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Ahora o nunca, a salvar nuestros bosques

Por Aracely Gallegos

Publicado el martes, 31 de mayo del 2011 a las 02:00


Sean o no procesos naturales, los incendios están acabando con la riqueza forestal de nuestro estado, y hay que evitarlo

Saltillo, Coah.- Mesa Central, el espacio que Zócalo Saltillo ha abierto para tratar temas de interés general, en esta ocasión abordó el tema de los incendios forestales y el impacto que han tenido en los ecosistemas de nuestro estado.

En esta ocasión nos acompañaron los especialistas Andrés Nájera Díaz, investigador de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro; Rosario Sánchez, investigadora y especialista en cambio climático; Gabriela de Valle, secretaria técnica de la Semac, y Julio Barrera, director regional Noreste de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas.

VER VIDEO: Mesa Central: Incendios en Coahuila, los más devastadores

Esta casa editorial, representada por Aracely Gallegos y Eric Pichardo, abordó el tema desde el punto de vista de los daños causados, pero también de las alternativas que se deben asumir de ahora en adelante para tratar de frenar las repercusiones ambientales.

¿Cuál es el balance que tenemos hasta ahorita en torno a los incendios?

Gabriela de Valle: “Coahuila de por sí es una entidad vulnerable a incendios forestales por sus condiciones climáticas y naturales. En este año en particular notamos un despliegue importante en cuanto a la cantidad y magnitud que han tenido los incendios; la temporada se nos adelantó y se empezaron a presentar a finales de enero y principios de febrero, cuando por lo general hasta Semana Santa se iniciaban los siniestros”.

“Lamentablemente las áreas afectadas fueron de gran magnitud y hay estadísticas de cómo los fenómenos meteorológicos han cobrado mucha intensidad en los últimos años, incluidos los incendios forestales como consecuencias del cambio climático.

“A nivel local vemos las consecuencias que tiene en nuestro estado; en 2006 tuvimos 152 incendios, en 2007 fue un año bueno en cuanto a humedad y lluvias, pero lamentablemente ese año que fue bueno, al año siguiente generó más combustible vegetal y la afectación en mayor cantidad de incendios.

“En lo que va de este año se han registrado 77 siniestros, con una afectación muy grande de 300 mil hectáreas, y el incendio en la zona norte es el que mayor daño ha generado.

“Con este incendio es la primera vez que se declara a nivel nacional como una zona de desastre natural dada la magnitud que tuvo este incendio y que fue necesario que recursos del Fonden se canalizaran para poder apagarlo.

“Se han gastado 400 millones de pesos y podría abrirse otra línea porque las consecuencias de un incendio no terminan con apagar el fuego, pues lo que viene es cómo vamos a ayudar y restablecer para tratar de minimizar los impactos que van a tener las áreas siniestradas y toda la infraestructura y la economía que en mucho dependía de estos recursos.

“Lo que se pretende es buscar una segunda fase donde se canalicen recursos para restaurar y reactivar la economía que dependía de estos recursos naturales”.

¿Cuáles son los escenarios a corto plazo después de estos siniestros?

Andrés Nájera Díaz:
“Los incendios de Múzquiz son comunes casi todos los años y tienen un periodo de retorno que se estima entre cinco y siete años. En esa área los incendios empiezan en el mes de mayo, que es cuando empiezan las tormentas eléctricas y las lluvias y se genera esta dinámica, pero, como bien comentaban, se adelantó la temporada.

“El proceso normal es que llueve, se generan tormentas eléctricas, dura de tres a 10 días, luego llueve y aunque el proceso se repite, la humedad no permite que continúen los incendios. Pero en este caso las lluvias que han caído sí apagaron los frentes, pero iniciaron otros porque las descargas eléctricas cayeron fuera de las áreas que se estaban quemando.

“Es de manera natural como se originan estos incendios y casi de manera natural como se controlan. La situación que acabamos de vivir es histórica para la región porque no había pasado tanto tiempo después de que caen las primeras lluvias y a la fecha no ha llovido.

“Sin embargo, la mayor parte de la superficie afectada son pastizales, combinación de áreas ganaderas con beneficios cinegéticos, y la otra superficie mayormente afectada son los matorrales y pocas de árbol adulto.

