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Huracán Gilberto: Hace 21 años fue un caudal de destrucción

  Por Camelia Muñoz

Publicado el jueves, 17 de septiembre del 2009 a las 14:00


La lluvia comenzó a la hora del desfile y no paró hasta el día siguiente, dejando a su paso destrucción en Monterrey y Saltillo.

Saltillo, Coah.- Nadie se lo esperaba, y cómo, si hace 21 años no había un sólo sistema de alerta sobre los fenómenos naturales, y aunque la población y la infraestructura urbana de Saltillo eran tan pequeñas, se pensaba lejana la idea de que pudiera ser azotada por un huracán.

Pero llegó. Fue la madrugada del 17 de septiembre que la fuerte precipitación que dejó “Gilberto” sobre la sierra de Arteaga y sus escurrimientos en la ciudad provocó inundaciones y derrumbes de casas; murieron cinco personas y casi mil más quedaron sin vivienda.

A más de dos décadas de distancia los recuerdos llegan, pero los cambios también, considera Marco Antonio Hernández Mireles, jefe de Bomberos en Saltillo, debido a que ahora hay forma de brindar un auxilio más rápido, aunque reconoce que contra la naturaleza poco se puede hacer, y así lo demostró la que consideró ha sido la peor tragedia que le haya tocado vivir.

Y es que “Gilberto” azotó la ciudad con una fuerza jamás imaginable; de hecho, se desconoce aún cuánta lluvia cayó en la ciudad debido a que no había forma de medirla; pero a las 4:00 horas de ese día, el huracán, considerado el más destructor del siglo 20 y que fue calificado como “asesino”, en tierras coahuilenses impulsaba vientos máximos sostenidos de 167 kilómetros por hora y rachas de hasta 194, y su ojo era en ese momento de 37 kilómetros de ancho.

De hecho, esto fue lo que provocó la inundación, puesto que el ojo del huracán pasó por encima de la Sierra Madre Oriental y provocó los estragos en Monterrey y Tamaulipas, en donde se registraron precipitaciones de más de 330 milímetros.

Subía el agua… y los problemas

Pese a que en ese entonces no había tantas colonias como en la actualidad, los problemas fueron surgiendo a medida que el agua subía de nivel y rebasaba el cauce normal de los arroyos de la Región Sureste.

“La lluvia inició a la hora del desfile del 16 de septiembre; era temprano, pero fue hasta los primeros minutos del día siguiente cuando empezamos a recibir los reportes de auxilio en las distintas corporaciones: árboles caídos, carros varados, inundaciones, casas derribadas; en fin, un caos para el que no estábamos preparados”, recuerda.

Agrega que en el amanecer del 17 de septiembre se comenzaron a evaluar los daños; la creciente en los arroyos, en las avenidas, un verdadero desastre, pero lo más triste fue la pérdida de vidas humanas, entre ellas la de Miguel Ángel Gaytán Medina, quien a sus 19 años de edad se desempeñaba como paramédico de la Cruz Roja.

“La ambulancia en la que iba estaba parada en donde antes había un puente, ahí en Los Chorros, y la misma humedad se estaba llevando la carretera. Él fue a dar auxilio a un accidente y en la ambulancia venía una mujer embarazada que también murió”, recuerda Óscar Alejandro Rodríguez, hoy coordinador de paramédicos de la benemérita institución, quien al igual que sus compañeros sabe la historia de uno de los principales ejemplos de lo que es “morir en el cumplimiento del deber”.

La mujer fue identificada como Josefina Rayas, cuyo cuerpo fue localizado días después en el arroyo la Tórtola, a varios kilómetros de distancia de dónde la ambulancia cayó al vacío al derrumbarse la carretera.

Otras personas que perecieron, y de los que dieron cuenta los medios de comunicación en ese entonces, fueron Facundo Cabriales Torres y Arturo Cárdenas Rodríguez, cuyos cuerpos también fueron localizados a varios kilómetros de donde desaparecieron. Otra persona nunca fue hallada.

“Era tan impactante el lugar que había cascadas de agua de lluvia que salían del propio cañón de San Lorenzo”, agrega.

Millonarios daños en carreteras

Los daños en la región fueron cuantiosos; de hecho, casi al mediodía de ese 17 de septiembre, y cuando ya había cesado la lluvia debido a que al chocar el fenómeno natural con la sierra prácticamente perdió su fuerza, las autoridades daban a conocer que se requeriría una inversión de 6 mil 500 millones de pesos para la reconstrucción de la carretera 57, la Saltillo-Monterrey y otras vías afectadas.

Y es que a pocas horas de que empezaron los escurrimientos la ciudad se convirtió en un enorme caos: llamadas de auxilio por todas partes, recuerda Hernández Mireles.

Eran casas que se habían venido abajo, lo mismo en el centro de la ciudad, como en colonias de la periferia que en ese entonces apenas eran Lomas de Lourdes, al sur; y la Aurora al oriente de la ciudad, y en donde las viviendas no lograron soportar la humedad, muchas de ellas construidas con adobe.

“Si bien nos llovió algo en la ciudad, lo más crítico fue lo que vivimos en zonas como Huachichil, San Rafael, Los Lirios; se saturaron las sierras y esto hizo que nos bajará hasta lo que conocemos como el Paso del Águila y de ahí hasta Paredón y el agua nos bajó a la ciudad”, dijo.

