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Publicado el domingo, 15 de febrero del 2009 a las 16:10
México, DF.- Legionarios de Cristo, la congregación que encabezaba el padre Marcial Maciel, está exigiendo que se revelen todos los casos de pederastia que ahí se perpetraron.
Y es que los abusos sexuales denunciados contra el fundador de la Legión de Cristo son heridas abiertas que ponen en tela de juicio la verdadera labor de la Iglesia y la credulidad respecto al sacerdocio.
Si bien el trabajo de Maciel es digno de reconocimiento, el escándalo y la paternidad del prelado mexicano –presuntamente concibió una hija con una adolescente de 15 años– mantienen bajo los reflectores de la prensa a los ex Legionarios que se atrevieron a denunciar el abuso de que fueron víctimas mientras estudiaban en el seminario de la Legión de Cristo.
El profesor José Barba Martín, catedrático del Instituto Nacional Autónomo de México, está exigiendo al Vaticano investigar lo que pasó en esta congregación, en la que el abuso sicológico y sexual prevalecieron durante varias décadas.
“Se trata de un asunto delicado, hay al menos 30 testimonios que documentan las atrocidades del Padre Maciel… algunos de los ex legionarios aseguran que el sacerdote resultó ser un verdadero pederasta”.
Además, “testigos que aparecen en la lista que tiene el fiscal del caso, Charles J. Scicluna, afirman que Marcial Maciel gustaba de tener sexo con dos niños a la vez”, revela Barba durante la entrevista para Zócalo.
Tiene aliados La investigación está en manos del Papa Benedicto XVI, quien se desempeñó como fiscal del caso. Barba asegura que el sistema judicial de la Iglesia católica dejó en claro un defecto. El Vaticano –considera Barba– convirtió “los crímenes del padre Maciel en pecados”.
“… (Se) invita al padre Maciel a una vida reservada, de penitencia y oración, renunciando a cualquier tipo de ministerio”. Ese fue su castigo.
VÍCTIMA DE MACIEL, RECONSTRUYENDO SU VIDA Marcial Maciel, sacerdote fundador de la Legión de Cristo falleció hace un año y sus seguidores reconocieron la paternidad de prelado mexicano. Se trata de una historia construida bajo la sombra.
Para José Barba Martín, profesor investigador del Instituto Tecnológico Autónomo del Norte (ITAM), la vida del padre Maciel empezó a ser cuestionada, mientras el entonces cardenal Joseph Raztiger, hoy papa Benedicto XVI, designado para investigar el caso, intentaba minimizar las acusaciones de abuso infantil contra uno de los más influyentes hombres del Vaticano.
Transcurrió mucho tiempo antes que la Santa Sede atendiera el llamado de los ex legionarios abusados por el padre Maciel, cuando eran unos niños. Los ex seminaristas, entre los que se incluye al doctor Barba Martín, enviaron en el mes de noviembre de 1997 una queja al sistema de justicia de la Santa Sede, en Roma.
Nunca se dio respuesta y las arbitrariedades siguen sin ser castigadas. Finalmente y después de publicar la historia en un impreso estadounidense, se volcaron las versiones en contra y a favor de Maciel, mientras el Vaticano guardaba silencio.
Barba, una de las víctimas del padre Marcial Maciel, habla en exclusiva para Zócalo en esta última entrega de la entrevista sobre el caso Maciel.
El catedrático del ITAM accede a la charla en un restaurante de la Ciudad de México, en la avenida Insurgentes Sur, donde comparte la experiencia. Durante años guardó silencio, luego se unió a los ex legionarios afectados por la pederastia que practicó el fundador de la Legión de Cristo.
Durante cuatro horas y departiendo la cena, Barba abunda en este cruel pasaje de su vida y vuelve el tiempo. Se le hace un nudo en la garganta al profesor que domina varios idiomas y que vive solo, sin su familia. Su mirada lo dice todo: es angustia, es dolor…
Barba Martín, en los últimos días asediado por los reporteros de medios nacionales y del extranjero, recuerda a detalle lo que vivió. Los supuestos masajes que requería Maciel en su recámara o en el área de enfermería del instituto, quien usaba el pretexto perfecto para que las manos de los seminaristas de 12 años, acariciaran su cuerpo, hasta llegar al orgasmo, hasta alcanzar el placer del sacerdote, al que Juan Pablo II definía como un santo viviente.
