan como una prostituta, lo que hace suponer que al llegar al poblado ubicado actualmente al norte en terrenos del municipio de Escobedo, intentó regenerarse y hacer vida en su propiedad.

Lamentablemente al igual que su fecha de nacimiento, el registro de su muerte no existe, sin embargo gracias a los documentos de la época es cómo conocemos que este singular personaje vivió hace 211 años.

Micaela de la Riva una mujer que pasó a la historia no por ser piadosa ni por su altruismo, sino todo lo contrario. Ella era una persona que tenía el espíritu libertino que de haber vivido en nuestros tiempos estuviera como pez en el agua.

Y fue precisamente el oficio más antiguo del mundo el que le abrió las puertas de la inmortalidad, quedando su nombre inscrito en la vasta historia coahuilense.

NACE REGISTRO SANITARIO 59 AÑOS DESPUÉS

Fue cuando Maximiliano de Habsburgo, emperador de México asumió la corona que se inició el registro de todas las prostitutas con el fin de tener un control y evitar se desatara una epidemia de enfermedades venéreas.

Se formó un libro sanitario en el cual se le tomaban fotografías y la descripción de cada mujer de la vida galante y se detallaba si contaban con algún padecimiento.

El censo fue implementado de 1865 a 1867 y también se detallaba si trabajaban de manera independiente o para una burdel, además de mencionarse sobre qué oficio realizaban aparte del “sexoservicio”.

Algunos aseguran que esta disposición de tener controlada la prostitución y evitar en la medida de lo posible la propagación de “dolencias íntimas” aparte de proteger a los soldados franceses, obedecía a que Maximiliano padeció Sífilis.

Esa leyenda argumentaba que el Emperador tenía una amante negra en una visita en Brasil y lo infectó. Sin embargo en torno a la sexualidad de los monarcas se han entretejido infinidad de historias.