“Esto sucede comúnmente y tanto las plantas con los animales están adaptados de cierta manera a soportar cierta severidad del fuego porque conviven con él. Ahorita con el rocío están brotando los pastizales y matorrales y eso es comida para los animales. Claro que sí hay algunos que están afectados físicamente y morirán, pero la situación no amerita declarar una emergencia.

“Son ecosistemas mantenidos por el fuego, porque son especies que requieren del fuego para poder estar ahí”.

¿Cómo está trabajando la Comisión para tratar de remediar y buscar sustentabilidad para la zona?

Julio Barrera:
“Quiero primero referirme al término ‘tragedia’; yo creo que eso depende de a quién le pregunte. Si le preguntamos a un ganadero de la región, para él es una tragedia porque se acabó el alimento para su ganado, pero si le preguntamos a los ejidatarios que perdieron el forraje para sus vacas también es una tragedia.

“Sin embargo, deberíamos diferenciar entre lo que es la Naturaleza en sí misma y los atributos del lugar con los intereses económicos de las personas. Yo creo que tenemos una enorme tendencia a revolverlos y por eso no nos ponemos de acuerdo en los programas llevados a cabo porque siempre hay un grupo de personas que piensan de una manera, contra otros que no piensan lo mismo.

“Desde el punto de vista natural, ocho años no dicen mucho en cuanto a daño a la Naturaleza, es un tiempo muy corto para ella, pero volvemos a lo mismo, estamos mezclando los intereses.

“Los seres humanos tenemos la mala costumbre de medir todas las cosas de acuerdo a nuestra generación y todo lo reducimos a una generación, pero si lo vemos desde el punto de vista ecológico, ¿qué se imaginan que es para un pastizal 70 años?, ¿cuántas veces le habrá pasado esto mismo a ese pastizal antes?, yo digo que muchas.

“Lo que vemos ahorita es producto de eventos como éste que se han sucedido a través del tiempo en un sinnúmero de años, y también vemos la respuesta: no necesita llover para que los pastizales reverdezcan, tienen la energía suficiente porque la humedad está almacenada en la raíz y el cuello del tallo, pero como toda población va a estar sujeta a un enorme número de variables que van a permitir que sobreviva o se muera y a eso estamos sujetos todos los seres de este planeta y por eso somos lo que somos.

“En el caso de los animales silvestres sucede lo mismo, es horrible ver un animal muerto, pero estamos mezclando nuestros intereses psicológicos con los de la Naturaleza.

“El futuro de la fauna silvestre, sobre todo en casos como éste, depende de lo que nosotros hagamos posterior a este evento; si seguimos con la necedad de que vamos a anteponer los intereses productivos a los intereses naturales del lugar, vamos a perder, se los garantizo.

“Si nosotros fuéramos capaces de dejar que la Naturaleza actúe no pasaría nada; sin embargo, los intereses económicos van a hacer que esos mismos lugares que están sujetos a un aprovechamiento, sean aprovechados y está bien, pero también debemos estar conscientes de lo que va a suceder al hacer esas intervenciones y está en manos de los especialistas decir qué vamos a hacer sin dañar el futuro.

“Todo mundo dice que es una tragedia, pero ¿qué es lo que nos lleva a pensar eso? Que antes había algo y ahora ya no lo hay, desde el punto de vista natural eso ya no va a ser lo mismo, podemos lograr algo semejante, pero no va a ser igual y eso es lo bonito de este caso, porque eso va a propiciar que haya plantas que ni siquiera conocíamos. A lo mejor vamos a encontrar cosas diferentes, siempre y cuando tengamos la sabiduría para utilizar este evento como una enseñanza de que debemos de tener cuidado en el uso y el aprovechamiento de los recursos naturales”.

¿Esto es algo que debiera preocuparnos o no?

Rosario Sánchez: “A mí me preocupa y estaría de acuerdo con mi colega siempre y cuando el ritmo de esa destrucción no fuera subiendo, independiente de que esto sea un fenómeno natural. No me preocuparía si estuvieran en un equilibrio, porque no es lo mismo perder la piel en condiciones normales que por un cáncer de piel.