TRES AÑOS EN REHABILITACIÓN Dice enfrentar momentos difíciles, porque al estar casado había espacios de mucha tristeza al recordar “algunas cosas”, porque había un sentimiento de traición.
Curiosamente recuerda el catedrático del ITAM, que Maciel le escribió en uno de los momentos más álgidos de la depresión. Las crisis no cesaron y decidió separarse de su esposa, luego de 19 años de casado. Barba Martín tiene tres hijos, dos mujeres y un hombre, y es abuelo.
Sus hijas viven en Canadá. Allá hicieron sus vidas y pocas veces visitan México. Barba, las visita dos veces por año y dice que a su hijo lo ve muy poco, no supe educarlo bien… de hecho –revela entre una ligera pausa –sigue distanciado y con una relación con pocas esperanzas de prosperar. Es un buen muchacho, pero nuestra relación no es muy buena.
“Creo que mis problemas tuvieron que ver con la falta de comprensión de la realidad femenina en diversos aspectos, porque el padre Maciel nos hablaba mal de las mujeres, lo hacía sutilmente. Nos presentaba a la mujer como fuente de pecado y fuente de ingresos”, agrega durante la charla en una de las mesas del bistro.
El ex legionario de Cristo, asegura que como benefactoras, “las damas eran siempre factor de capital, como personas, eran peligrosas, eran objeto de pecado, eso era lo que nos decía Maciel”.
Cuando empezó a ventilar su caso de abuso sexual en los medios mexicanos, mientras se transmitía el programa de Ciro Gómez Leyva, en el año 1997, había pasado una media hora de transmisión de la grabación con su testimonio, cuando le entró una llamada a su teléfono móvil. Era su hija que estudiaba fuera del país, y lo estaba viendo.
“Recuerdo muy bien, estaba llorando muchísimo… me dijo: ‘papá, te hicieron mucho daño, y a través de ti nos hicieron tanto daño a nosotros’”, agrega mientras come un trozo de salmón.
Dice que su hija ahora rastrea los artículos que se publican sobre el tema Maciel. Y recuerdan cuando la primera vez, cuando el programa de Ciro Gómez Leyva que ventilaba el asunto, y estaba hecha un mar de llanto.
Barba la describe como una mujer muy bonita, muy finita, muy espiritual, es la que se parece a él –comparte –en lo intelectual. Es muy inteligente, pero más pragmática.
Los recuerdos vuelven a Barba al pasado. A sus años de juventud, de creyente en Maciel y su vida en el seminario. Los efectos de la pederastia de Maciel, siguen sin ser superados y el dolor sigue en el corazón del profesor José Barba Martín.
¿Por qué todos nos lo callamos tanto tiempo? ¡Ah, Santo Padre, si tantas bocas calladas dentro y fuera de la Legión de Cristo hablaran ahora, valientemente leales a la verdad y a la Iglesia, y menos amordazadas por el largo hábito de la incondicional pertenencia institucional, o por el temor de perder, ya fuera, su imagen social o ciertos beneficios generados por su silencio!
Ved: como casi todos entrábamos muy jóvenes en la institución, por ello viven aún muchos sabedores de la realidad de las tristes verdades expuestas: unos que sí hemos escrito nuestro testimonio y otros que no lo han hecho, de que el mal moral del abuso sexual, del mal ejemplo de la inveterada adicción al uso de la morfina en privado pero delante de nosotros y de otros, de los cuales varios tenían, incluso, que conseguírsela, y del profundo y arraigado hábito de simulación y engaño por parte del padre Marcial Maciel Degollado tuvieron su origen desde las primeras décadas de la Legión de Cristo.
Los firmantes de esta carta de denuncia contra Marcial Maciel son todos hombres con una probada solvencia en sus vidas y profesiones. – Félix Alarcón Hoyos es un sacerdote español que ejerce en Estados Unidos; – Saúl Barrales Arellano es profesor de un colegio católico; EN SILENCIO LA PEDERASTIA
» Marcial Maciel había nacido en una familia prominente que incluía cuatro obispos.
