Monclova, Coah.- Familiares y amigos dieron el último adiós a Jesús Salvador Valadez Garanzuay, quien luego de luchar contra la muerte durante casi tres años, partió hacia el descanso eterno la mañana de este domingo 23 de julio.

El 26 de octubre de 2014, ‘Chava’, como lo llamaban sus seres queridos, iba junto a otros siete jóvenes a bordo de un automóvil Ford Mustang, que circulaba a exceso de velocidad sobre el bulevar Pape.

Los estudiantes, todos alcoholizados, venían de una fiesta, y al bajar el puente de AHMSA, el conductor Alan Mancilla perdió el control de la unidad, y chocaron contra un poste de concreto, que prácticamente partió el auto a la mitad, prensando a los ocupantes.

José Luis Garnica, uno de los pasajeros, murió al instante, mientras que Alan pereció días después. Y en el caso de ‘Chava’, el joven quedó con muerte cerebral, y se mantuvo luchando por su vida hasta este domingo por la mañana en su domicilio, donde expiró su último aliento.

Numerosas amistades y parientes acudieron a una capilla funeraria ubicada en el bulevar Pape para las honras fúnebres del joven, quien es recordado como alguien muy alegre y popular.

“ERA COMO MI HERMANO”

‘Chava’ nació en 1998 sin conocer a su padre, el señor Salvador Valadez Flores, quien murió el 15 de enero de ese año en un accidente en Altos Hornos de México.

“Salvador era hijo de Mirtha Garanzuay, quien es hermana de mi mamá, ella ha pasado por situaciones muy difíciles”, mencionó William Arceo Gaytán Garanzuay, primo de ‘Chava’.

“Cuando Salvador estaba ‘en camino’, cuando mi tía estaba embarazada, él perdió a su papá, era ingeniero de AHMSA, traía una cuadrilla y se metieron a limpiar unos túneles, no les avisaron y soltaron el gas”, relató.

“Y como mi tío era el responsable, entró a sacarlos, y gracias a Dios lo sacó a todos y él fue el único que falleció, al mes nació ‘Chavita’, su hijo”, rememoró.

“Mi tía, por las necesidades de criarlo, de educarlo, tuvo qué salir a trabajar, él, ‘de sangre’, es primo nuestro, pero se crió desde bebé con nosotros”, acotó William, señalando que su padre y su madre, Alberto Gaytán y Alma Rosa Garanzuay, lo acogieron en su hogar como a un hijo, junto a sus tres vástagos.

“Vino a vivir con nosotros, mi tía venía y lo visitaba derrepente y se iba con ella también, siempre estuvo en casa con nosotros como hasta los 12, 13 años, cuando mi tía se viene de El Salvador a vivir a Monclova, para quererlo, criarlo”, agregó.

“Empezaron a convivir y justo cuando estaban retomando la relación de madre e hijo, sucedió este terrible accidente”, lamentó.

“SIEMPRE ESTABA CONTANDO CHISTES”

Inquirido sobre el carácter de ‘Chava’, William destacó su alegría de vivir.

“Era una persona bien alegre, todo el tiempo estaba contando chistes, tenía una sangre muy liviana, donde quiera que se paraba hacía amigos, mucha gente lo apreciaba”, mencionó.

“Donde quiera que entrara era bienvenido, realmente su carácter era muy sencillo, noble, muy honesto, era muy transparente, no se metía en problemas con nadie”, enfatizó.

“Él estaba estudiando en Monclova, y mi tía se fue a vivir a Saltillo, porque ella volvió a casarse y se fue para allá. ‘Chava’ se metió a estudiar allá, en la preparatoria Narváez, y venía los fines de semana”, agregó.

EL FATAL ACCIDENTE

Sobre la noche de la tragedia, William menciona que ‘Chava’ , entonces de 16 años, quería salir a divertirse, pero su tío no le quería dar permiso.

“Estaba en la casa ese día en la noche, él iba a salir, mi papá le dijo que no, que se quedara en la casa, que estaban conviviendo. Él dijo, ‘no, voy un rato, ahorita regreso’, y ya no volvió”, recuerda.

Cuando ocurrió el accidente, la familia se enteró por una llamada del hospital, aunque al principio reinaba la confusión, ya que no sabían a ciencia cierta cuál de los hijos estaba recibiendo atención médica.

“Nosotros vivimos en la Obrera, cuando mi papá iba bajando el puente, vio el carro (chocado), y dijo, ‘espero que no sea este’… y sí, ese era”, agregó.

‘Chava’ fue diagnosticado con muerte cerebral. Fue llevado a su casa y desde entonces, luchó contra la muerte con la ayuda de su madre.

SU ÚLTIMO ALIENTO

“En el periódico salió que lo teníamos con vida artificial, pero no, él respiraba por sí solo”, recuerda William, sobre la manera en que ‘Chava’ había estado sobreviviendo. “Sólo al principio estaba con ventilador, duró como dos meses”.

“Tenía los ojos abiertos, pero no enfocaba, nunca supimos si escuchaba o no, porque no atendía llamados de ‘mueve un dedo’, o ‘mírame’, a veces coincidió, pero nunca nos dio la certeza de que si nos estuviera escuchando”, agregó.

El tiempo que sobrevivió ‘Chava’ se tradujo en un intenso desgaste físico y emocional para la familia, “no sólo para mi tía, que estuvo al 100 por ciento con él día y noche”, añadió William.

“Fueron tres años, pero para ella fueron como 10”, acotó.

“Ayer (el domingo), le estaba dando de comer mi tía, nosotros no estábamos, andábamos en Saltillo”, mencionó el primo del finado, sobre su último día con vida.

“Platicando con ella, nos dijo que él estaba tranquilo, estable, y de repente lo sintió alterado, movía los ojos (…) Ella le decía, ‘hijito, aférrate a la vida, aférrate, pídele a Dios una segunda oportunidad’, y sentía que estaba haciendo mucho esfuerzo”, agregó.

“Ella comentó que sintió que era el momento de entregarlo, y le dijo, ‘entrega tu alma y cuerpo a Dios, pídele perdón por lo que pudiste haber hecho mal, y descansa’, ella comenta que a él le salió una lágrima grande y cerró los ojos”, concluyó el entrevistado.

Los restos de ‘Chava’ fueron llevados a la Iglesia de Nuestra Señora de San Juan de los Lagos, en la colonia Primero de Mayo, para una misa de cuerpo presente; y después fue sepultado en el panteón Guadalupe, en la misma tumba donde descansan los restos mortales de su padre.