Nacional
Por Excélsior
Publicado el viernes, 19 de mayo del 2017 a las 14:59
Ciudad de México.- La vivienda de Juan René Silva Martínez es temida por los vecinos en la ciudad de Matehuala, San Luis Potosí.
“Este muchacho era muy agresivo”, relata uno de esos habitantes cercanos al agresor del padre Miguel Ángel Machorro Alcalá. Ayer el agresor fue declarado inimputable.
Recuerdan que el joven atacante, de 28 años, “hace un par de meses de la nada estuvo por partirle el cráneo, sin motivo aparente, a otra persona”.
“Un día llegó ahí un muchacho, y le encajó un trompo en la cabeza.”
A decir de sus vecinos, ni su propia familia se salvó de Silva Martínez.
“Siempre andaba drogado. A la mamá también la golpeó varias vece. La mamá es maestra”.
Quienes lo vieron crecer aún recuerdan a un niño callado e introvertido, y no pueden creer que haya entrado a una iglesia para querer degollar a un cura.
Tras saberse de dónde es originario el joven, se buscó a la familia, pero en la casa familiar nadie contesta y pareciera estar abandonado.
Ayer, en la Ciudad de México, el juez de Control, Alejandro Cruz Sevilla, declaró en audiencia inicial inimputable a Juan René Silva Martínez, quien atentó, el pasado lunes en la Catedral Metropolitana, contra el sacerdote José Miguel Machorro, argumentando que es una persona con una discapacidad sicosocial que requiere de un tratamiento siquiátrico mientras dure el proceso penal en su contra.
También, el impartidor de justicia calificó de legal la detención y le impuso como medida cautelar su sometimiento a vigilancia en el Centro Varonil de Readaptación Psicosocial (Cevarepsi) durante el tiempo que dure el juicio oral en su contra.
“Es procedente la medida cautelar a vigilancia en internamiento al Cevarepsi durante todo el tiempo que dure el proceso”, decretó Cruz Sevilla.
El detenido fue asesorado por tres defensores públicos, un facilitador de la organización Documenta y un perito en siquiatría, quien después de señalar que Silva Martínez mantenía hasta el momento un trastorno sicótico que le provocaba distracción de la realidad e ideas delirantes y de persecución, admitió que debía reservarse el derecho a declarar.
A la audiencia inicial asistió Carlos Hernández Rodríguez, cuñado del acusado, quien solicitó la duplicidad del término constitucional para que le sea definida su situación jurídica.
Carlo contó a Excélsior que Silva Martínez “tiene todos los sacramentos católicos, sólo le falta ‘el casorio’ (casamiento)”.
“Está muy preparado, sabe tres idiomas: castellano, francés e inglés. Es muy inteligente, estudió música; tiene mucha ideología en la forma de trabajar y todo eso”, señaló Carlos.
Su familia no entiende qué lo motivó “a tomar la decisión de quitarle la vida a un sacerdote”
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