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Por El Universal
Publicado el sábado, 24 de enero del 2009 a las 20:41
Mérida, Yucatán.- Una encerrona exitosa con seis bureles algunos famosos toreros lo intentaron, pero Michel Lagravere Macrerco, Michelito, dice estar dispuesto a lograrlo este sábado en la plaza de Mérida, aun con la prohibición de la Procuraduría de la Defensa del Menor y la Familia… porque sólo tiene 11 años.
“Nadie me puede prohibir torear y menos ante mis yucatecos del alma, porque soy yucateco”, dice Michelito, con decisión.
Hijo de padre francés y madre tabasqueña, Lagravere Macrerco inició su carrera taurina a los cuatro años de edad en ranchos y corrales de los pequeños poblados de Yucatán, impulsado por su padre, Michel Lagravere Bonet, quien se ha preocupado por enseñarle las artes y faenas del toreo, una afición que, a su vez, heredó de su progenitor.
Michel ha participado en al menos 60 corridas, se presentó al público a los cinco años, y mató su primer becerro a los nueve.
Al preparar su traje de luces, Michel dijo que la encerrona de este sábado con seis toros le permitirá romper un Récord Guiness, luego de que en Lima, Perú, mató a cuatro toros en la Plaza de Achó, para salir en hombros.
Aún ayer por la tarde, los boletos para el espectáculo en la Plaza de Toros Mérida seguían vendiéndose.
Sin embargo, según la Procuraduría del Menor y la Familia en Yucatán, Michelito no debe torear porque es un niño y pondría en peligro su vida. Ante esa recomendación, el ayuntamiento de Mérida prohibió el espectáculo.
Pero Michel aseguró que su presentación en la plaza de Mérida“ se realizará a como dé lugar” y dijo que espera que la Comisión de los Derechos Humanos en Yucatán no se oponga.
“No lo hago por dinero”
En la modesta casa de sus abuelos maternos, Carlos Peniche Ruíz y Teresa Macrerco, de la calle 60 con 71 del centro de Mérida, Michel está acompañado por sus hermanos André, de nueve años, y Margot, de seis.
Ahí, el pequeño torero insiste en que le daría mucha tristeza que las autoridades no le permitieran la “encerrona” cuando se lo han permitido en Guatemala, Perú y Francia.
“La gente me tira monedas, no me pagan sueldo, solo mis gastos, pero no lo hago por dinero; eso vendrá después. Yo quiero ahorita torear… nadie me obliga, es mentira”, reiteró.
Cursa el quinto año de primaria en la escuela Gonzalo López Manzanero, de Mérida, tiene promedió de entre 8 y 9 de calificación.
El niño, de toreo diestro, aseguró que aunque lleva sangre francesa, es y se siente yucateco.
Aseguró que antes de salir a torear repasa las recomendaciones de su padre, “de cómo mover el capote, hacer las vueltas y mirar al toro”. Luego piensa en su madre y en la Virgen de Guadalupe y, tras segundos de nervios, mira al toro y todo es diferente, se envuelve en el arte de torear.
En esos momentos se olvida de los 200 kilogramos del animal y de que él, con su 1.28 metro de estatura, no podrá superarlo en tamaño, pero si con arte.
“La familia no busca lucrar con la afición de su hijo”, dicen los abuelos, mientras los padres tratan de cambiar la orden municipal que los sancionará si realizan la función. Pero Michelito está convencido de que romperá su récord porque “nací y moriré toreando”.
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