Para el capitán de Bomberos, la lección que dejó “Gilberto” es que el fenómeno natural permitió que se diseñaran programas de Protección Civil y de monitoreo por medio del Sistema Meteorológico Nacional, pero aún queda mucha inconsciencia de la gente para no atender los avisos de lluvias y las llamadas de evacuación, consideró.

Nace en Saltillo la Asociación Gilberto

El huracán dejó sin vivienda a varias familias, de ahí que surgiera la necesidad de que la sociedad se organizara y por ello quedó integrada la Asociación Gilberto.

Ésta buscaría a raíz de los acontecimientos y a través del apoyo de la iniciativa privada, recursos para apoyar a la gente que se quedó sin hogar, aunque la consciencia de apoyo a quienes menos tienen no se ha logrado optimizar.

De acuerdo con Plácida Gutiérrez de Gutiérrez siempre será necesario llevar a cabo medidas para apoyar a los desprotegidos, y si bien en ese entonces la Asociación Gilberto logró reunir, con rifas y diversos eventos, más de mil 500 millones de pesos para construir lo que hoy es el albergue que es rentado al Instituto Nacional de Migración como estación para mantener asegurados a los extranjeros indocumentados, ahora se tienen otras necesidades para las cuales también se buscan apoyos, como es el albergue para los estudiantes de escasos recursos de la Escuela de Estudios Forestales.

“La Asociación surgió como una gran necesidad de apoyar en su momento a la gente que lo requería y logramos construir el albergue; está listo para utilizarse en caso de cualquier contingencia”, manifestó.

GILBERTO DEJÓ

» 5 muertos, entre ellos un socorrista de la Cruz Roja.

» La Infraestructura carretera fue destruida, como la vía a Zacatecas y la de Monterrey.

» Se afectó la red de agua potable, que tardó varios días en ser rehabilitada.

» Los daños fueron estimados en más de 6 mil millones de pesos.

» Cerca de mil personas se quedaron sin vivienda.

» 180 familias fueron reubicadas en primera instancia por habitar cerca o sobre
los márgenes de arroyos.

» Duración: 3 de septiembre de 1988, 19 de septiembre de 1988

» Vientos máximos: 295 km/h (durante un minuto)

» Presión mínima: 888 hPa.

» Daños: 5.5 mil millones de dólares (10 mil millones actuales)

» Fallecimientos: 341 directos.

» Áreas afectadas: Islas de Barlovento, Venezuela, Haití, República Dominicana, Jamaica, América central, península de Yucatán, norte de México, Texas, centro y sur de Estados Unidos.

Uno de los peores de la historia

» Comenzó como una tormenta tropical más en el Atlántico. Era el 12 de septiembre de 1988.

» Entonces, nadie imaginaba que se desarrollaba uno de los peores huracanes de la historia. Lo llamaron “Gilberto”.

» Era el tercer huracán de la temporada en el Atlántico. Las cálidas aguas del mar Caribe lo fortalecieron. Llegó a categoría 3, con esa fuerza golpeó Haití, Jamaica e Islas Caimán.

» Dos días después, el 14 de septiembre de 1988, el huracán, ya de categoría 5 y con vientos de 270 kilómetros por hora, se enfiló sobre la península de Yucatán y Cancún.

» Trece horas después, el Golfo de México alimentó al sistema que se enfiló como categoría 5 hacia Tamaulipas.

» Nuevo León y Coahuila veían con curiosidad y desconfianza el avance del Huracán “Gilberto”, que ya se encontraba frente al golfo de México.

» Los periódicos de Monterrey advirtieron del potencial peligro pero había una extraña indiferencia entre la población; hubo quien juzgó de alarmistas y exageradas las recomendaciones que hacía la prensa, donde sugería proveerse de agua potable, alimentos enlatados y mantenerse alejados de los ríos.

» La mañana del 16 de septiembre la llovizna no fue motivo suficiente para suspender el desfile ni en Monterrey ni en Saltillo. En la capital de Nuevo León en la noche comenzó a llover con fuerza y muchos se refugiaron en sus casas. La lluvia parecía no ceder.

» Para sorpresa de la comunidad, “Gilberto” culminó su recorrido en el cerro de La Silla las primeras horas del 17 de septiembre, justo sobre la zona metropolitana de Monterrey: una región donde, se suponía, los huracanes nunca llegaban.

» El río Santa Catarina, que se dijo nunca se llegaría a ver lleno de extremo a extremo, fue el primero en desbordarse.

» “Gilberto” provocó en total 318 muertes: 202 en México, 45 en Jamaica, 30 en Haití, 12 en Guatemala, 5 en Venezuela y la República Dominicana, 3 en Estados Unidos y 2 en Costa Rica y Nicaragua.

» No se tiene una cifra exacta del daño total causado por “Gilberto”, pero se estima que el total para todos los territorios afectados sería de 5 mil millones de dólares (de 1988).

» El nombre “Gilberto” fue retirado en la primavera de 1989, y fue reemplazado por “Gordon” en la temporada de huracanes del Atlántico de 1994.

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