Esto es a nivel mundial y las cifras hablan por sí solas, yo creo que preocupa por el ritmo, porque estos árboles y bosques que estamos perdiendo aquí en Arteaga son de un ritmo de retorno de 50 a 100 años y en ese tiempo y a ese ritmo ya no vamos a tener nada o vamos a tener otra cosa diferente”.

“Me preocupa la parte de que van subiendo los siniestros y no estamos preparados, esto ya nos superó, esto que estamos viendo lo dijimos, y si juntamos este evento extremo con una lluvia torrencial extrema, tendremos una erosión del suelo extrema y se van juntando.

“El daño acumulado a través de los años no lo sabemos porque no estamos en condiciones normales en las que la Naturaleza tiene un ritmo de recuperación normal, al contrario, predecimos anormalidad. A pesar de que se ha dicho que esto venía, estamos tratando de enfrentar algo anormal con medidas ordinarias; me preocupa porque el ritmo de recuperación no es el mismo y no hay equilibrio.

“Si tenemos las suficientes medidas para mitigar un incendio a tiempo y medidas posteriores estaremos listos; si lo dejamos será muy riesgoso porque somos seres humanos y vivimos un ciclo, si se daña el medio ambiente me daño a mí mismo.

“Yo creo que hay que ser igualmente extremos en las políticas públicas y la toma de decisiones en cuanto a lo que podemos hacer en escenarios como éstos.

“En un periodo crítico muy sensible me atrevería a prohibir la entrada a la sierra para quienes no sean propietarios porque no tenemos la cultura de proteger el ambiente, no hay gente que vaya a la sierra a plantar un árbol. Ese tipo de medidas, que pueden ser extremas, dan cierto control; no podemos dejar a la Naturaleza a su libre protección porque no lo estamos haciendo, está enfrentando una vulnerabilidad increíble y es importante aplicar medidas extremas a condiciones extremas”.

Gabriela de Valle: “Yo creo que ya no hay duda si el cambio climático nos está afectando o no, nos está rebasando con todas sus consecuencias. Cada año hablamos de que hay estadísticas históricas de hechos que nunca antes se habían presentado; sin embargo, lo que sorprende es que cada año es mayor el daño, se acrecientan no sólo los incendios forestales sino todos los daños ambientales y nosotros, tanto en la administración pública como la ciudadanía, debemos estar conscientes de ir hacia una mitigación y una adaptación.

“Es decir, que debemos aprender a manejar el fuego y los riesgos y tratar de minimizar los efectos por nuestro bienestar, porque debemos procurar el desarrollo. Estamos un poco más conscientes de que de la Naturaleza surge nuestro propio desarrollo y si se está afectando de esa forma tan acelerada, al final de cuentas afecta nuestro bienestar.

“Esas medidas de adaptación y mitigación del cambio climático y de todos los riesgos y vulnerabilidades que tiene es aprender a que se van a presentar más siniestros y qué podemos hacer para ir un poco más adelante y resultar lo menos dañados con medidas de aceptación que no pueden ser de largo plazo ni tan pensadas, sino mucho más rápidas y que requieren cambios institucionales, de recursos y de cultura ambiental y de compromiso ciudadano del sector público y privado.

“De eso se trata la sustentabilidad de que hay un ciclo en el que la Naturaleza se puede reconstruir, pero las actividades humanas han afectado esos ciclos y precisamente se trata de encontrar ese equilibrio de no afectar a la Naturaleza, porque también la debemos aprovechar para beneficio de nosotros mismos”.

Aracely Gallegos:
“Yo coincido con el punto que tiene que ver con la capacidad de respuesta que tienen las autoridades de todos los niveles de gobierno ante estos siniestros; lamentablemente, como en muchos otros casos, depende de trienios, cuatrienios o sexenios.

“A las autoridades de los tres niveles les conviene apagar los siniestros porque no hacerlo afecta su imagen pública, pero una vez que apagan el fuego no se preocupan por lo que van a hacer para garantizar que el próximo gobernante lleve un seguimiento para garantizar que en el futuro estos siniestros no nos sigan rebasando.