» En 1926, Jesús Degollado, tío de Maciel, liberó a tropas de cristeros en batalla. Era la Guerra Cristera en México.
» Desde temprana edad, Maciel asumió una espiritualidad militante, que según dijo, salvaría a la Iglesia de un mundo corrupto.
» Los legionarios de Cristo, no tenían idea de que Maciel había sido expulsado de dos seminarios, bajo circunstancias que nunca se dieron a conocer. A pesar de tener tíos en el Obispado, ningún otro seminario lo aceptaría. Uno de sus tíos le permitió tomar estudios privados y gracias a sus influencias, fue ordenado sacerdote.
» A los 24 años, Marcial Maciel estaba al frente de una nueva orden religiosa.
» Para ampliar el movimiento estuvo en Madrid y apeló ante Francisco Franco. » “Tenemos a un santo como líder”, era lo que decían de Maciel, en Roma.
» “Vocación perdida, condenación certera” era la advertencia de Maciel para los seminaristas abusados sexualmente por él, que pedían su dispensa para abandonar la Legión de Cristo.
» Los afectados por esta doble vida que llevaba Maciel, aseguran que el padre era adicto a la morfina y que obtenía raciones extras de esta droga, gracias a los sobornos que daba a médicos en Roma.
» Maciel usó a sus seminaristas para escribir cartas a personas adineradas, para obtener recursos y seguir con su proyecto de ampliar las instituciones de Legionarios de Cristo.
» Al extenderse el caso de Maciel y al darse a conocer que el cardenal Joseph Ratzinger, ahora Benedicto XVI, reabriría el caso, reporteros del ABC News, en Roma, trataron de abordar a Ratzinger para que hablara del tema.
El prelado se molestó tanto por una de las preguntas hechas por Brian Ross, que lo dejó sin respuesta y casi empujó el micrófono que llevaba en mano el periodista europeo. “Venga a mí cuando el momento le sea dado, todavía no”, fue su respuesta.
» Ratzinger y su personal estaban revisando cientos de casos de pederastia y abusos de sacerdotes en todo el mundo, decidiendo si los separarían del sacerdocio o no. Lo malo fue que algunos sacerdotes y obispos renunciaron al cargo, pero fueron recompensados por el Vaticano, que sólo los reubicaba para evitar que el rumor siguiera creciendo.
» Charles Scicluna, juez canónico, fue nombrado para continuar con el caso. Se reunió en Nueva York con Juan Vaca, a principios del mes de abril de 2005. Vaca es profesor universitario y se incorporó a la Legión de Cristo en 1947, cuando tenía 10 años de edad. Su testimonio fue anexado a los de José Barba Martín, Arturo Jurado Guzmán, Saúl Barriales y Alejandro Espinoza.
» En 1976 sacerdotes y seminaristas neoyorkinos enviaron cartas con testimonios de 20 legionarios abusados por el padre Maciel. Las cartas fueron recibidas en la Santa Sede, pero nunca fueron tomadas en cuenta. Seguía el silencio en la Iglesia.
LA CARTA A SU SANTIDAD JUAN PABLO II Tales personas, Santo Padre, laboran para la institución llamada Legión de Cristo, o han laborado cerca de ella, y jamás habíamos imaginado siquiera que pudieran tener el valor de manifestar la verdad; pero con ellas nunca habíamos tenido razón alguna de conflicto, desde que juntos cantábamos “… congregavit nos in unum Christi amor…”.
Somos un pequeño grupo de ex miembros de la Legión de Cristo los que, con pleno derecho, y ahora aún más en legítima defensa, nos decidimos a declarar la terrible y dolorosa verdad del oscuro mal oculto, casi desde la fundación de su institución, durante más de cuatro décadas, acerca de la encubierta conducta inmoral del mismo fundador y superior general de la Legión de Cristo, el Padre Marcial Maciel Degollado…
Maciel tiene aliados, como el empresario Carlos Slim, quien era partidario del iniciador de la orden de Cristo. Incluso, se dijo que Marcial Maciel había sido exonerado, lo que la oficina del Vaticano nunca confirmó.
