David Dorantes | Ciudad de México.- En menos de un año, el país vivirá el proceso electoral más incierto de su historia contemporánea; por un lado, existe la posibilidad del arribo de la izquierda morenista y por el otro, continuar con una derecha que hasta este momento no tiene nombre, partido o incluso una probable causa.

En ese sentido, México está en el acomodo de las grandes reformas estructurales bajo el recrudecimiento de todas las facetas que tiene el crimen organizado, en medio de señalamientos profundos de actos de corrupción de los gobernantes.

Lo anterior marca el contexto que tiene el proceso electoral rumbo a la Presidencia, que inicia la primera semana de septiembre, señala Kenny Denisse Arroyo González, estratega política de origen chihuahuense.

“Hay dos Méxicos, uno que crece, grandes inversiones, desarrollo turístico, más empleo aunque mal pagado y por otro, un México con problemas tales como pobreza, hambre, impunidad y corrupción.

“El panorama que veo para el país es complicado, pero no pesimista. Creo que hay líderes capaces de poder generar un mayor estado de bienestar que por un lado permita el desarrollo y por otro atienda el desencanto, así como el coraje de los mexicanos que siguen viviendo en estado precario”, expresa Arroyo González.

Creencias de origen

“Hace tiempo leí un libro que se llama El Priista que Todos Llevamos Dentro, donde explica que ser priista es una cultura política… los líderes de ese partido están acostumbrados a ser gobierno, no saben ser oposición.

“Es como el panista que aun siendo gobierno se comporta como oposición, el PAN tiene genes opositores. Entonces, no es que el PRI pretenda ostentar la Presidencia, es que cree que lo merece, ese es el gran problema del PRI que se ha agudizado en los últimos años”.

La especialista y exasesora en el Gobierno de Chihuahua, enfatiza que la postura señalada mantiene al tricolor alejado de sus propios militantes, una “patología política” que abrió la puerta para otros grupos como Morena”.

‘Humor social’

La estratega compara la situación que impera alrededor de Andrés Manuel López Obrador, líder del Movimiento de regeneración Nacional (Morena), con el panorama que viven los venezolanos.

“Los ciudadanos que están enojados con el sistema político, aquí y en otros países van en la búsqueda de un mesías, eso pasó en Venezuela, Ecuador, Bolivia y en cierta manera en Argentina.

“Los electores se identifican con el personaje rebelde, con el que ataca al sistema, el que habla su mismo lenguaje, y así surgieron líderes como Chávez, Evo Morales y Correa.

Misma situación, afirma, se avizora en México un cambio per se, sin medir las consecuencias, lo que tiene preocupado al sistema y a los partidos tradicionales.

“Diría que Morena es un partido político que está capitalizando el humor social a su favor. Ese movimiento entendió el tiempo así como el estado de ánimo de la población, construyó un mensaje que conecta”.

Fractura eterna

Mientras tanto, en la agenda política interna del PAN hay un movimiento contra su presidente nacional, Ricardo Anaya Cortés, que en la opinión pública se refleja como una fractura que pudiera arrebatarles la posibilidad de regresar a Los Pinos.

Pero en la realidad que observa la estrategia política, refiere que es una condición propia de los panistas, sin ser necesariamente algo nuevo.

“Decía que el PAN tiene genes opositores y así es en las asambleas panistas para elegir a sus dirigentes o candidatos –dicen que son más democráticas y quizá sí lo sean–, pero se desgarran las vestiduras y al salir a la competencia electoral van debilitados.

“El PAN está fracturado, pero siempre ha sido así, sí hay grupos que no se unen ni con dedazo, ni con negociación, ni nada, porque la fractura forma parte de su esencia”.

Disciplina, la clave

Sobre el plan de acción de partidos y contendientes para el proceso de 2018, Arroyo González señala que son fundamentales la estrategia y la creatividad.

“Uno de mis maestros de la George Washington University decía una frase que siempre tengo presente: ‘Una campaña con plan de campaña puede ganar o puede perder, pero una campaña sin plan va a perder’. Bajo esta regla, no hay nada imposible, sólo situaciones complejas”.

Comenta que todos los candidatos tienen sus pros y contras, pero “lo más malo de un candidato es su falta de disciplina, no apegarse al plan, no tomar en cuenta las recomendaciones, no respetar su mensaje y creo que lo peor es no tener un buen equipo de trabajo”.

En sus conferencias, Arroyo puntualiza que la política es el arte de crear oportunidades; en ese sentido, ha trabajado con buenos candidatos en México y Sudamérica. Recientemente estuvo de la mano de la mejor estratega de latinoamérica –Gisela Rubach Lueters–, en la estrategia política de Alfredo del Mazo, en el Estado de México.

“Un buen candidato debe tener vocación, es lo primero –pero no todos la tienen–, después es disciplina, congruencia, claridad en su mensaje, entender el plan de campaña y apegarse a él”.

“Ahí (en Edomex) hicimos estrategia a nivel sección, porque los tiempos actuales así lo exigen. Cada vez más debemos entender al elector y segmentar el mensaje de acuerdo con el número de targets que determines”.

PRI, hacia 2018

Kenny Arroyo, como estratega de la mano de Gisela Rubach en el Estado de México, vivió muchos matices desde el cuarto de guerra hasta las más recónditas seccionales de la entidad.

“El Estado de México es complejo y diverso; es como un país dentro de otro país, 125 municipios con diferentes matices, pero además, digamos que en este momento de la historia es la cuna de la política mexicana”.

Sobre los tiempos para seleccionar al candidato tricolor a la Presidencia de la República, comenta que ve a algunos actores acelerados, pero a ninguno realmente posicionado.

“Eso es preocupante en el PRI, y en otros partidos hay ausencia de liderazgos que cautiven y generen confianza, creo que a eso se debe la demora”.

Con respecto a los factores que están motivando la pérdida de adeptos, comenta: “Creo que el PRI ha perdido ‘membresías’, y eso se debe a los escándalos de corrupción, la falta de sensibilidad para atender tragedias sociales, la ausencia de estrategia comunicacional y la lejanía de los líderes con los electores”.

Para amainar el voto anti-PRI –dice– debe atender sus propias debilidades, sancionar a los corruptos, atender puntualmente las demandas sociales, conocer profundamente al electorado, comunicar de manera estratégica y generar cercanía.

*David Dorantes es periodista especializado en el sector energético y consultor en comunicación política.
– Premio nacional de Periodismo como Mejor Corresponsal del Año (2011).
– Premio trayectoria en Comunicación (2016) por el Senado de la República de México.
– Becario del Departamento de estado (International Exchange Alumni) en Estados Unidos y cobertura de las elecciones de Barack Obama (2012).