“Creo que lamentablemente podemos decir que este año perdimos muchas hectáreas y que el año próximo va a ser igual o peor si las acciones no van más allá del tiempo que dura una administración.

“A pesar de que hay medidas para remediación de suelo o para crear una cultura ambiental, está limitada a que haya o no recursos, o a esperar a que llegue un nuevo gobernante que primero me atienda, luego me apruebe y considere que es importante tomar ciertas medidas para evitar que esto siga pasando en el futuro, ya se perdió tiempo muy valioso y en ese lapso nadie va a proteger los recursos naturales.

“Reaccionamos a los problemas cuando ya los tenemos; no sé que tanto nos pueda costar tomar medidas preventivas a las que podamos dar seguimiento y permanencia sin estar expuestos que llegue el siguiente gobernante y elimine esas medidas, aunque más adelante tenga que gastar mucho más para enfrentar los siniestros.

“Yo coincido en que sí es preocupante ver que cada vez los desastres son de mayores dimensiones, porque no alcanzamos a darnos cuenta qué viene después, qué nos espera para el futuro, y es muy lamentable no saber qué consecuencias nos va a traer un fenómeno meteorológico de cualquier tipo, pero tampoco las expectativas para enfrentarlo”.

¿Compartes la opinión de que no hay continuidad en los planes gubernamentales?

Julio Barrera:
“No la comparto, porque de acuerdo a la experiencia, sé que hay proyectos que sí trascienden las administraciones. Precisamente la propuesta de la Comisión de Áreas Protegidas va en ese sentido, nuestro país es diferente. En Estados Unidos el gobierno compra las áreas naturales y las dedica a la conservación, pero nuestro país no es así, aquí las áreas naturales protegidas son superficies que tienen dueño y que pueden ser de cualquier modalidad y que el Gobierno determina el uso dentro de esa área; en ese sentido, es utópico pensar que vamos a mejorar porque tenemos a la gente viviendo ahí adentro y el reto es trabajar con esas personas para trabajar un solo proyecto de conservación.

“Tenemos varios sexenios trabajando, independientemente de los colores que haya tenido, y hemos tenido resultados, a lo mejor no tan espectaculares como quisiéramos, pero todavía es joven la propuesta, pero le garantizo que hay ejemplos interesantes del trabajo y la determinación por conservar un área y la necesidad productiva de las personas que viven en esa área se puede complementar”.

¿La magnitud de este incendio nos tomó por sorpresa porque no estábamos preparados o porque las condiciones así se dieron?

Andrés Nájera: “A nivel del programa federal sí se veía venir porque las lluvias no se han presentado como debería ser durante el ciclo, y si se acumula durante varios años ya se considera una sequía.

“El año pasado el huracán ‘Alex’ trajo mucha humedad, pero también se generó una situación de biomasa y después las heladas lo convirtieron en material disponible para arder, luego empiezan a presentarse temperaturas récord por encima de 30 grados, humedad relativa por debajo de 10% y velocidades de viento de 60 a 80 kilómetros por hora, así que están dadas las condiciones para que se presente lo que estamos viendo.

“Durante el combate de los incendios hubo días en que los helicópteros ni siquiera podían volar, mucho de lo que se avanzaba en el día se perdía en la noche por las condiciones del viento, hubo remolinos de fuego y eso brinca muchas hectáreas de fuego y contra eso no puedes hacer nada. En esas condiciones es muy difícil y entonces la prioridad ya no era el fuego, sino la gente que estaba ahí combatiendo, así como la gente que estaba en los ranchos y que fue lo que estábamos protegiendo.

“Estoy de acuerdo en que hay que emprender labores preventivas y ése es el cambio de educación que debemos tener. Hay que invertir en la capacitación, entrenamiento e incluso certificación de nuestros combatientes y de la población que debe pensar de otra manera que no debe dejar fuera el uso del fuego, eso de evitar incendios está bien, pero también debemos saberlos manejar.

“Si bien tenemos que iniciar un cambio de actitud respecto al fuego también se tiene que sumar en información a la sociedad, que tiene que comprender que en un tiempo vamos a tener fuego y en otro tiempo lo vamos a usar”.

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