Última de tres partes
Cuando Barba Martín, actualmente profesor e investigador del ITAM, abandona la Legión de Cristo, inicia un proceso de rehabilitación. Busca y encuentra ayuda de Poul Lennon, psicoterapeuta y ex legionario, en Estados Unidos. No logra superar el daño causado por el acoso del prelado.
Es verdad, Santidad, que, psicológicamente amordazados y con una mal entendida lealtad a la institución y al padre Marcial Maciel Degollado, siete de los firmantes de esta carta dirigida a Vos (pues uno, para entonces, ya había salido de la institución) ocultamos la verdad y mentimos en nuestra juventud ante los investigadores del Vaticano cuando fuimos interrogados en Roma acerca de su conducta moral, en 1956, y es cierto también que después callamos durante largo tiempo; pero sicólogos, psiquiatras y otros especialistas de las ciencias socias y del espíritu pueden probar que el silencio de las víctimas de cierta clase de abusos, y sobre todo bajo los efectos perdurables de un sometimiento psicológico ,y religioso intenso, mientras más prolongado, es más señalada la hondura del daño causado por la poderosa inhibición interior impuesta por las depredaciones espirituales originadas, en nuestro caso y con tanto dolor y confusión, en aquel de quien menos deberían provenir.
A saber:
– José de J. Barba Martín es catedrático del Instituto Tecnológico Autónomo de México;
– Alejandro Espinosa Alcalá es un importante ganadero;
– Arturo Jurado Guzmán es catedrático de la Escuela de Lenguas del Departamento de Defensa de Estados Unidos;
– Fernando Pérez Olvera es ingeniero químico;
– José Antonio Pérez Olvera es abogado;
– Juan José Vaca Rodríguez, ex sacerdote, estrecho colaborador de Maciel durante tres décadas y ex presidente de Legionarios de Cristo en Estados Unidos.
Obtuvo becas para los muchachos en Comillas, una universidad católica.
Ciudad del Vaticano
Santo Padre
Es con voz de la Biblia y apoyados en el espíritu de la tradición cristiana como solamente deberíamos dirigirnos a Vos, para pedir justicia y que, como reza el título de Vuestra Carta Encíclica Homónima, el esplendor de la verdad se manifieste más allá de todo cálculo de interés humano.
Acudimos a Vos recordando que el Concilio Menor de Sárdica, inmediato al Concilio Primero de Nicea, autoriza a cualquier cristiano para apelar directamente al Papa. Nos acercamos, pues, sin temor de no llegar a ser reconocidos u oídos, no obstante las cerradas barreras con que a veces el mismo Vicario de Cristo se ve cercado cuando es un grupo menor, sin poder político, económico, social o eclesiástico, el que intenta hacerse escuchar por encima de fuerzas establecidas de la naturaleza mencionada.
Autor de la Carta Encíclica Veritatis Splendor
El motivo de esta carta
Quienes ahora os escribimos somos varios hombres cristianos, doblemente víctimas en dos claras épocas de nuestra vida: primero durante nuestra adolescencia y juventud y, luego, en nuestra madurez, por parte de un sacerdote y religioso muy allegado a Vos, que repetidamente abusó, antaño, sexualmente y de otras maneras de nosotros, indefensos, lejos de nuestros padres o tutores, en países diversos y lejanos del nuestro, y que, al haber revelado nosotros la triste verdad de nuestra historia a dos periodistas norteamericanos de buena fe, el año pasado, y, habiendo él sabido por ellos nuestros nombres a través de abogados suyos (sin haber nosotros iniciado demanda legal alguna), acudió o dio instrucciones para que antiguos compañeros nuestros, actualmente fuera de la congregación, de la que el sacerdote ofensor es fundador y todavía actual superior general, dieran falso testimonio contra nosotros diciendo, ante notario público, que, tiempo atrás, los habíamos instado a formar una conspiración contra él, y, a través de él, contra la Iglesia, para acusarlo faltando y haciéndolos faltar a la verdad.
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