Nacional
Por Agencias
Publicado el jueves, 9 de noviembre del 2017 a las 03:42
Imagen TV | Ciudad de México.- “No tuve tiempo de decirle a mi mamá cuánto la amaba, la mataron antes por mi culpa”, dice Juan a quien también le dicen El Casper, que fue recluido a los 15 años en Ciudad Juárez por haberse involucrado en el narco.
“Me dan ganas de llorar porque me siento como si fuera un asesino ya tan pequeño. Yo no tengo la edad para estar en esas cosas.”
Estas son palabras pronunciadas por una voz todavía aguda e infantil. Son de Felipe, un niño colombiano que aparece en un video de YouTube dando testimonio sobre su carrera delictiva.
Las historias de niños sicarios, por desgracia, no son nuevas. Medios de comunicación en regiones que enfrentan problemas con el crimen organizado han documentado los casos de menores que se enrolan en organizaciones delictivas para matar a cambio de dinero.
Sin embargo, la aparición de las redes sociales ha hecho que los testimonios de estos niños sean difundidos de forma masiva, y que lectores de todo el mundo se sientan cada vez más atraídos hacia historias como la de Edgar N, el Ponchis, un niño que fue detenido en Morelos en 2013, tras confesar que, a sus 14 años, ya había matado a 4 personas.
Para muestra, que los videos sobre estos testimonios registren millones de visitas en YouTube.
El Ponchis, Felipe y Casper son sólo tres de los más de 5 mil niños sicarios que actualmente se encuentran presos en todo el país por homicidio o delitos contra la salud, de acuerdo con un informe de la CNDH.
Antes de ser un asesinoCasper era un estudiante que creció en la pobreza, él y su familia vivían en un cuarto que les prestaba una escuela.
Por la mañana estudiaba y en las tardes era empacador en un supermercado.
A los 12 años fue reclutado para robar autos y a los 14 consumía, vendía drogas, y participaba en secuestros.
Luego fue capturado y recluido. En la cárcel le permitían ver a su mamá unos minutos cada semana.
Un día, en la cárcelm Casper le contó a su madre que su jefe le había dicho que tenía contactos en la policía, que si lo detenían, él lo iba a sacar de la cárcel.
Después de escucharlo, la mamá de Casper visitó al líder de la organización criminal para pedirle ayuda y sacar a su hijo de la cárcel, pero esa misma noche la mataron mientras dormía. También al hermano de Casper, que tenía 14 años.
“Yo estaba esperando que llegara el sábado para ver a mi mamá, me sentía mal por todo lo que había hecho. Le iba a decir que la quería mucho, nunca se lo había dicho. No tuve tiempo de decirle a mi mamá cuánto la amaba, la mataron antes y fue por mi culpa”, dijo Casper en una entrevista con El Universal.
Actualmente es voluntario en el Programa Libre de Prisiones, en Chihuahua.
Él era su jefe, lo drogaba y lo enviaba a hacer trabajos como degollar a sus enemigos.
El Ponchis fue detenido en 2010 cuando intentaba viajar a San Diego para ver a su madre.
De acuerdo con Excelsior, en 2015, un niño fue contactado a través de Facebook para matar a un individuo a cambio de 31 mil pesos.
Lo que vemos en la historia de Casper, El Ponchis y Felipe, es lo de siempre, la pobreza es un problema que mover a los niños a transformar su vida de manera irreparable.
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