Saltillo, Coahuila.- Los tambores sonaron en un potente ritmo mientras los pies de cientos de personas marcaban un paso singular y reconocible para todo saltillense: la danza de los matlachines, que la tarde del domingo tomó la calle Hidalgo como parte de los eventos del Festival Internacional Saltillo 2017.

Con la Iglesia del Ojo de Agua como punto de partida, los bailarines de 26 grupos distintos marcharon bajo un inclemente sol que recordaba las luchas de los indios huachihiles con los soldados que vinieron a conquistar y fundar Saltillo hace 440 años.

El público disfrutó el colorido desfile de los penachos adornados con plumas, de los chalecos de tonos vivos y trajes contrastantes de colores brillantes y cegadores que reflejaron la luz solar durante todo el trayecto hacia el lugar de confluencia: La Catedral de Santiago.

La unión del tambor con los pies de los danzantes inducían a los observadores a un estado en el cual los participantes parecían transformarse en visiones de un pasado que cobraba vida en las calles.

La procesión siguió el camino marcado hacia el centro religioso más grande de la ciudad. Como una alegoría artística del camino del Evangelio que los españoles dieron a los pobladores originales de la Villa de Santiago.

En la Plaza de Armas desembocó el río de danzantes, quienes dejaron sus penachos parecidos a peces de colores. Al dividirse, cada uno de los grupos de danzantes tomó un espacio definido del lugar para mostrar su talento y llenar el Centro Histórico con el peculiar sonido de sus sandalias tapizadas con metal, al ritmo de poderosos tambores y sonajas.

Con una duración cercana a las tres horas, el evento terminó para dar paso al cuarto concierto del Festival Internacional Saltillo 2017. Los músicos colombianos de Ondatropica dieron un giro de 360 grados al ritmo tradicional saltillense de los matlachines, cambiando el ambiente con sonidos alegres y movidos de la cumbia y diversos géneros caribeños.